La moqueta arcoíris se estira cada vez más. El turismo LGBT ha doblado su número de stands en Fitur y ha colonizado una de las esquinas del pabellón número tres. Ya no se puede hablar del ‘boom’ de las travesías gay porque eso ocurrió hace una década, pero la onda expansiva no ha terminado.
Según un informe de la Organización Mundial del Turismo, España acoge 6,2 millones de gays cada año, que dejan en el país alrededor de 6.300 millones de euros. Una cifra que supera en un 40% el gasto del turismo de negocios.
“Sin hijos y con dos sueldos es más fácil”
Pero, ¿viaja más un gay que un heterosexual? ¿El tópico tiene algo de cierto? ¿Las estadísticas engañan? “¡No, no! Es verdad”, relata Juan, encargado del puesto que promociona Argentina en la moqueta del arcoíris. “No solemos tener familia y eso implica menos ataduras. Sin hijos y con dos sueldos es mucho más fácil viajar. Es una generalidad, pero esta condición se repite”. Juan, que vive en Alemania y lleva varios años dedicado al turismo LGBT, simplifica: “Es mucho más fácil viajar cuando no hay nadie esperando en casa”.
Gonzalo, que viste un forro polar amarillo con el logo del Ayuntamiento, promociona las fiestas del día mundial del Orgullo -Wolrd Pride-, que este año acogerá Madrid; en concreto entre el 23 de junio y el 2 de julio. “Es cierto que invertimos mucho dinero, se dice que el poder adquisitivo es mayor”, dice en referencia a la falta de ataduras de la que hablaba Juan. Manuel, el director de este stand, apostilla: “Lo del poder adquisitivo es cierto, no es un tópico. Y también influye mucho que tengamos más tiempo para nosotros, en definitiva, para viajar”.
A David Martín, de Diversity Consulting, no le gustan las cifras de los estudios como el mencionado de la OMT. “Cuando me voy a Eurodisney con mis sobrinos, sigo siendo gay y estoy haciendo turismo, aunque no de nicho. Por otro lado, estos datos hablan de hechos declarados, pero ¿qué pasa con toda la población LGBT que hace turismo y no explicita su identidad?”.
En palabras de Martín, que un gay viaje más que un hetero tiene que ver con el estilo de vida, y no con la condición sexual. “Tenemos más libertad, nos cogemos vacaciones a lo largo de todo el año, sin estar condicionados por el colegio de los hijos, pero eso cambiará porque cada vez hay más familias LGBT. A medida que mejoremos en ese sentido, los datos se igualarán. El patrón de consumo tiende a uniformizarse”, explica.
Martín, sin remilgos, recurre al día de su muerte como máximo ejemplo de esa libertad: “Por ejemplo, mi hermana muchas veces piensa en el tema de las herencias. Yo no, todo lo contrario. Cuando me vaya, no quiero dejar ni un céntimo en mi cuenta, no tendré descendientes. Eso también influye en que gastemos más cuando viajamos”.
¿Por qué el turismo gay tiende al lujo?
En Fitur, la moqueta arcoíris anuncia la promoción del turismo gay. Pero, ¿qué rasgos específicos tiene este producto? Tiende al lujo, coinciden los entrevistados. “Claro, te pongo un ejemplo muy fácil. Si voy a cenar con mi pareja, pagamos dos platos. Si lo hiciera con una familia, pagaría el triple o el cuádruple. Esto te permite elegir un vino mejor, un restaurante más caro…”. Y esto se traslada a los hoteles, escenifica Juan mostrando las fotografías de las habitaciones que ofrece en Argentina.
¿La tolerancia es un riesgo para el negocio?
Este miércoles se ha conocido la primera agresión homófoba denunciada este año en Madrid. Manuel, del stand del Ayuntamiento, tras condenarlo, tranquiliza: “Los índices de esta ciudad no son muy altos, en general somos muy tolerantes y estamos considerados un gran destino LGBT”. Después, se refiere a Chueca, el barrio estrella en Europa, sólo eclipsado de vez en cuando en Berlín. “A la gente le encanta, recibe visitas de todo el mundo”.
Fitur Gay ‘vende’ hoteles, bares y discotecas de nicho, pero ¿qué ocurrirá cuando la tolerancia dé un paso de gigante? ¿Supondrá un riesgo para este negocio? “Es uno de los temas más interesantes. Yo creo que no porque incluso lo LGBT se ha segmentado en varias categorías y cada vez lo hace más. Habrá que adaptarse, aunque todavía no está cerca ese momento en el que no tengamos que defender nuestros derechos”, introduce Manuel. Además, añade, “a la gente le gusta sentirse cómoda y no quiere soportar miradas, por eso siempre tendrán su hueco las discotecas de nicho”. “¡Y el conocer gente!”, puntualiza Juan. “Del mismo modo que no está en riesgo el turismo single, no lo está el LGBT”.
David Martín, presente en la elaboración del informe de la Organización Mundial del Turismo, se despide con más datos: “Si tomamos la población LGBT como un país, su gasto en turismo supera al chino. Es así, se trata de un mercado muy suculento, mueve mucho dinero”.