José Luis Rodríguez Zapatero llegó al poder por sorpresa en 2004 y formó un Ejecutivo paritario, con tantos hombres como mujeres. Fue noticia porque era la primera vez. Una mujer, sin carné del PSOE, se convirtió en vicepresidenta. Era María Teresa Fernández de la Vega, mujer entre hombres con carteras de gran peso.
La situación ha cambiado. Contando a Mariano Rajoy, en el Ejecutivo saliente hay nueve hombres y cinco mujeres, lejos de los objetivos de paridad o de las recomendaciones que emanan de las instituciones europeas para los Consejos de Administración privados, que en algunos países europeos son ley.
En España, la paridad sigue siendo, en casi todos los ámbitos, una mera cuestión de voluntarismo. Y Sánchez ha hecho de ella un empeño que va mucho más allá de la inclusión de mujeres en su gabinete. El nuevo presidente ha confiado la única vicepresidencia y el Ministerio de Igualdad a Carmen Calvo, una feminista que, según dice habitualmente, tuvo conciencia de serlo antes de ser socialista. "Entonces, éramos cuatro", explicaba durante una entrevista con este periódico, hace menos de un mes.
Además, Sánchez ha querido dar una enorme proyección al Ministerio de Igualdad, vilipendiado en otras etapas por la oposición como el "Ministerio de Igual Da" y que sólo ha tenido dos titulares: Bibiana Aído, que asumió la cartera por primera vez, y Leire Pajín, bajo cuyo mandato la competencia quedó un poco diluida por ir como postre del Ministerio, tras Sanidad y Política Social.
De todos los nombramientos de ministros confirmados hasta el momento, 11 son ministras y cinco, Josep Borrell (Exteriores), Fernando Grande-Marlaska (Interior) Pedro Duque (Ciencia), José Luis Ábalos (Fomento) y Luis Planas (Agricultura) ministros.
Varias mujeres se harán cargo del área económica: Nadia Calviño (Economía) y María Jesús Montero (Hacienda), algo que sólo tiene un precedente en Elena Salgado, que asumió la cartera conjunta en el accidentado final de la última etapa de Zapatero, muy marcada por el impacto de la crisis económica y los recortes. Magdalena Valerio asumirá Trabajo y Seguridad Social.
También serán destacado el peso de Margarita Robles, nueva titular de la cartera de Defensa. Robles es una fiel 'sanchista' que ha ejercido de portavoz parlamentaria en el Congreso y representante directa del líder del PSOE en el hemiciclo desde la renuncia al escaño de Sánchez.
Las demás mujeres incluyen a Teresa Ribera, que asumirá las responsabilidades de Cambio Climático y Energía. Si Medio Ambiente ha sido ocupada en otras ocasiones por mujeres, Ribera también tendrá que gestionar una pata de la cartera, la energética, considerada a menudo muy masculina y en contacto con las grandes empresas dirigidas por hombres.
La exconsejera vasca Isabel Celaá será ministra de Educación mientras que la fiscal Dolores Delgado lo será de Justicia. Reyes Maroto, será la titular de Industria.
Una catalana para la crisis territorial
La catalana Meritxell Batet llevará una de las carteras más sensibles de la legislatura, la que se encargará de las administraciones territoriales, toda una patata caliente por la crisis en Cataluña que requiere de un perfil altamente capacitado como es, según el presidente y buena parte del PSOE, la diputada del PSC.
Carmen Montón ocupará Sanidad y entre sus competencias estarán las políticas sociales. Montón es, también, una destacada feminista y ocupó la secretaría de Igualdad en la primera Ejecutiva del PSOE.
Si en el primer Gobierno de Zapatero hubo ocho mujeres, en el de Sánchez ya hay nueve confirmadas, pero varias más suenan como favoritas para otras carteras de peso, como Margarita Robles, que podría recalar en Interior o en Defensa, puesto este último para el que también suena Constantino Méndez, ex secretario de Estado de Defensa.
No sólo paritario sino feminista
En otras palabras, el Gobierno de Sánchez podría no ser paritario por incluir a bastantes más mujeres que hombres. Y no sólo destacaría por el número de mujeres sino por su indudable peso, así como en algunos casos, su indudable prestigio político o individual.
El Gobierno de Sánchez no sería entonces sólo feminino sino también profundamente feminista. La señal es fuerte y agrada al PSOE y al conjunto de la izquierda en un país donde, tan solo el pasado 8 de marzo, cientos de miles de personas, en su mayoría mujeres, salieron a la calle para manifestarse por la Igualdad en una jornada sin precedentes.
Según los datos del Gobierno, sólo en 2017 murieron 51 mujeres como víctimas de la violencia de género. En casi uno de cada cuatro casos, había mediado una denuncia. Se calcula que en los últimos 15 años, la cifra total supera las 920.
"El problema más grave del Estado"
En su reciente entrevista con EL ESPAÑOL, Calvo se mostraba tajante. "Al Estado democrático no le ocurre nada más grave que lo que le ocurre a las mujeres cuando nos asesinan, nos violan, cuando somos objeto de violencia específica. La violencia contra las mujeres es el principal problema de España. Así de claro", explicaba.
Desde el PSOE se ha denunciado la falta de compromiso del PP con la lucha contra la violencia de género y, en general, en pro de la Igualdad, ya sea por las escasísimas ocasiones en las que Rajoy se ha referido a los asesinatos machistas como por el desinterés en financiar políticas concretas. El ejemplo más reciente es el pacto de Estado sobre la materia, que sólo contó con toda los recursos prometidos tras múltiples presiones y la implicación esforzada de la diputada socialista Ángeles Álvarez. Ahora, Sánchez parece haber dado una respuesta a la plegaria de Calvo y muchas feministas que esperan que, esta vez sí y de manera profunda, cambien las cosas.
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