Corinna Larsen (56 años) es su nombre de soltera. Aunque a ella le gusta que la llamen “la princesa alemana Corinna Sayn-Wittgenstein” por haberse casado con el príncipe germánico Casimir, de quien se divorció en 2005. Pero la famosa amante de Juan Carlos I durante años, más que princesa, examante, consultora, comisionista o novia despechada es, por encima de cualquier categoría, una bomba-racimo: últimamente, siempre que puede, deja caer sus declaraciones explosivas, para exhibir y atemorizar con su poder.
No se puede decir que vale más por lo que calla, dada su prodigalidad a la hora de hablar. Como las bombas-racimo, las detonaciones van encadenadas. Actúa el efecto simpatía. De los medios, en este caso.
En las últimas semanas ha publicado en tres idiomas, con un argumentario parecido y, siempre, desde su papel de víctima. Desde que la grabó el comisario Villarejo en Londres, en febrero de 2015 y octubre de 2016, su verdugo era Juan Carlos I, convertido en una especie de lascivo obsesionado por el dinero.
Pero, a medida que la Fiscalía suiza ha apretado con su investigación sobre el dinero de Corinna, la diana contra la que Larsen dirige sus disparos se ha ido agrandando. Así empezó a verse en sus declaraciones a la BBC de Londres, en el semanario Paris Match y, esta semana, en la entrevista que ha concedido al diario español OKdiario. Conviene no olvidar otras revelaciones aparecidas en el diario británico The Telegraph, detrás de las cuales también podría estar la alemana.
En todas sus declaraciones explica su verdad. Una verdad que una fuente muy próxima al Palacio de la Zarzuela enmarcaba este lunes, para EL ESPAÑOL, en una pregunta con contestación implícita: “¿Pero alguien cree aún a esta señora?”.
De su campaña de descrédito contra Juan Carlos I ahora ha pasado directamente a atacar a Felipe VI y, a su vez, a España, país que dice no entender y retrata como un lugar en manos de 100 oligarcas. Las contradicciones de Corinna, leídas todas las entrevistas, son flagrantes: lo mismo dice que lo suyo con Juan Carlos fue un simple romance, sin relación sentimental, que advierte lo contrario: en Paris Match reveló hace unas semanas que Juan Carlos pidió a su padre, enfermo de cáncer, la mano de su hija. Esto fue en 2008.
La astuta rubia
La gran duda, sin embargo, es qué gana Corinna con todos estos escándalos en la prensa, tratándose de una consultora internacional –como ella se presenta-: una profesión de la que se vive gracias a la discreción propia y la confianza ajena.
Una persona que conoce muy de cerca a Corinna Larsen, al haber tenido trato directo y haberla estudiado detenidamente, la describe como una mujer con una enorme capacidad para pensar en el futuro y establecer estrategias de largo alcance. Como las mejores bombas. Por tanto, lo que dice, hace y declara Corinna tiene una finalidad. No da puntada sin hilo. Y así lo parece con un somero análisis de sus últimas declaraciones.
Cada palabra que pronuncia Corinna va destinada a eludir cualquier responsabilidad ante la investigación abierta por el fiscal suizo Bertossa y, a la vez, salvar la donación de 100 millones de dólares que le transfirió Juan Carlos a Bahamas, en 2012. Cien millones ya gastados, en parte, en propiedades en Nueva York y Londres.
¿Pero por qué ataca tan directamente a Felipe VI, pone en duda a la monarquía y desacredita el sistema democrático español? Hay quien habla de la venganza de una mujer herida, mientras otros analistas entienden que detrás del intento de debilitamiento del régimen de monarquía parlamentaria de España hay una operación contra la misma estabilidad de Europa. Y en este escenario es donde aparecen personajes como el magnate norteamericano George Soros y, sobre todo, el presidente de Rusia, Vladimir Putin.
Así se ve en Zarzuela
Una persona muy próxima a Palacio contestaba este lunes a este diario el porqué de la campaña obsesiva de Corinna contra Felipe VI, informa Cristina Coro:
1. “Le salió mal cuando amenazó al Rey con sacar los trapos sucios de su padre y fue el mismo Felipe VI quien lo aclaró todo. Eso la dejó sin munición. Lo cual no quiere decir que cada vez que esta señora diga cosas como las que dice, no nos fastidie todo el trabajo de una semana”.
(A Corinna le salió mal por lo siguiente: la voz próxima a la Casa se refiere a la carta que el despacho británico de abogados Kobre&Kim, en nombre de la exprincesa, envió a la Casa del Rey el 5 de marzo de 2019 advirtiendo que Felipe VI era beneficiario de la Fundación Lucum, y heredero de sus bienes, cuando Juan Carlos muriese. Recuérdese que desde Lucum el emérito transfirió a Corinna los 100 millones de dólares en 2012.
Jaime Alfonsín, jefe de la Casa Real, respondió al bufete británico el 21 de marzo de 2019 que no solamente no iban a establecer ningún canal de comunicación, sino que advertía de posibles acciones judiciales si persistían en sus insinuaciones contra Felipe VI. El 12 de abril de 2019, ante un notario de Madrid, Felipe renunciaba a cualquier herencia que pudiera recibir tras la muerte de su padre. Esta declaración notarial no se conoció hasta marzo de 2020).
2. “Lo que peor nos sienta es que esta mujer intente lavar su imagen diciendo que lo suyo fue una historia de amor y no de negocios. ¿Pero alguien cree a esta señora?”
3. “Se permite hablar de la Ley de Transparencia de Felipe VI. Ella, precisamente…”
4. “Lo más llamativo de lo que hemos podido leer hoy es su tono y sus consideraciones ideológicas, por llamarlas de alguna manera. Parecerían inspiradas por Podemos”.
5. “Por cierto, en Zarzuela no hay ninguna sala de tesorería. Allí no se cuentan billetes. No se tiene casi espacio para los despachos como para tener una sala con una máquina para contar los billetes. No se lo cree ni ella”.
En una parte de las declaraciones a OKdiario, efectivamente las palabras de Corinna coinciden con mensajes lanzados estos años por Pablo Iglesias. La exprincesa, que se declara monárquica, afirma que no entiende bien el funcionamiento de España debido a su ascendencia anglosajona y escandinava. Según ella, 100 personas controlan todo en España, un país que funciona casi como una oligarquía, dice.
Su sorprendente sintonía con Podemos en la manera de interpretar la reciente Historia de España va más allá, desprestigiando los 40 últimos años de Transición y la falta de control que ha habido respecto a las actuaciones de la Corona, según dice ella.
¿Qué pretende Corinna con esto? ¿Mancillar la transición española? Es lo que puede parecer a primera vista. Pero la alemana hace disparos de largo alcance. Cuando habla de que durante 40 años Juan Carlos recibió innumerables regalos y transacciones, lo que quiere decir es que se está poniendo el dedo en un episodio pequeño, los 100 millones que ella recibió, cuando, según Corinna, parece como si las aduanas de España, el Banco de España y los bancos españoles hubieran tenido una ventanilla durante decenios dedicada únicamente al capítulo de los chanchullos del Rey.
También para quitar importancia a los 100 millones recibidos de Juan Carlos, Corinna estima la fortuna del emérito en unos 2.000 millones, y cita como fuente diferentes informaciones de The New York Times. Por tanto, ella habría recibido apenas un 5%, que no es nada si se considera que durmió en el sofá de un hospital de Barcelona cuando operaron al entonces rey de un cáncer, en 2011.
Sinuhé y sus tres mujeres
Corinna, con sus bombas racimo, se ha convertido en la gran agitadora contra la monarquía en España y, a rey muerto (Juan Carlos, en sentido figurado), ataca al rey puesto, Felipe VI. Como hace Pablo Iglesias todos los 14 de abril, la examante del padre advierte que el futuro de la monarquía está en manos de los españoles, con un Felipe VI que no puede negar haberse beneficiado de su padre. Según ella, la Constitución española es en parte franquista. Palabra de Corinna Iglesias.
Corinna, descrita como una mujer 10 por Villarejo, y bellísima por periodistas que la han frecuentado, alcanza su máximo registro de astucia cuando habla de otras mujeres del emérito para justificar que Juan Carlos le dio 100 millones porque se lo merecía, en su papel de amante sufridora, cuidadora en el lecho del dolor.
La examante de Juan Carlos acusó a la reina Sofía, en la BBC, de urdir una especie de golpe de Estado para hacer abdicar a su marido, en junio de 2014, y ser sucedido por el hijo de ambos, Felipe VI. En la última entrevista saca a colación a Marta Gayá, antiguo amor del emérito.
Si la menciona no es por celos, sino para su propio beneficio: Corinna explica que Juan Carlos donó a Gayá dos millones en un trámite rápido mientras que con ella, “sin pedir nada”, se tomó su tiempo, para documentarlo bien, para lo cual tuvo que emplear “notarías en España”, dice al diario OK. Y esto por si el fiscal Bertossa duda de que los 100 millones son suyos, donados, meditados y bien donados. Porque “no puedes discutirle a un hombre lo que quiere donar”.
En cierto modo, este capítulo de las mujeres explicado por Corinna parece un trasunto de Sinuhé el egipcio, la novela de Mika Walkari que narra la historia de un médico seducido y entregado al fatal destino de una cortesana, Nefernefernefer (tres veces bella), con otras dos mujeres más, Minea, idealizada, que sería Sofía, y el amor adulto de Sinuhé, Merit (interpretado en la película por Jean Simmons), con la mallorquina Marta Gayá en el papel real.
El enamorado médico entrega a la femme fatale lo último que le queda, sus instrumentos de cirujano. “Se ha quedado con todo lo que tenía”, le decía Juan Carlos a un amigo, años después de transferir el dinero a Corinna y quedarse sin pasta y sin amante.
La amiga de Putin
Según otras fuentes, la operación Corinna contra Juan Carlos, contra el hijo de éste, contra la monarquía y, en definitiva, contra España, esconde una carga de profundidad: la debilitación de Europa, al ser nuestro país uno de los cinco países comunitarios más importantes.
La relación de Corinna con el mandatario ruso Vladimir Putin es conocida. Se afirma que ella tiene la entrada franca al Kremlin. En una de las grabaciones encontradas del comisario Villarejo, que hasta se autogrababa él mismo, dice: “Esta pava (refiriéndose a Corinna) está enrollada yo no sé si es con Putin o con su segundo”.
Juan Carlos I también ha tenido un contacto cercano con el mandatario ruso. Aunque el episodio más conocido de Juan Carlos en aquellas noveladas estepas fue cuando en 2006 abatió a Mitrofán, un oso borracho que le pusieron a tiro, el emérito ha viajado frecuentemente a Rusia y ha cerrado acuerdos comerciales para España.
Corinna, con Juan Carlos como embajador plenipotenciario, participó en el intento de compra de Repsol por parte de la compañía rusa Lukoil. Putin también estaba detrás. El español Roberto Centeno defendió la operación, por creerla ventajosa para España. No fructificó, como tampoco la entrada en Enagás. El modelo a seguir era Cepsa, que cayó en manos de los Emiratos.
Es sabido que Rusia está teniendo un papel activo en desestabilizar países de Europa con actuaciones en redes sociales y ciberataques. Corinna ha presumido de sus relaciones con el Kremlin y con otros mandatarios como Alberto de Mónaco. Ha declarado sentirse respaldada y protegida por sus amigos mandatarios poderosos.
Tanto es así que cuando el director de EL ESPAÑOL, Pedro J. Ramírez, se reunió con ella en Londres en mayo de 2013, Corinna iba “protegida por un aparatoso despliegue de seguridad que bloqueó la calle”. Lo relató él mismo en una carta dominical publicada el 15 de julio de 2018: “Luego supimos que aquella cápsula de protección, que incluía numerosas personas y vehículos, procedía de los servicios secretos rusos, a modo de dispositivo de contra vigilancia”.
Pilar Urbano, una de las periodistas mejor informadas de España y con fuentes en los servicios secretos y en Zarzuela, denunció que un personaje como el multimillonario George Soros ha tenido un sospechoso comportamiento en la desestabilización de Cataluña y, por ende, de España. Y que manos ocultas también podrían estar detrás de los ataques a la monarquía española como los que estamos viviendo. La mayor de las veces, no es amor todo lo que reluce.