Formalmente, nada de la nueva etapa de la Generalitat es provisional. Ni el nombramiento de Quim Torra como president, ni la elección de sus consellers y la renovación de todas sus estructuras, ni el desafío al Estado que anunció en su discurso de investidura. Todo es plenamente operativo.
Pero su acto de toma de posesión como president este jueves está concebido como un momento que ponga de especial relieve la "provisionalidad" que el independentismo quiere darle a su mandato, en teoría tutelado desde Berlín por Carles Puigdemont.
El Gobierno ya ha explicado no asistirá al acto porque "desde la Generalitat se le ha intentado imponer el nivel de la delegación gubernamental, cosa que no ha aceptado", han informado fuentes del Ejecutivo.
Asimismo, el Gobierno considera que "el modelo de acto organizado por la Generalitat degrada la propia dignidad de la institución".
No será en el salón Sant Jordi, un lugar tradicional para las tomas de posesión, sino en un espacio más pequeño. No contará con centenares de asistentes sino tan solo unas decenas. El president quiere limitarlo todo al contexto más cercano, en lo político y lo familiar, según fuentes cercanas.
El propio Torra ha avanzado que utilizará la fórmula empleada por Puigdemont hace algo más de dos años, cuando sucedió a Artur Mas al frente de la Generalitat.
"¿Prometéis cumplir lealmente las obligaciones del cargo de presidente de la Generalitat con fidelidad a la voluntad del pueblo de Cataluña, representado por el Parlament?", preguntó la entonces presidenta del Parlament, Carme Forcadell, a Puigdemont. "Sí, prometo", dijo él.
La fórmula escogida no viene en ninguna de las normas que regula los juramentos y su carácter imprescindible antes de comenzar a ejercer un cargo público.
Qué dicen las leyes
Son fundamentalmente dos. Un decreto de 1979 regula ya la forma tipo: "¿Juráis o prometéis por vuestra conciencia y honor cumplir fielmente las obligaciones del cargo ................. con lealtad al Rey, y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado?".
La ley electoral (LOREG) también indica en su artículo 108 que los cargos electos "deben jurar o prometer acatamiento a la Constitución, así como cumplimentar los demás requisitos previstos en las Leyes o reglamentos respectivos".
Sin embargo, varias sentencias judiciales posteriores indican que el juramento se puede modificar siempre que no se altere o vacíe su contenido y que, en ese caso, las responsabilidades exigibles al cargo electo una vez prometido o jurado son las mismas con independencia de las modificaciones que haya efectuado en la fórmula.
Por ese motivo, en el Congreso de los Diputados y otras cámaras se han podido ver muchas innovaciones que han intentado introducir matices políticos. Uno de los más habituales es expresar respeto a la Constitución "por imperativo legal".
El precedente de Puigdemont
En 2016, los juristas no se ponían de acuerdo sobre si la fórmula de Puigdemont podía ser impugnada y el Gobierno optó por no recurrirlo. Ahora, el Gobierno es en parte el que organiza el acto de este jueves, ya que la aplicación del artículo 155 de la Constitución seguirá hasta que se forme nuevo Govern; es decir, hasta que haya nuevos consellers.
Por ese motivo, el equipo de Torra y el Departamento de Presidencia de la Generalitat, dependiente del Ministerio de la Presidencia, negocian la presencia de símbolos y el protocolo de las autoridades. En 2016, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, así como otras autoridades fueron abucheadas por los presentes.