Reelegido líder del PP por cuarta vez consecutiva, Mariano Rajoy dedicó este domingo el discurso final del XVIII Congreso Nacional a preparar a su partido ante los retos del futuro. Consciente de que gobierna en minoría, el presidente del Gobierno indicó ante la plana mayor de su partido que el "diálogo" marcará el rumbo de la presente legislatura y se mostró dispuesto a hacer "concesiones" siempre que sean "razonables" para evitar nuevas elecciones, aunque advirtió a sus rivales políticos de que no está dispuesto a enmendar todo su legado. Fue María Dolores de Cospedal la que instruyó a su partido a estrangular a Ciudadanos y "recuperar la unidad del centro derecha".

La presidenta del PP de Castilla-La Mancha, recién revalidada en su puesto en Génova tras una polémica votación a una enmienda que pedía que no pudiera compatibilizar sus funciones en el partido con la cartera ministerial, ofreció al plenario del congreso un discurso de hondo calado político en el que marcó claramente cuál debe ser la nueva hoja de ruta de su partido: ponerse a punto para ganar las próximas elecciones municipales y autonómicas de 2019.

Cospedal pidió a los suyos que el PP debe ser "humilde" y aprender de sus "errores" para rescatar el voto desencantado. "Tenemos que descubrir por qué hay mucha gente que dejó de creer en nosotros. Entendamos sus inquietudes, sus miedos, sus circunstancias y averigüemos qué les preocupa".

Con el objetivo de seducir a los votantes perdidos, la secretaria general del PP instó a dar las respuestas y la seguridad que la mayoría social necesita en un tiempo marcado por la incertidumbre porque "o damos las respuestas nosotros o las dará la casta populistas que lucha por librar a la humanidad de esa plaga que es la prosperidad económica y el bienestar". La alusión constante a Podemos en el Congreso Nacional del PP contrasta con el con el clamoroso ninguneo que los populares deparan al todavía primer partido de la oposición, el PSOE.

Cataluña

Mariano Rajoy centró su discurso en garantizar que su Gobierno no va a permitir la celebración de un referéndum ni "comerciar sobre un proceso que conduce a la liquidación de España". La obligación de su Ejecutivo, recalcó el presidente, es precisamente "cumplir y hacer cumplir las leyes". Y se mostró contrario a "privar" a todos los españoles de su "derecho" a decidir.

El líder del PP utilizó un tono presidencialista cuando tendió la mano a sus rivales políticos para conseguir la estabilidad que el país necesita, aunque marcó una línea roja: "no deshacer lo ya hecho, no desandar lo andado y no hacer contrarreformas de las reformas porque nadie lo entendería". Ante los miembros de Ciudadanos Miguel Gutiérrez y Begoña Villacís, el presidente del Gobierno reveló que por la mañana había intercambiado unas palabras con Albert Rivera y que pidió al líder de Ciudadanos que "no apretara tanto" a su Gobierno. Posteriormente, el equipo del líder naranja matizó que "lo de apretar lo habrá dicho en broma".

Mención a Aznar

Tanto Rajoy como Cospedal agradecieron a los 3.128 compromisarios acreditados -aunque no todos acudieron a la cita- la "unidad" en torno a la cúpula y desmenuzaron durante media hora cada uno los logros de sus reformas desde que pilotan el país. Antes de volver a honrar la memoria de Rita Barberá, el presidente del Gobierno agradeció la labor de su antecesor, José María Aznar, que por primera vez desde que fundó el Partido Popular faltó a un congreso. Horas antes, Rajoy tachó de su Comité Ejecutivo Nacional a Ana Botella, esposa del ex presidente de honor del PP.