Pedro Sánchez compareció el sábado en el Palacio de la Moncloa. La declaración no estaba en la agenda y algunos medios informaron de que el presidente del Gobierno iba a anunciar el reconocimiento de Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional venezolana, como presidente legítimo del país.
No ocurrió. Sánchez dio un ultimátum a Nicolás Maduro, el inquilino en el palacio presidencial de Miraflores, para que decidiera en ocho días si convocaba elecciones con garantías bajo la amenaza de reconocer finalmente a Guaidó.
Los días van pasando y tanto la respuesta desafiante de Maduro, que conminó a Sánchez a convocar él las elecciones, como el desarrollo de los acontecimientos en Venezuela, donde se ha iniciado una investigación judicial contra Guaidó, han hecho que Sánchez pierda la paciencia.
Advertencias en Santo Domingo
Este martes, Sánchez aterrizó en Santo Domingo (República Dominicana), adonde ha emprendido un viaje oficial que comenzó por la participación en la reunión de la Internacional Socialista que se celebra en la ciudad. Lo primero que hizo, antes incluso de dirigirse al congreso socialista, fue reunirse con representantes de la oposición venezolana: Carlos Valero, diputado nacional por Un tiempo Nuevo, y Mauricio Poler y Paula di Mattia, miembros de Acción Democrática.
"Nos ha dicho que reconoce que Guaidó es el líder de la transición venezolana porque es el líder de la legítima Asamblea Nacional y que Guaidó será quien conduzca el proceso de elecciones y la transición", dijo Valero a los periodistas.
Maduro, el "tirano"
Minutos después, Sánchez llamaba "tirano" a Maduro sin citarlo. "Quien contrapone socialismo y libertad, quien responde con balas y con prisiones a las ansias de libertad y democracia no es un socialista, es un tirano y por tanto los venezolanos tienen que sentir hoy el aliento de la Internacional Socialista", dijo, cosechando un aplauso. La Internacional Socialista ha aprobado además una resolución pidiendo elecciones y censurando al régimen de Maduro.
Se acabó la paciencia en Moncloa. Este lunes, el ministro de Exteriores, Josep Borrell, reconoció que no confiaban en que Maduro aceptase el ultimátum. Este martes, Sánchez fue un paso más allá al referirse a él como "tirano" y expulsándolo de la izquierda. Los venezolanos "tienen que sentir que su lucha por la democracia y la libertad es la razón de ser de nuestros partidos y que por tanto siempre estaremos con ellos", dijo.
Las cartas están echadas. Sánchez fue un paso por delante de la Unión Europea, donde Italia, Austria y Grecia recelaron de poner plazo a Maduro hasta que consiguieron retirarlo de la declaración a 28 promulgada el sábado por la Alta Representante para la Política Exterior. Ahora, Sánchez ya se prepara para el día después, que revestirá una mayor complejidad. España debe decidir ahora si se suma al bloqueo económico que capitanea EEUU al tiempo que vela por el interés de las empresas en el país y los 200.000 ciudadanos que allá residen.