Podría ser la trama de una novela romántica, pero es una historia real. Jonathan y Jaione, de 15 y 16 años, desaparecieron de sus casas durante una semana para poder vivir su historia de amor. Él es gitano y ella paya, algo que a la familia de Jaione no le acababa de convencer.
Aprovechando las vacaciones de verano, lejos de institutos y tareas escolares, los dos menores, que llevan unos siete meses saliendo, decidieron que era un buen momento para irse lejos de sus familias. A cualquier lugar.
La última vez que los testigos vieron a Jaione antes de la desaparición fue el pasado martes 16 de agosto en la estación de autobuses de Pamplona, con una mochila rosa en la que llevaba algo de ropa guardada y el DNI.
Destino: Huesca
El primer autobús que cogieron fue a la localidad navarra de Tudela. Al día siguiente, y tras pasar la noche en la calle, viajaron a Zaragoza y de allí a Huesca, siempre con los móviles apagados y sin dar señales de vida.
Mientras los jóvenes continuaban su viaje, ajenos a lo que podría estar pasando en sus casas, en Pamplona, sus familias desesperadas denunciaban ante la Policía Foral de Navarra la desaparición de los menores. Desde el principio supieron que se habían escapado juntos. La ciudad se inundó pronto de carteles con sus rostros y la Guardia Civil pidió colaboración ciudadana para encontrarlos.
Ya en Huesca, los jóvenes trataban de sobrevivir puesto que "no conocían a nadie" en la ciudad. "Dormían en un jardín", cuenta a este periódico el padre de Jonathan, que explica que solo tenían entre los dos "70 u 80 euros".
Sabiendo que no podrían mantenerse por sí mismos durante mucho tiempo, los menores acudieron a un párroco de la capital oscense y a algunos vecinos para "pedir comida y dinero" con lo que pasar algún día más.
Un agente fuera de servicio
En esas condiciones estuvieron seis días, hasta que a última hora de la tarde del martes un agente fuera de servicio encontró a dos jóvenes en un banco del paseo Ramón y Cajal, cuyo físico coincidía con el de un chico de 15 años y una chica de 16 que había visto en las fotografías publicadas por la desaparición.
El agente dio el aviso a sus compañeros de Policía Local, que identificaron a los menores y constataron que se encontraban en buen estado, con algo de dinero y una bolsa de comida.
Fueron las familias de ambos las que viajaron a Huesca esa misma tarde para buscarles, aunque la familia de la chica todavía no se ha pronunciado. "Esta noche por fin hemos podido dormir", expresa aliviado el padre de Jonathan.