Un altavoz, un solitario cuadro del Corazón de Jesús 'coronado' por unos bafles, y un megáfono, ése fue el escenario de la vigilia convocada por Movimiento por España frente al Valle de los Caídos este viernes. Unas velas en la explanada con las que se formó el lema de "El Valle no se toca", que las organizadoras portaban en la pechera. Un acto con poco éxito, ya sea por los rumores de que no se iba a celebrar o porque la manifestación, convocado para las 20.00, a las 19.40 ya había finalizado con caras largas y un evidente 'pinchazo' de público.
Alrededor de 40 personas en la explanada de Cuelgamuros y entre ellos, una decena de periodistas, los que consiguieron 'empotrarse' como turistas y colarse. El acto comenzó con un discurso de Pilar Gutiérrez, la presidenta de la organización, al que siguió una canción y una oración por altavoz con acento sudamericano.
Lo más curioso del acto, que en lugar de que el protagonista fuese Franco, como estaba previsto, la polémica la protagonizó la Guardia Civil, que en mitad de la oración emitida por la agrupación, interrumpió el acto para expulsar del recinto a todos los allí presentes y avisar a los periodistas de que "para grabar había que pedir permiso a Patrimonio Nacional" cuando la administración había dicho a la prensa que "no daría ningún permiso porque ese acto no existía", haciendo así oídos sordos al problema. "Trae una orden judicial. Estamos en nuestro derecho", gritaba Gutiérrez desde lo alto de la escalera del valle. "Nos van a quitar hasta la misa", añadía una manifestante.
Los indignados, ante la presión de la Benémerita, se unían al grito de: "Esto sí que es una dictadura y no la de Franco". "El okupa de la Moncloa- Pedro Sánchez- es un sinvergüenza que no deja libertad de expresión", gritaba uno de los manifestantes. En las escaleras, expectantes, dos religiosos vestidos de morado, pertenecientes a una secta, oraban y repartían rosarios a los asistentes para seguir la oración.
Ante la presión de los agentes, un hombre se plantó en frente de ellos y comenzó a cargar contra el Gobierno: "A los catalanes todo el mundo les deja manifestarse y a nosotros no. Haced el favor de preservar el patrimonio y dejad de humillar al país. Es una vergüenza que por esto nos echéis de aquí cuando el presidente le da la mano a golpistas". Ante la pasividad de los agentes que pedían por favor que "todo el mundo abandonase el recinto", el manifestante gritó: "Viva España y viva Franco", a lo que los pocos asistentes contestaron con un "Viva" tan escaso como entusiasta.
Pocos minutos antes de que comenzase el acto, estos mismos agentes habían pedido por favor a uno de los presentes que se quitase la bandera con el águila, símbolo del Régimen, ya que esos gestos "no estaban permitidos". Al finalizar la oración, la presidenta de la organización, Pilar Gutiérrez, intentó encender las velas en las que se podría leer "El Valle no se toca" pero fue ahí donde los agentes comenzaron a echar uno por uno a los asistentes.
Una vez desalojado el lugar y con las velas todavía en el suelo, los coches salieron poco a poco del recinto y en la entrada decenas de periodistas y cuatro coches de la Guardia Civil esperaban a que los pocos manifestantes presentes bajasen del lugar. La entrada al recinto, decorada con varias banderas franquistas. El último protagonista, fue uue de los conductores que se bajó del coche, besó la bandera y exclamó: "Por Franco".
Así finalizó una vigilia que terminó antes de la hora de su comienzo. El movimiento, con la esperanza de que "a Dios rogando y con el mazo dando" -que repetía machaconamente Pilar Gutiérrez- la manifestación del 8 de septiembre convocada frente al Congreso tenga más éxito. Cuando se abandonó la explanada, el Corazón de Jesús seguía allí.
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