Las últimas encuestas internas no ofrecen lo que PSOE y PPquerrían. Los sondeos que se manejan en Moncloa y en Génova sitúan a los socialistas pugnando por repetir su actual resultado, de 123 diputados, o varios escaños por debajo. Los populares, por su parte, saben que subirán notablemente desde los 66 actuales, pero en los últimos días ven más lejos el objetivo soñado: superar los 100 escaños. Nada es lo que habían soñado y el día después a la cita con las urnas podría ser una pesadilla.
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Fuentes socialistas explican que los últimos días se han vivido con inquietud, cuando no con nervios, en la Moncloa y el equipo más cercano al presidente, coincidiendo con los días posteriores al debate, del que no puede concluirse una clara victoria de Sánchez. El propio candidato concedió este miércoles una entrevista a Radio Nacional en la que parecía incómodo, incapaz de mostrarse convincente sobre la política de pactos, haciendo insistentes preguntas al entrevistador y hasta deslizando que controla la Fiscalía General del Estado, algo que le ha acarreado críticas desde los fiscales e incluso el Ministerio Público en el Tribunal Supremo, el que juzgó a los líderes independentistas catalanes.
Al escuchar la entrevista, varios dirigentes socialistas contactados por este periódico se preocuparon. "El presidente está nervioso", explicaba uno de ellos.
Los máximos colaboradores de Sánchez están divididos. Por un lado están los que abogaron por volver a las urnas para crecer y creen que los desencantados con Ciudadanos otorgarán al PSOE una victoria inapelable. Son los asesores de perfil más técnico dentro del equipo del presidente.
Por otro, están aquellos que en su día advirtieron de las consecuencias de la repetición, pidieron hacer más esfuerzos por pactar con Unidas Podemos y desde entonces han abogado por una campaña en clave izquierda-derecha que confrontase más abiertamente con Vox. Son algunos de los máximos responsables del partido.
Más dificultades de las que parecía
Fuentes al corriente de algunas reuniones de estrategia del núcleo duro de Sánchez explican que el candidato socialista siempre hizo más caso a los primeros pero que, a tenor de las encuestas que maneja, tiene dudas sobre que haya sido lo correcto. Los sondeos no prevén la victoria soñada por Sánchez. No sólo no emularía a Mariano Rajoy, que en el único precedente de repetición electoral pasó de 123 a 137 escaños, sino que podría bajar. Ya nadie se acuerda del CIS.
De confirmarse un retroceso, aunque fuese leve, podría concluirse que los electores también culpan a Sánchez de la repetición. Y esa vuelta a las urnas deparará, casi con seguridad, un ascenso de Vox, puede que a la tercera posición, una suma menor de los partidos de izquierda, un avance de la derecha por el fortalecimiento de Pablo Casado y Santiago Abascal y, según casi todas las encuestas, más escaños independentistas y más radicales, con la aparición de la CUP.
Pero el problema de Sánchez no será el resultado electoral sino la complicadísima investidura y gobernabilidad que le espera.
Preocupación en el PP
En el PP también están preocupados. Detectan un techo de sus expectativas electorales desde hace ya varios días mientras que las de Vox no paran de engordar. Según algunas encuestas internas, el partido de Abascal podría superar ampliamente los 50 escaños.
Había un momento en el que tanto el PP como Vox se nutrían de los huérfanos de Albert Rivera, un líder que tendrá una durísima resaca electoral si se confirman los sondeos que dicen que puede perder al menos la mitad de sus diputados. Pero ese momento ya pasó y el PP puede perder alguno de los votantes a los que ya había convencido en favor de Vox, especialmente tras el debate del lunes, en el que Abascal campó a sus anchas sin ser rebatido apenas por Casado.
El presidente del PP ha reconocido en privado en los últimos días que, aunque en su partido se hubiesen planteado en algún momento una abstención técnica (paradójicamente también llamada patriótica, o de Estado), si Vox está muy fuerte no habrá nada que debatir para no perder la condición de líder de la oposición. Pocos en el PP creen que, a estas alturas, la suma de PP, Vox y Ciudadanos vaya a alcanzar la mayoría absoluta, fijada en 176 diputados.
Unidas Podemos pugna por ser tercero
Vox pisa fuerte en los sondeos internos y la posibilidad de que intercambie su actual condición de quinto grupo con Ciudadanos, que es tercero, cobra fuerza según dirigentes de varios partidos. Sin embargo, Unidas Podemos opta también a la tercera posición y esta podría dirimirse por unos pocos votos en provincias de tamaño intermedio o, en menor medida, en las pequeñas.
En ese sentido, la falta de confrontación directa de Sánchez con Vox (sólo se refiere a la ultraderecha para atacar a PP y Ciudadanos por su connivencia) podría hacer de Unidas Podemos una opción atractiva para aquellos que quieran frenar a Abascal. Y eso puede llevar a los morados a preservar su resultado electoral, cuando no mejorarlo porcentualmente en algunas provincias.
Pesadilla 1: PSOE e independentistas
La gobernabilidad se antoja muy difícil y la investidura, también. Pero es posible que Pedro Sánchez volviese a sumar con Unidas Podemos y partidos nacionalistas e independentistas. Son los que lo auparon a la Moncloa en la moción de censura y son, también, quienes estuvieron a punto de investirlo. Sólo el desacuerdo entre Sánchez e Iglesias lo impidió, porque ERC y el PNV anunciaron que no bloquearían un acuerdo entre socialistas y morados.
Ahora, esa suma puede volver a ser aritméticamente viable. Pero las condiciones se han deteriorado mucho. Sánchez ha endurecido sus posiciones sobre Cataluña, la izquierda podría sumar menos escaños que en abril y en el nuevo Congreso seguramente entre la CUP. En el PSOE hay quien ve en los antisistema un factor de desestabilización del resto de independentistas, especialmente de ERC, que en algunos momentos da la impresión de ser proclive al desbloqueo de un Gobierno socialista.
Pesadilla 2: Que Vox triunfe y atenace al PP
Sondeos internos que manejan partidos y medios coinciden: Vox está muy alto. El último de SocioMétrica para EL ESPAÑOL situaba a Abascal entre los 42 y 48 escaños, pero hay estudios que creen que tras el debate ha subido más.
La posibilidad de que Vox pise los talones a Casado no sólo obligaría al PP a llevar a cabo un análisis sobre su proyecto a medio plazo y cómo afrontar la ampliación de sus bases. También abriría la pugna por el liderazgo de la derecha entre los dos partidos.
Hasta ahora, Ciudadanos y PP se han mirado de reojo. Si los que compiten son PP y Vox, las consecuencias para la política española podrían ser imprevisibles. Entre ellas está la dificultad para que Casado pueda plantearse el desbloqueo, permitiendo a Sánchez gobernar para evitar terceras elecciones.
Pesadilla 3: que la abstención de PP y Cs no baste
Las opciones de Sánchez, hoy por hoy, parecen ser sólo dos: o bien una investidura de la mano de Unidas Podemos e independentistas (para muchos, esa pesadilla 1), que tiene muy difícil dar estabilidad al país, o que el centroderecha facilite su investidura.
Sin embargo, la suma de PP y Ciudadanos podría no ser suficiente por el hundimiento de los naranjas y la dispersión de su voto entre Casado y Abascal. Si PP y Ciudadanos se abstienen, puede darse por hecho el voto en contra de Vox y Unidas Podemos. Diversas encuestas sitúan como un escenario posible que los extremos del hemiciclo, tanto por la derecha, como por la izquierda y el independentismo, sumen más que los escaños que logrará el PSOE. En ese sentido, no dudarían en votar "no" sabiendo que PP y Cs se abstienen. Sería una vía muerta para investir a Sánchez.
Pesadilla 4: El PP votando "sí" a un candidato del PSOE
Llegados a este punto, la gran coalición o, al menos, el voto afirmativo del PP podría ser la única posibilidad de evitar unas terceras elecciones. La presión para Casado sería máxima y España se asomaría al abismo.
Es la opción más salvaje pero ya no se descarta en el seno de los dos principales partidos: que sólo el "sí" del PP a un candidato de fuera de su partido sirviese para desbloquear la investidura. En ese supuesto, se abrirían las apuestas. ¿Podría Casado cobrarse la cabeza de Sánchez e investir a otro socialista o a un independiente con tal de evitar a España votar tres veces seguidas? La pregunta parece ciencia ficción. De momento.