La Policía Nacional ha desmantelado, en el marco de la operación Copitos, la mayor plantación de marihuana localizada en Aragón, en las provincias de Huesca y Zaragoza, y ha desarticulado un grupo de origen albanés dedicado a su cultivo y a la comisión de robos con fuerza en establecimientos.
Según informa la Policía Nacional, "la plantación se encontraba en una zona boscosa de difícil acceso, ganando terreno en los pinares de Agüero y Murillo de Gallego".
"Se han incautado 16.000 plantas de marihuana, que arrojan un peso de 3.500 kilogramos", señala la nota de la policía, que añade que "los integrantes de la organización habían levantado campamentos de campaña junto a las plantaciones, lo que les permitía tener los cultivos vigilados las 24 horas del día".
Agrega que "el grupo también se dedicaba a la comisión de robos en gasolineras y bares, por lo que se les imputan otros diez hechos cometidos en las localidades de Huesca, Sariñena y Nueno (Huesca)".
"La investigación se inició en el mes de abril, al detectarse una serie de robos cometidos en distintos bares y gasolineras de la provincia en los que se había utilizado una técnica muy similar. Los autores, tras violentar los accesos del establecimiento, sustraían del interior la máquina de tabaco completa, que era transportada en un carretillo y forzada en algún camino o campo cercano", según el comunicado.
Asimismo, la Policía Nacional informa de que "de las pesquisas realizadas, se averiguó que los robos eran cometidos por un grupo organizado de origen albanés, y que los mismos eran los responsables de diez robos cometidos en Huesca, Sariñena y Nueno".
"Los investigadores detectaron que estos individuos también podrían estar dedicándose al cultivo de grandes cantidades de marihuana en una zona boscosa de difícil acceso situada en las cercanías de Agüero", añade.
A las zonas boscosas se llegaba tras media hora en vehículos todo terreno y otra media hora a través de veredas abiertas en el bosque.
"Los integrantes del grupo habían talado grandes superficies de pinares aprovechando al máximo el terreno para cultivar la marihuana y habían alterado los barrancos para poder almacenar agua, que posteriormente era conducida hasta las plantaciones con mangueras, movidas con bombas de agua alimentadas por generadores de energía eléctrica", explica el comunicado, que añade que "los miembros de la organización eran destinados a las plantaciones por largos periodos de tiempo para mantenerlas continuamente vigiladas".
"Para ello -señala- habían levantado campamentos con todo lo necesario para permanecer estas largas estancias, proveyéndose de gran cantidad de víveres no perecederos e incluso fabricando su propio horno de piedra".
La Policía Nacional explica que "esta custodia permanente y activa, unida al perfecto conocimiento del bosque en el que vivían dificultó enormemente la investigación sobre el terreno".