Laura Martín sabe que Daniel Fernández Aceña, detenido este martes por sus lazos con el yihadismo, tiene información clave para esclarecer el asesinato de su marido, Juan Carlos García Goena, última víctima de los GAL. En una investigación que arrancó por su propia cuenta y riesgo para conocer la verdad, la viuda contactó con algunos de los miembros que formaban parte del entramado vinculado con el terrorismo de Estado. Dani, como lo conocen en su entorno cercano, era uno de ellos. La llamada tuvo lugar un 24 de julio, cuando se cumplían veinte años del crimen:
- ¿No crees que ya ha llegado la hora de que me digas quién mató a mi marido?
- No, no puedo decírtelo.
- Aunque sea por que mis hijas conozcan la verdad de lo que pasó…
- Te digo que no, que no puedo. Yo también tengo una familia.
“En cuanto me han dicho que habían detenido a un exmiembro de los GAL, enseguida he pensado en él”, explica Laura Martín a EL ESPAÑOL. Daniel Fernández Aceña, que cumplió 29 años de cárcel por el asesinato del ferroviario francés Jean Pierre Leiba en Hendaya en 1984, planeaba atentar de nuevo, esta vez en España bajo la bandera del Estado Islámico. Según la información de Interior, había pasado por un proceso de autoadoctrinamiento y viajado a zonas de conflicto en Afganistán, Siria y Palestina.
La relación Aceña-Goena
La historia de Fernández Aceña se entrelaza en algunos puntos fatales con la de García Goena. El primero trabajaba en la empresa ferroviaria francesa Transfesa -sita en Hendaya-, donde conoció al ciudadano Jean Pierre Leiba, al que confundió con un miembro de ETA. Lo mató de un disparo en el corazón.
Fernández Aceña reunió información sobre otros posibles objetivos en Transfesa antes de ser detenido por el crimen. En ella trabajaba Juan Carlos García Goena, objetor de conciencia que se había refugiado en Hendaya para no cumplir con el servicio militar. Allí vivía con su mujer, Laura Martín, y con sus hijas.
De acuerdo a la investigación del diario El Mundo a finales de los 90, Aceña asumió que García Goena no formaba parte de ETA, pero al estar relacionado con otros refugiados vascos lo “marcó” ante su “contacto”. El 24 de julio de 1987 estalló la bomba lapa adherida a los bajos de su coche que acabó con su vida.
“Asistí como testigo cuando Aceña testificó en el juicio que abrió el juez Baltasar Garzón -explica Laura Martín-. Cuando le preguntaron si conocía a mi marido, Aceña lo admitió. '¿Qué relación tenía con él?', le preguntó Garzón. 'La normal', respondió él”. La viuda de García Goena se levantó de su silla, pese a que le recomendaron no hacer gestos cuando el miembro de los GAL respondiese a esta cuestión.
La reapertura del caso
La lucha de Laura Martín por esclarecer quién está detrás del asesinato de su marido permitió la reapertura del caso en enero de este año. Lo consiguió tras localizar a las personas que las estructuras judiciales daban por “ilocalizables”. Entre ellas, un hombre que había hecho una foto de familia a los García Goena; imagen que terminó en manos de los GAL.
“No sé cómo la Justicia no es capaz de localizar a esta gente y yo sí”, lamenta Laura Martín. Lo mismo dice sobre Daniel Fernández Aceña. “Podrían preguntarle por el asesinato de mi marido, porque sabe más de lo que ha dicho -esgrime la viuda-. Pero parece que no hay interés por conocer la verdad, que pasó hace mucho tiempo y que nadie quiere que sepa quién mató a mi marido”.
Noticias relacionadas
- El juez deja en libertad a los cinco detenidos vinculados con la CUP por quemar fotos del rey
- Fernández Aceña: del 'Gal Verde' a la yihad, pasando por Rodríguez Menéndez
- Europol advierte de que hay docenas de yihadistas del EI listos para atentar en Europa
- Detenidos en Aranjuez e Irún dos yihadistas marroquíes con estrechos vínculos con el EI
- Los magrebíes detenidos hablaron 12 veces con un yihadista de la célula de París