La foto al revés. El parlamento, a contrapelo. Manuela Carmena aprobará la Operación Chamartín gracias al apoyo de PP y PSOE, pero con el ala más a la izquierda de su Gobierno en contra. La alcaldesa ha encontrado en conservadores y socialistas la solución al quiste urbanístico más famoso de Europa. Casi un cuarto de siglo de proyectos frustrados y desacuerdo.
La semana pasada, Carmena sonreía junto al ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, y al presidente de DCN -empresa constructora mayoritariamente participada por el BBVA-, Antonio Béjar. Una sonrisa que ha soliviantado a los miembros de Ganemos y anticapitalistas. Esta facción, que engloba más o menos un tercio del Ejecutivo de Cibeles, apostaba por echar al banco del negocio y declarar el control público de la obra.
"No vamos a aplaudir pelotazos"
Conocido el pacto entre Carmena, PP y BBVA, los anticapitalistas han retado: "No vamos a aplaudir pelotazos". Consideran la firma del documento "un boquete en la credibilidad" de Ahora Madrid, "que ha rescatado a la banca en forma de pelotazo urbanístico con suelo público". "Las presiones han surtido efecto sobre un equipo de gobierno acomplejado", fruto de "una política pusilánime frente al capital financiero".
No es la primera vez que Carmena y conservadores unen posturas en lo que a Urbanismo se refiere. En el recuerdo queda el derribo del Taller de Artillería para posibilitar la construcción de viviendas de lujo, que fracturó de modo similar la candidatura encabezada por la exjueza.
La regidora capitalina ha solucionado el obstáculo a su derecha. El entendimiento con el Partido Popular, al frente de Fomento, era indispensable para poner en marcha las grúas. Pero esta foto ha quebrado su Ejecutivo por la izquierda.
Las claves de la rebelión interna
El pasado mayo, Ahora Madrid al completo, con el apoyo del PSOE, tumbaba en el pleno del Ayuntamiento la vieja Operación Chamartín, suscrita cuando los conservadores gobernaban en Fomento, pero también en el Consistorio. El documento, mucho más jugoso que el actual para BBVA, se hizo trizas en una sesión que algunos bautizaron como la "muerte de la especulación" o "el fin del pelotazo". Juan Carlos Monedero aplaudía desde la tribuna en Cibeles y los concejales, entonces unidos, celebraban la victoria "frente al capitalismo".
Apenas dos meses después, Carmena puede seguir sonriendo con el PSOE, incluso unirse al entusiasmo del Partido Popular, pero con varios de sus concejales dándole la espalda.
La rebelión interna no pone en peligro la aprobación del proyecto, teniendo en cuenta que el consenso es generalizado, también lo comparte Ciudadanos, aunque con reservas en vista de lo que pueda ocurrir con los últimos flecos.
¿Abandonarán el pleno?
No es la primera vez que gobiernos y corporaciones proclaman la aprobación definitiva de Chamartín. Incluso el concejal de Urbanismo de Carmena ha explicitado en varias ocasiones los pasos pendientes. Varios de ellos entrañan una nueva votación en seno municipal, como por ejemplo el cambio del Plan de Ordenación Urbana.
Será en ese momento cuando los ediles críticos se ausenten del pleno para no dar su voto a la Operación Chamartín, tal y como ocurrió con el mencionado Taller de Artillería o el apoyo a los presos políticos venezolanos. Los concejales de Ganemos optan por dejar su butaca justo antes del sufragio para así no tener que adoptar ninguna postura.
Si todo transcurre según lo previsto, las obras empezarán en 2019 con un proyecto claramente pilotado por Carmena. Habrá 6.000 viviendas menos de lo que en principio deseó BBVA gracias a una reducción del 20% de la edificabilidad.