Carles Puigdemont ha pronunciado su primer discurso en el exilio en cuatro idiomas: inglés, francés, catalán y castellano. Para criticar la "opresión" del "Estado español" ha priorizado las dos primeras lenguas. El "president" -así se sigue definiendo en sus invitaciones a la prensa- se ha confesado líder de la República, ha explicado que el Govern sigue realizando "actividades políticas" y ha reiterado que no volverá a España mientras no haya "garantías" para celebrar "un proceso judicial en condiciones".
Si Puigdemont se considera presidente de la República, ¿por qué se va? Si asegura que la independencia es un hecho, ¿por qué acepta participar en las elecciones convocadas por Rajoy para el 21 de diciembre? Estas son algunas de las claves para desgranar los planes del mandatario cesado en el exilio.
"No estoy aquí para pedir asilo"
Atendiendo al ruego de una periodista extranjera, Puigdemont ha reconocido que no se encuentra en Bruselas "para pedir asilo político". Entonces, ¿qué hace allí? Esperar a que España "garantice un proceso judicial justo" en lo que se refiere a la querella de la Fiscalía, que le acusa de un delito de rebelión, con penas de hasta treinta años de cárcel.
El president cesado no ha mostrado la menor intención de regresar a Cataluña. "Si se garantiza el proceso, volvería inmediatamente".
El Govern de la República sigue en pie
El discurso de Puigdemont arroja una contradicción difícil de desentrañar. Sigue definiéndose como líder de la República, pero ha huido a Bruselas y no volverá mientras no considere "justo" el proceso judicial. Entonces, ¿quién gobierna?
Allí ha situado a su vicepresidente, Oriol Junqueras, y a los consejeros que no le han acompañado a la capital europea. "Siguen realizando actividades políticas, no hemos eludido nuestras responsabilidades". Puigdemont ha dicho no acatar el 155, pero se queda a dos aguas: "No vamos a presionar a los funcionarios porque esa lucha por la hegemonía podría desencadenar la violencia".
La táctica de Puigdemont
Algunas de las palabras más repetidas por el expresident han sido "diálogo" y "moderación". Esa es la imagen que ha procurado transmitir en cuatro idiomas ante periodistas de los cinco continentes.
Después de revelar que no exigirá a los funcionarios catalanes que trabajen para el régimen republicano, sí que ha reconocido que el Ejecutivo catalán apoyará a los sindicatos para lograr el "no" al 155 y evitar así "la demolición de los órganos de la Generalitat". "La gente que salvó nuestras escuelas el 1 de octubre salvará ahora nuestras instituciones", ha pronosticado.
Se presentarán a las elecciones del 21-D
El ya anterior Govern de la Generalitat dice jugar en otra liga, la de la República catalana, pero al mismo tiempo reitera que se presentará a las elecciones autonómicas fijadas por Rajoy para el próximo 21 de diciembre.
Puigdemont ha definido el llamamiento a las urnas como "un reto democrático". "Si el Estado quiere un plebiscito, afrontaremos el reto con todas nuestras fuerzas", ha dicho. Después de prometer que acatarán el resultado que selle el 21-D, ha preguntado: "¿Ellos harán lo mismo?". "Nosotros no encarcelaremos políticos ni violentaremos funcionarios", ha criticado a Rajoy.
La querella de Maza "no se sustenta"
Carles Puigdemont se ha agarrado al título de la nota redactada por la Fiscalía sobre la querella que le acusa de un delito de rebelión: "Más dura será la caída". "Hay un deseo de venganza, y no de Justicia", ha zanjado el expresident.
Refiriéndose a Maza y al poder judicial español, ha lamentado: "No se sustenta jurídicamente. Sólo se refiere a hechos políticos. Persiguen ideas y personas".
La "agresividad extrema" de Rajoy
Puigdemont repite que él y los suyos "han tendido su mano hasta el infinito", llegando al "límite de suspender la DUI a cambio de un diálogo franco", "pero PP y PSOE lo rechazaron".
A su juicio, el problema político "es gigante" y el camino que espera "es muy largo". Ha aprovechado su estancia en Bruselas para dibujar una España que "oprime" a sus pueblos y los "castiga con violencia". Se ha referido a la "agresividad extrema de Rajoy" y a "la paz y el diálogo" como prioridad del Govern.