El informático Alejandro de Pedro tenía entre el Partido Popular a parte de sus mejores clientes. Especializado en mejorar reputaciones online, ra uno de los hombres preferidos para limpiar en internet el rastro de las metidas de pata y los casos de corrupción que asedian a varios de los principales responsables de la formación a escala nacional. Tanto es así, que según el sumario del caso Púnica, De Pedro se interesó en 2014 en captar como cliente a Maria Dolores de Cospedal, entonces secretaria general del partido y cuya imagen pública caía en picado intentando justificar el trato que el Partido Popular dio al extesorero Luis Bárcenas después de que la Justicia le bloqueara 47 millones de euros en Suiza y el presidente Mariano Rajoy le mandara mensajes de ánimo al estilo de "Luis, se fuerte".
El rastro de esta propuesta aparece reflejada en los documentos manuscritos decomisados al informático. En uno de ellos, De Pedro anota las distintas líneas de negocio que tiene abiertas con el Partido Popular, y las personas de contacto que considera necesarias. En el escrito figuran las ofertas trasladadas a la entonces alcaldesa de Madrid Ana Botella y los de Valdemoro (también imputado en el caso) y Coslada. A renglón seguido y bajo el epígrafe "Castilla La Mancha" aparece el nombre de la actual ministra de Defensa, Maria Dolores de Cospedal, además del contacto de sus responsables de Comunicación. Según ha podido confirmar EL ESPAÑOL, la oferta de reputación online se trasladó, pero la responsable del PP no contrató servicio alguno.
El plan para captar como cliente a Cospedal tenía un importante punto a su favor. Un aliciente que hacía pensar en ella como un objetivo interesante. Desde su puesto como secretaria general del partido, la imagen pública de Cospedal se había visto deteriorada tras justificar la actitud del Partido Popular con su extesorero Luis Bárcenas. Mientras Rajoy y sus compañeros trataban de desligarse públicamente de él tras la aparición de su dinero en Suiza, Génova seguía pagándole el sueldo cada mes además de secretaria y despacho. Seis meses antes de la oferta de De pedro, se produjo además la publicación de los mensajes entre el Bárcenas y Rajoy que demostraban el contacto directo entre ambos en plena investigación.
De hecho esa batalla le produjo a Cospedal otro de los problemas reputacionales que interesaba paliar: la investigación en una pieza separada del caso Gürtel por presunta financiación ilegal de su campaña en 2007, abierta tras una revelación del propio Bárcenas. Ante el juez, el extesorero del PP habló de un presunto pago de 200.000 euros en B por parte de un empresario. Unos fondos que habrían terminado según esta versión en manos del tesorero autonómico que controlaba la campaña de Cospedal para acceder a la presidencia de Castilla La Mancha. El caso quedó archivado en junio de 2017 por falta de pruebas sobre la procedencia del dinero y con el argumento de que la posible financiación ilegal no fue considerada un delito penal hasta 2015.
Los registros informáticos decomisados por la Guardia Civil reflejan que las empresas de De Pedro plantearon trabajos también para el actual diputado del PP José Ignacio Echániz, entonces consejero de Sanidad de la Junta de Castilla La Mancha y miembro del ejecutivo autonómico de Cospedal. Sobre su expediente, que aparece sin arrancar, figura la frase "tras elecciones".
Juan Cotino, otro posible cliente
Alejandro de Pedro está considerado uno de los mayores especialistas del país en reputación online y llegó a colaborar con el CNI para mejorar el posicionamiento de las noticias que afectaban a la corrupción en Cataluña. además, su cartera de clientes contaba con grandes empresas como Telefónica, Iberdrola, la petrolera mexicana Pemex, el Real Madrid, empresarios investigados en la causa como Javier López Madrid.
Entre su cartera de posibles clientes dentro del PP estaba también el expresidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago, sobre el que la empresa de reputación online llegó a elaborar un informe de percepción inicial. Meses antes, Monago se enfrentó a un duro golpe para su imagen cuando se supo que había cargado viajes personales los aviones a Canarias para asistir a los Carnavales a cargo del presupuesto del Senado.