El astillero español Navantia aspira a participar en la renovación de la flota de Estados Unidos con la fabricación de 20 fragatas similares a la Méndez Núñez, el buque que estaba integrado en el grupo de combate destinado al Golfo Pérsico y que se ha retirado por la creciente tensión en Irán. Se trata de una oportunidad destacada para la industria naval española, pero la competencia es dura. Otros cuatro proyectos han presentado sus credenciales para llevarse la adjudicación. ¿Podría afectar la retirada de la Méndez Núñez a la decisión final que tome Washington? Fuentes diplomáticas sostienen que sí, y apuntan a la volatilidad de las decisiones que se adoptan desde el país norteamericano.
El grupo de combate que Washington ha desplegado en el Golfo Pérsico está integrado por varios buques, con la participación destacada del portaaviones Abraham Lincoln (85 aeronaves a bordo y una dotación de casi 6.000 efectivos). La Méndez Núñez era el único barco no estadounidense que formaba parte del grupo.
Según ha detallado la ministra de Defensa, la incorporación de la fragata española se acordó con Washington hace dos años; un movimiento que corresponde a la conmemoración del quinto aniversario de la vuelta al mundo. La industria de Defensa, no obstante, consideraba este despliegue como una oportunidad para mostrar a Estados Unidos la integración de ciertos sistemas de ataque a las fragatas del modelo F-100.
Fuentes militares consultadas por EL ESPAÑOL detallan que las F-100 tienen el mismo sistema de defensa antiaérea que las estadounidenses y un diseño muy similar, lo que fomenta la interoperabilidad entre ambas. Además, las fragatas españolas son de sobra conocidas por la US Navy, tras años de maniobras conjuntas -bien fueran bilaterales, bien fuera en el marco de la OTAN-.
Por eso, el modelo presentado por Navantia, en una alianza con el astillero estadounidense General Dynamics Bath Iron Works bajo el nombre de FFG(x), es especialmente sugerente para la US Navy. Pero en la competición participan otros cuatro proyectos. Los plazos estipulan que aproximadamente dentro de un año se conozca la adjudicación del contrato.
Margarita Robles, en una intervención desde Bruselas, ha insistido en que Estados Unidos no puede interpretar la retirada de la Méndez Núñez como un gesto ofensivo. Según ha señalado, el acuerdo incluía una lista de 28 puertos a los que se podía dirigir el grupo de combate. “Se trata de una misión no contemplada en el acuerdo”, ha aseverado la ministra de Defensa. Washington, ha valorado, “no se lo puede tomar de ninguna manera, está previsto”.
Fuentes diplomáticas apuntan a la complejidad de los procesos de adjudicación en proyectos navales. Detalles mínimos “pueden poner en riesgo” cualquier decisión final, advierten las mismas fuentes.
El compromiso de los acuerdos internacionales firmados por España “están fuera de toda duda”, así como la “capacidad” de Navantia para desarrollar un proyecto de esta envergadura. No obstante, temen una posible reacción airada desde Washington.
El ministro de Exteriores, Josep Borrell, sin querer “entrar en arenas movedizas”, ha definido como “situación complicada” los últimos movimientos que se viven en Teherán en relación con su programa nuclear: “Haremos todo lo posible para que ese tratado no zozobre”, y ha advertido del riesgo del “unilateralismo” en este tipo de decisiones.