El hoy número dos del Ministerio de Defensa, Ángel Olivares, encargó y pagó personalmente al excomisario José Manuel Villarejo para que pinchara los teléfonos del PP de José María Aznar cuando éste ocupó la presidencia de la Junta de Castilla y León. Eso es, al menos, lo que sostiene Villarejo en unas grabaciones de octubre de 2009, publicadas por Moncloa.com y a las que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, que incluyen por primera vez el nombre del secretario de Estado de Defensa, de la máxima confianza de la ministra Margarita Robles.
Los hechos se remontan a la etapa en la que Olivares era un joven concejal en pleno ascenso en el Ayuntamiento de Burgos (ciudad de la que acabaría siendo alcalde) mientras Aznar controlaba el partido y presidía Castilla y León (1987-1989).
"Yo el hándicap que tenía con Olivares es que cuando él era concejal en Burgos, yo era el que le pinchaba el canuto [teléfono], por orden de ellos, que me pagaban además, a todo el entorno cuando estaba Aznar allí de presidente de la Comunidad", se escucha con claridad en el audio.
"Olivares iba con una bolsa con la pasta"
"Me dijeron: 'Oye, pica los canutos', no sé cuantos. Y a mí, el Olivares iba con una bolsa de El Corte Inglés con la pasta en crudo [metálico], pues me pagaba", continúa el relato del excomisario, hoy en prisión provisional.
Las fechas coinciden. Según las actas del Ayuntamiento de Burgos, disponibles en su página web, Olivares era concejal en 1987, cuando José María Aznar fue elegido diputado en las Cortes de Castilla y León y diputado por Alianza Popular, la formación que dos años después alumbró al PP.
Villarejo alude a una operación contra Aznar que, según su relato, pretendió "cazarlo con aquel empresario que luego lo terminaron implutando". Podría referirse a Miguel Méndez Pozo, que ingresó en prisión en 1994 con una condena a siete años de cárcel por falsedad documental en un caso de construcción en Burgos.
El intento no salió bien. "No se podía", relata Villarejo. Por eso lo llamaron a él, siempre según su versión. El excomisario habla de "hándicap" en la grabación de 2009. El motivo es lo que ocurrió años después de que pinchara los "canutos", una actividad que sólo puede hacerse legalmente si es con autorización judicial.
Olivares, "tronquete" para Villarejo
Olivares fue nombrado en 1994 director general de la Policía durante el intenso mandato de Juan Alberto Belloch como ministro de Interior. Allí trabajó mano a mano con Robles, entonces secretaria de Estado de Interior. Pero entonces, la relación de Villarejo con Olivares ya no sería de tanta confianza.
"Y, claro, llego aquí y ¡me lo encuentro de director, macho! Y digo, oye, pues qué bien, coño, es un tronquete, ¿no? Y claro, el otro sacó el crucifijo y dijo, 'este hijoputa, testigo negativo', y a partir de ahí, ruina. Y claro, yo me quedé alucinado".
El Olivares que presuntamente lo había contratado y pagado en bolsas de un centro comercial ya no quería saber mucho de él. Había pasado de ser un joven concejal en la oposición del Ayuntamiento de Burgos a dirigir la Policía en años convulsos por el terrorismo y la corrupción. Entre medias habían pasado muchas cosas. Olivares había sido antes de compartir Ministerio con Robles delegado del Gobierno en Extremadura y Castilla y León. Después de esa etapa fue de nuevo concejal y alcalde de Burgos (1999-2003), su último cargo relevante según su biografía oficial.
Nada más llegar al Gobierno como ministra de Pedro Sánchez, Robles lo rescató y lo hizo secretario de Estado de Defensa, el único que hay en el departamento, lo que le convierte en su auténtico hombre fuerte.