Con el sol derritiendo las banderas arcoíris, Madrid festejó este sábado, día de San Fermín, el día del Orgullo. La fecha era redonda, porque se cumplían 40 años de la despenalización de la homosexualidad y eso invitaba a la fiesta.
A ella se sumó insólitamente el ministro de la Policía, Grande-Marlaska, quién lo hubiera dicho hace cuatro días, como quien dice. Junto a él desfiló también la titular de Sanidad, Carmen Montón.
Resultaba sorprendente ver en una manifestación reivindicativa frente a los poderes públicos a dos miembros del Gobierno, el mundo al revés, aunque tampoco es tan raro con un presidente tan del gusto de los gestos. Así que fue el día en que el Gobierno sacó músculo por la igualdad; el día en que se le puso pancarta a la normalidad.
Otros políticos se acercaron al evento. Albert Rivera se dejó querer por las cámaras. Desfilaron las fuerzas vivas para pedir respeto a la diversidad, con especial atención este año a los trans. Banderas de España y de 'tricoloriandia' . Sin complejos. Interior y Sanidad de la mano, así, 'junticos todos.
El PP, no invitado
Si Marlaska y Carmena fueron la cara, los populares fueron la cruz, ya que aunque algún representante del gobierno regional de Ángel Garrido desfiló entre los manifestantes, no fueron invitados por la organización a la cabecera. El argumento: la falta de compromiso para cumplir con la letra de las leyes aprobadas en relación al colectivo LGTBI.
En el manifiesto de la jornada, que llevaba por lema 'Conquistando la igualdad, TRANSformando la sociedad', se pedían pasos ambiciosos que es probable que ni Marlaska sea capaz de generar. Se exige, por ejemplo, que la ley trans incluya a los menores de edad y a los emigrantes, y que se rebajen las exigencias y los informes médicos para reconocer ese tipo de situaciones. También que se forme al personal médico en materia de diversidad, para que no incomoden con su trato a estas personas.
Algunas de las reivindicaciones comportan echar mano de un Presupuesto que este Gobierno ya no puede estirar, quizás de ahí la alegría de Marlaska y de Montón al frente de la pancarta. Cuando ellos llegaron, las cuentas estaban ahí.
El despliegue de Telemadrid
La noche y las lentejuelas debían de esperar. Triunfó el abanico. Hacían más ruido los periodistas de Telemadrid -enorme despliegue en vivo y en directo- que los manifestantes, aplatanados por el calor. Me lo confirmó el chino que te da los cafés al precio justo en la trasera de Fuencarral, que tenía puesta la tele autonómica mientras hacía el agosto vendiendo botellas de agua y Mahous.
Era a 0,85 euros la "Mahou' y la simpatía de llevar muchos orgullos a 'sus espadas'. A los chinos se le ve felices en estos días que son como el año nuevo sin distinción de género. Colgaban de los balcones las banderas y el Madrid de Carmena parecía reír, olvidando la memoria histórica.
Una pareja sesentona se abanicaba en la tasca entre Pérez Galdós y Fuencarral. La tolerancia andaba en el ambiente. El Gobierno se manifestó contra el Gobierno: también se aprende a vivir.