En su aparición de este martes en Puerto Real (Cádiz), Susana Díaz aseguraba que en el PSOE no se ha producido un debate crucial, el de las derrrotas electorales de los últimos tiempos. En el último año, el PSOE ha perdido escaños, votos y representantes tanto en las elecciones generales como en las autonómicas. Era la respuesta de la presidenta de la Junta de Andalucía a Pedro Sánchez tras anunciar éste su intención de convocar un congreso federal que acarrea la celebración de primarias.
Lo cierto es que Susana Díaz urde ya el plan para descabalgar el próximo sábado en el Comité Federal a Pedro Sánchez. Así, se evitaría la llegada el 23 de octubre de las primarias convocadas por el secretario general de los socialistas. Si la previsión de la baronesa socialista se cumpliese, una gestora se haría cargo del partido y negociaría la abstención para permitir que gobierne Mariano Rajoy. Sin embargo, en su esperada declaración de este martes Díaz volvía a ser ambigua.
Una vez más, Díaz abría el martes la puerta a encabezar la rebelión socialista que desde que comenzó la semana se está gestando entre buena parte de los barones del partido. Ella estará, decía, “donde me pongan mis compañeros: en la cabeza o en la cola”. ¿Dará el paso de intentar liderar el PSOE? Esa es la pregunta que muchos se hacen en el partido y que todavía no tiene respuesta.
El lunes, tras los malos resultados cosechados en Galicia y el País Vasco, salieron en tromba dirigentes actuales e históricos de los socialistas exigiendo “reflexión”: José Blanco, Carme Chacón, Eduardo Madina, Alfredo Pérez Rubalcaba, José Luis Rodríguez Zapatero, Antonio Miguel Carmona y, sobre todo, los barones autonómicos como Emiliano García-Page o Guillermo Fernández Vara. El sábado Susana Díaz, con apoyo de muchos de los citados, y Pedro Sánchez volverán a verse las caras en un duelo clave para el futuro del PSOE.
Una cita pospuesta
Madrid y Díaz tienen una cita que se ha pospuesto una y otra vez a lo largo de los últimos años. Es la eterna pregunta de las entrevistas y a la que siempre contesta con evasivas. Desde que Pedro Sánchez se alzó en la secretaría general del PSOE en el verano de 2014 la política andaluza ha monopolizado las intrigas sobre si podría ser la sustituta del secretario general. Aquel fue su primer amago de auparse en la sucesión de Pérez Rubalcaba. Sin embargo, Madina forzó que las primarias se produjesen con voto en las urnas de los 190.000 militantes del partido. Fue entonces cuando ella y otros alzaron a Pedro Sánchez.
La situación ha cambiado mucho desde entonces. Susana Díaz ganó las elecciones andaluzas y cuenta con la estabilidad que le proporcionó Ciudadanos en el pacto por el que fue investida. Sánchez ha sentido en sus propias carnes la debacle del PSOE: la caída desde 110 a 85 diputados en menos de un año.
Cuando fue elegido, Sánchez contaba como nuevo secretario general con el apoyo de la mayoría de los pesos pesados del partido. La situación se ha revertido de tal manera que ahora mismo un buen número de barones (Page, Vara, Javier Lambán, Carme Chacón, la propia lideresa andaluza…) ya está en su contra y en disposición de apartarlo del liderazgo. Incluso tres ex secretarios del partido con el peso y el nombre de José Luis Rodríguez Zapatero, Alfredo Pérez Rubalcaba y Felipe González piden ya -sea públicamente o no- la cabeza de Sánchez.
El momento de Susana Díaz
¿Será esta vez en la que la máxima dirigente del socialismo andaluz por fin mueva ficha? El año pasado, tras las municipales y las autonómicas que la auparon como la principal baronesa del partido, se habló de que Díaz se postulaba para dirigir el partido y hacer frente a Rajoy. Al final ese amago también acabó en nada. El último amago llegó tras la primera de las debacles electorales de Sánchez el pasado 20 de diciembre, cuando el PSOE perdió, debido a la irrupción de Podemos, 20 diputados de una sola tacada.
Todo apuntaba a que era su momento, el instante idóneo para presentarse. Sin embargo, el calendario se paralizó y el Congreso se frenó ante la convocatoria de nuevas elecciones generales para el 26 de junio. La nueva bajada del PSOE en las generales, aunque evitaba el sorpasso de Podemos, fue criticada con dureza por los principales líderes regionales. Sánchez, de nuevo en la picota, y Díaz en el disparadero, preparada para entrar en juego. Pero otra vez se esfumaba esa posibilidad.
Lo que Díaz busca es competir contra Sánchez pero no directamente. Por eso las esperanzas de los críticos del PSOE están puestas en vetar este sábado a Sánchez y que el partido acabe dirigido por una gestora. Al menos hasta que la situación se calme, el PSOE se sitúe en la oposición - “con 85 escaños no se puede gobernar”, enfatizó la líder de los socialistas andaluces- y ya a partir de diciembre se elija un nuevo secretario general. Por lo pronto, Díaz sonríe, atiende a los micrófonos y se remite a lo que decida el partido. Habrá que esperar al sábado.