"Estamos en guerra. Quizás la guerra más importante de la humanidad". Días antes de la simpar concentración que se produjo este domingo en la plaza de Colón, uno de sus promotores ya advertía de la seriedad del asunto. Lo hizo en su canal de Youtube, que horas después sería clausurado. Había que aparecer allí, sugería, para vociferar a toda potencia y alzar la voz contra las cosas importantes, señalando a los verdaderos culpables de lo que para ellos resulta ser una gigantesca farsa mundial: la pandemia del coronavirus.
Fernando Vizcaíno Carles es el nombre de la persona que solicitó la manifestación a la Delegación del Gobierno en Madrid. Es profesor de yoga desde hace años en Valencia. Se trata de su principal ocupación. Su tiempo libre lo dedica a escribir distintos libros sobre la consciencia y otro tipo de materias que se enmarcan en el universo de las terapias alternativas.
También organizador de retiros esotéricos y de actividades tan estrafalarias como talleres "para el desarrollo de la intuición y sensibilidad energética", Fernando es uno de los instigadores de las consignas que se profirieron en contra el uso de las mascarillas -que "enferman y envenenan", "una auténtica tortura"- contra el gobierno de España, contra Soros, contra las autoridades sanitarias mundiales.
El profesor creó hace semanas el canal de youtube 'Revelión en la Granja' para difundir ahí esos mensajes. Vizcaíno sostiene que "no existe ningún virus apocalíptico", que la pandemia es una mentira orquestada por la élites con la connivencia de los medios de comunicación. "Nos están inculcando una farsa. Cuando la gente descubra cómo nos están engañando con este tema todo lo demás saldrá a la luz".
"La gente que ha muerto realmente por esta nueva sintomatología, la tormenta de citoquinas, los trombos en los pulmones, lo han hecho por lo que han inyectado con las vacunas de la gripe. Está más que comprobado. Y los que no han muerto directamente por eso, han muerto por ser entubados y ampliar la sintomatología provocada por esta toxina, este veneno que han introducido a través de las agujas en el cuerpo de nuestros ancianos y seguramente de algunos médicos". Era el mensaje que lanzaba en uno de esos vídeos dos jornadas antes de la manifestación.
Respuesta de la Delegación del Gobierno
Solo ellos, a quien la verdad les ha sido revelada, aparecieron en el centro de Madrid para manifestarse en contra de las mascarillas y de las medidas restrictivas para frenar los contagios. No faltó por allí Josep Pamies, una de las cabezas visibles del mundo de las pseudociencias y de las terapias sin criterio ni valor científico alguno. Promotor en los últimos meses del MMS (clorito de sodio) para curar el coronavirus. No faltaba nadie.
"Los de arriba contra los de abajo, que somos muchos. Vamos a ir este domingo a Madrid a hacernos escuchar". Sin mascarillas y sin respetar la distancia de seguridad, entre 2.5000 y 3.000 personas se apiñaron en el centro de la céntrica plaza.
También el escritor y político ecologista Esteban Cabal, manifiesto en mano, dio sus argumentos en Colón de porqué considera el coronavirus como una falsa pandemia. "El virus SARS-CoV-2 todavía no ha sido aislado y purificado. No existe evidencia científica para declarar la pandemia y para afirmar que este virus es patógeno. Además están diagnosticando como enfermos a personas que no lo son, porque se basan en unos PCR que son inespecíficos y no son un test de diagnóstico".
Se trata de la manifestación más multitudinaria en España desde que en marzo se decretara el estado de alarma y se confinara a la población para evitar la propagación del virus. Cinco meses después, el virus sigue extendiéndose por todo el mundo y los casos van en aumento en nuestro país, que este fin de semana se ha situado como el décimo del mundo con más casos de Covid-19.
Las imágenes que se vieron este domingo por la tarde en la plaza de Colón de Madrid son alarmantes. Por eso la Delegación del Gobierno en Madrid ha decidido tomar cartas en el asunto y ha anunciado que investigará los hechos ocurridos.
El propio Delegado del Gobierno, José Manuel Franco, lo remarcó en una entrevista durante la mañana de este lunes que actuarían contra los "descerebrados" que se juntaron para proferir las proclamas conspiranoicas.
Organización vía Telegram
"Se investigarán los hechos ocurridos en la concentración contra el uso de mascarillas celebrada en Madrid y tomará las medidas adecuadas ya que esta concentración no se ha desarrollado según lo dispuesto por la Delegación del Gobierno", reza el mensaje publicado en la red social a última hora del domingo.
Los participantes salieron a la calle para protestar contra el uso obligatorio de mascarillas y otras medidas implantadas por el Gobierno para hacer frente al coronavirus. También contra la gestión del Ejecutivo, al que acusan de "atentar contra los derechos humanos", porque, según los manifestantes, "las personas sanas no deberían llevar mascarillas", algo que consideran que es "una auténtica tortura".
No es la primera vez que el movimiento 'Revelión en la Granja' realiza actos para gritar a los cuatro vientos que todo es una enorme teoría de la conspiración, y para denunciar hechos tan exóticos como que la futura vacuna contra la Covid-19 inoculará a la raza humana un chip con el que todos seremos controlados como autómatas.
Pertenecientes al movimiento antivacunas, un nutrido grupo de los más allegados a Fernando Vizcaíno decidieron acampar en junio en Gijón. La denuncia era la misma enarbolada ya por la enorme multitud de este pasado domingo.
Los asistentes que acudieron de todos los puntos de España se organizaron en gran medida a través de distintos canales de Telegram. "Esta gente está asustada, está viviendo una mentira del terror. Tenemos que ayudarles, y por eso tenemos que ir a Madrid miles. Y ojalá muchos más que decenas de miles", insistía el profesor de yoga, días atrás.
De momento, 30 denuncias ya han sido interpuestas por la Policía Nacional a distintos manifestantes que acudieron al lugar. Tenían clara cuál era su misión. "Lo que no nos mata nos hace más fuertes", dijo. Ahora toca esperar a las consecuencias.