Al comandante Daniel Vélez le han recomendado que lea la biografía de Ernest Shackleton. El expedicionario británico, en su intento de atravesar la Antártida de un extremo a otro, quedó varado en el hielo. La treintena de hombres que componían la tripulación del Endurance, el barco con el que pretendían alcanzar la proeza, sobrevivieron más de dos años en este escenario de hielo y viento. "Eran otros tiempos", cuenta el comandante Vélez. Aquella aventura, que tuvo lugar hace ya un siglo, ejemplifica cómo debe actuar un líder ante las mayores adversidades.
Trece efectivos del Ejército de Tierra están dispuestos a marcharse a un paraje muy similar en el que en su día quedó varado el Endurance. Se trata de Isla Decepción, la parte superior del volcán más activo de la región. Sus coordenadas: latitud de 62º 55' S y longitud de 60º 37' W. O lo que es lo mismo, a 13.000 kilómetros de España y a más de 1.000 de cualquier lugar poblado.
"Este es el mejor momento de mi carrera como soldado", admite el comandante español. Él está al frente de la Campaña Antártica, que celebra su trigésima edición. "Es una de las misiones más solicitadas -añade Daniel Vélez-. El de este año es mi cuarto intento para acceder y por fin lo he conseguido".
El perfil del soldado 'antártico'
El perfil del soldado que participa en el operativo tiene que ser concreto. "Todos ellos están altamente especializados y cualificados", detalla un informe elaborado por el Ejército de Tierra sobre la misión. Los efectivos cuentan con una media de dos misiones internacionales a la espalda y un buen nivel de inglés, más capacidades añadidas en francés e italiano.
"El proceso de selección es complicado", advierte el comandante Vélez. A pesar de las dificultades climáticas y técnicas, es una de las misiones con más solicitudes en el Ejército. "Se presentaron más de 200 voluntarios que cumplían unos requisitos muy concretos -cuenta-. Como jefe de expedición, me correspondió estudiar sus expedientes y después elegir a las doce personas que me acompañarían tras una entrevista personal".
Los perfiles con los que cuenta la expedición son muy concretos, pero los elegidos para cubrir cada uno de los puestos deben demostrar habilidades más allá de las propias de su campo: hay especialistas en logística, medio ambiente, sanidad, navegación, comunicaciones, motores, instalaciones y alimentación, pero todos deben saber manejar una embarcación y ser polivalentes en un terreno tan adverso.
Ejercicios en Benasque y O Grove
Por eso, el equipo se pone a prueba en los escenarios más próximos a lo que se encontrarán en la Antártida, pero en nuestro país. Los glaciares de Benasque se equiparan en buena medida a los que se encontrarán en su expedición. "Lo más importante es aprender a manejarse sobre el hielo", esgrime el comandante Vélez.
Los entrenamientos en esta zona permiten al equipo caminar con raquetas y crampones, con un equipo muy similar al que emplearán en la misión. "Además, estando en Huesca, tenemos muy cerca la base militar, lo que nos facilita la logística".
A las prácticas de montaña les acompañan las acuáticas, que este año tuvieron lugar en el municipio pontevedrés de O Grove. Es el jefe de la expedición el que elige el escenario en el que se desarrollan. "No podíamos ir al Mediterráneo ni al sur, las condiciones son muy diferentes a las de la Antártida -afirma Daniel Vélez-. Lo más cercano, tanto por la temperatura como por las condiciones, es en Galicia. En O Grove, además, nos prestan su apoyo los efectivos de la BRILAT. Es muy importante que probemos todo el equipo, especialmente el acuático".
Y, para cerrar los ejercicios preparatorios, los efectivos se reúnen con los que ya visitaron la Antártida el año anterior. En esta fase, en la que se efectúa el trasvase de conocimientos, los veteranos explican a los noveles las dificultades habituales que se encontrarán y cómo afrontarlas.
El objetivo de la misión
La sensación térmica más baja con la que se encontraron los efectivos de la última expedición fue de 20 grados bajo cero. Su vida girará en torno a la base Gabriel de Castilla, formada por varios diferentes módulos en función de su utilidad. En el bautizado con el nombre de 'módulo de vida' pueden convivir hasta 28 personas, distribuidas en sus 120,25 metros cuadrados. También hay un taller, una enfermería y almacenes de alimentación, entre otros.
Pero si hay un módulo que desempeña un papel fundamental es el científico, con sus laboratorios y salas de trabajo. Los efectivos dan soporte al equipo de investigadores que desarrolla su estudio en Isla Decepción y alrededores: "Colaborar con el Ministerio de Economía y Competitividad en las labores de investigación científica", es la misión del contingente, de acuerdo al informe del Ejército de Tierra.
Pero, además, los efectivos cumplirán otros objetivos en este escenario, como "mantener la presencia física de España en el territorio Antártico", "mantener en adecuadas condiciones de uso las instalaciones", "desarrollas proyectos de investigación y experimentación" y "dar a conocer a la sociedad en general, al mundo científico y a la institución militar en particular, la presencia y actividades del Ejército de Tierra en la Antártida".
Para el comandante Vélez, la misión se sustenta en "la ilusión" que comparten los 13 efectivos del Ejército de Tierra. Partirán a principios de diciembre desde España y alcanzarán la base Gabriel de Castilla dos semanas después. Su estancia en la Antártida se prolongará durante cuatro meses.
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