La llamada a la Policía a primera hora de la mañana activó todos los protocolos. Los artificieros revisaron el contenido del paquete localizado por el propio personal del centro de menores de Hortaleza (Madrid). En su interior, un bulto que se asemejaba a una granada. ¿Cómo había llegado hasta allí? ¿Quién pretendía causar daños y con qué objetivo? ¿Qué alcance tenía el artefacto?
Los investigadores de la Policía Nacional trabajan para resolver las incógnitas en torno al caso. Los artificieros siguieron las normas establecidas y, ante las sospechas, hicieron explotar una carga de forma controlada para neutralizar la amenaza. Acto seguido, recogieron las evidencias para analizarlas en laboratorio.
A pesar de algunas informaciones difundidas, la granada no tiene nada que ver con el Ejército español. Tampoco es una granada de instrucción de las que se emplean en las Fuerzas Armadas -sin carga explosiva-, puesto que éstas tienen colores llamativos que las identifican.
De acuerdo a un primer análisis de las imágenes, el modelo corresponde con una granada RG-42 de fabricación soviética. Tuvo su auge en la Segunda Guerra Mundial, a partir de 1942; durante décadas y hasta 1980 se emplearon en varios conflictos bélicos que implicaban a la URSS o a sus Estados satélite.
A partir de ese año se optó por la neutralización de los remanentes de la RG-42, que había quedado anticuada en comparación con otros modelos y ofrecía escasas garantías de seguridad. Por Internet, no obstante, aún se pueden encontrar algunas unidades. Todas ellas réplicas, por supuesto.
Se trata de material de coleccionista. Réplicas de las RG-42 que se venden de forma legal y que no tienen que seguir controles estrictos puesto que no contienen ninguna carga explosiva. Es fácil encontrarlas por Internet y su precio ronda los 12 euros en páginas especializadas. La siguiente imagen corresponde al a un lote del portal todocoleccion.net.
¿Se puede elaborar un artefacto a partir de una réplica? En fechas recientes, Guardia Civil y Policía Nacional han llevado a cabo sendos operativos en este sentido. Intervinieron dos talleres clandestinos cuyos propietarios compraban material armamentístico inutilizado vía Internet y que, con los conocimientos y medios adecuados, lo volvían a poner en funcionamiento.
Al llevar tanto tiempo fuera de funcionamiento, las primeras hipótesis apuntan a que el artefacto de Hortaleza es una réplica de una RG-42, posiblemente manipulada con intención de hacerla operativa mediante la incorporación de algún material explosivo. En ningún caso, un artefacto vinculado con las Fuerzas Armadas españolas.
Fuentes policiales detallan que la investigación está abierta y que se busca a la persona que lo puso en el centro de menores de Hortaleza.