La pregunta se repite, de nuevo, casi como un mantra: ¿dónde está el ministro de Universidades, Manuel Castells? La semana que viene, este coronavírico 2020 entra en el mes de septiembre y con él llegará la vuelta a clase de las universidades. Y lo hace paradoja mediante: el pico de contagios llevó a los centros a cerrar y volverán a abrir en el albor de la segunda oleada. Ante este confuso panorama afloran las dudas de los 1,5 millones de universitarios y muchas son las voces que piden que aparezca en público para calmar los ánimos. Pero ya costó su primera rueda de prensa antes de que finalizase el curso, con las dudas sobre exámenes y matrículas, y va costando que vuelva a aparecer. Mientras, el tiempo corre.
Según ha podido saber EL ESPAÑOL, el ministro Castells se fue de vacaciones a principios de agosto coincidiendo con el periodo de descanso relativo y ya volvió a Madrid la semana pasada. Ese tiempo de vacaciones, sin embargo, lo ha pasado “de guardia”, teletrabajando y terminando de cerrar el curso anterior y preparando el que viene, según aseguran desde su Ministerio. Y hay más. Fuentes ministeriales aseguran a este diario que volverá a comparecer en una rueda de prensa próximamente. Será la segunda que da.
Poco más hay que bucear para darse cuenta de que Castells es un ministro atípico. Al margen de su forma de expresarse, desde que le nombraron el 13 de enero, han pasado 227 días este miércoles. En todo ese tiempo sólo ha dado una rueda de prensa -el 23 de abril-. Ha hablado una vez en el Congreso -el 21 de febrero- y otra en el Senado -el 23 de junio-, y hasta ahí sus discursos de cara al público, al margen de las innumerables reuniones en las que sí ha participado. La última vez que habló en público fue el 30 de junio en los Cursos de Verano de la Universidad Complutense de Madrid, pero ahí ni siquiera lo hizo en calidad de ministro sino de sociólogo, según él mismo dijo.
Detrás de todo esto se esconde su subrayada animadversión a aparecer de cara a la galería y el temor por su salud, ya que tiene una edad avanzada (78 años) y patologías previas que le hacen evitar la Covid-19 a toda costa. A ello hay que sumar que, en realidad, las universidades están dotadas de autonomía y las competencias son de las comunidades. Pero eso no descarta su papel como referente responsable de coordinar, tomar la iniciativa, tutelar y, luego, explicárselo a los demás.
Así, se van añadiendo un elemento tras otro para acabar siempre en el mismo punto: la pregunta de dónde está Manuel Castells, como si fuera un estudiante haciendo pellas, echando el cigarrito en el patio de recreo en vez de atendiendo a la aburrida fórmula de la hipotenusa y los catetos. En esa línea, el Partido Popular, que ha visto en su absentismo escolar un arma contra el Gobierno, ha registrado este martes en el Congreso una petición de comparecencia de Castells para que explique las medidas que tiene previsto aplicar para una vuelta a las universidades segura.
Sus problemas de salud
A mediados del pasado mes de abril la situación de Manuel Castells era cuasi paralela a la de ahora. Los estudiantes universitarios habían tenido que dejar sus aulas para atender a la llamada del confinamiento y había muchas incógnitas sobre cómo iban a cerrar el curso y hacer los exámenes. Al margen de la autonomía de las universidades, las dudas se acumulaban y no aparecía un Castells que sirviera para calmar los ánimos. Finalmente apareció un día 23, tras un primer amago en el que iba a comparecer pero que canceló en el último minuto. Y cuando lo hizo, dijo que el regreso a las aulas se haría con normalidad dependiendo “de que el mundo no se hunda definitivamente”.
Bien. Hoy, aunque dirigidas a otras cuestiones, el número de dudas es el mismo y cabe hasta preguntarse si con la segunda oleada el mundo se va a venir abajo. ¿Cómo se va a garantizar la salud de universitarios y profesores? ¿qué se hará en aquellas aulas en las que no se pueda mantener una distancia de dos metros sin dejar a parte de los alumnos en la puerta? ¿El sistema de becas va a tener en cuenta sólo el ejercicio de 2019, cuando este 2020 está siendo destructivo con la economía familiar?
EL ESPAÑOL ya habló con el círculo cercano de Manuel Castells en abril, cuando no aparecía en los medios ni en las ruedas de prensa aunque sí que participaba en reuniones telemáticas que no eran públicas. Según comentaron a este diario, su desaparición se debía a dos causas. La primera y más evidente, que no le gusta comparecer en público. Nunca le ha gustado. Pero la segunda es una cuestión de salud.
En 1993, cuando Castells gastaba 51 años de edad y se acababa de casar con su actual mujer, Emma Kiselyova, le diagnosticaron un cáncer de riñón. En ese momento le dieron tres años de vida que luego se ha visto que se le quedaban cortos, a pesar de que también sufrió algún infarto. Pero con la llegada del coronavirus, Castells ha redoblado las precauciones. No vaya a ser.
Así, el ministro limita al máximo sus movimientos. Vive en Madrid, en una residencia de Patrimonio Nacional. Se trata de una solución habitacional habitual para los ministros que, en el momento en el que son nombrados, residen fuera de la capital y él lo hacía a caballo entre Barcelona y Estados Unidos. Según comenta su círculo, cuando tiene que ir a su despacho en el Ministerio tiene en cuenta todas las precauciones. Sin embargo, prefiere trabajar desde la vivienda y participa en la mayoría de reuniones de manera telemática.
La próxima rueda de prensa
En el Consejo de Ministros que se ha celebrado este martes, el vicepresidente Pablo Iglesias ha criticado la “falta de liderazgo” que muestra la titular de la cartera de Educación, Isabel Celaá. Curiosamente, esa es exactamente la misma crítica a la que se enfrenta Manuel Castells, que representa a parte de la cuota de Podemos en el Gobierno. Pero en el pasado ya salió a defenderle diciendo que “trabaja muchas horas”, aunque no compareciera.
Ahora, sólo queda preguntar a los estudiantes. “Es una persona bastante accesible, también lo es su gabinete, aunque no haga apariciones públicas”, explica Andrea Paricio, presidenta de la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas (CREUP) y que participa en las reuniones con el ministro. “Siempre ha estado a disposición de los estudiantes pero tenía que haber hecho alguna (comparecencia) más, porque la situación de incertidumbre de las universidades es bastante intensa ahora mismo”, añade, Paricio.
“Los estudiantes no saben qué va a pasar el curso que viene. Tampoco entendemos las razones por las que no aparece. Creemos que no comparece porque las competencias están transferidas y es un ministerio de coordinación”, añade. “Pero alguna comparecencia más, en estas circunstancias, no habría venido mal”, apuntala.
Ahora, toca ser optimista. Aunque la agenda del ministro Castells, de manera oficial, parece vacía, a finales de esta semana se reunirá comisión delegada de la Conferencia General de Política Universitaria y, a principios de la que viene, con la conferencia de rectores, la Crue. Ya sí, después de aquello, es vox populi en el ámbito universitario que dará una rueda de prensa, extremo confirmado por su Ministerio. Será la segunda que da. El colectivo que depende de él espera que no sea demasiado tarde.
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