Con la brisa del amanecer y sin más equipo que sus brazos y sus piernas, Javier Ortega se sumergió en el mar con un objetivo: colocar la bandera de España en el Peñón de Gibraltar. El secretario general de VOX se puso el bañador y bajó a la playa de La Línea cuando el sol se asomaba todavía con timidez. Los "viajes de información" previos realizados por el equipo operativo le marcaban el camino. Tenía que tomar tierra británica en una playa cercana al aeropuerto. "Es una de las menos frecuentadas. Aparecí en bañador, como otro cualquiera", relata. Ortega "se mimetizó con el paisaje" y cumplió con su plan.
Abogado, esbelto, robusto y casi siempre engominado, el secretario general de la formación liderada por Santiago Abascal encarnó el papel más llamativo de la Operación VOX, casi una decena de personas que colocó una enseña nacional de 168 metros cuadrados en una de las zonas más elevadas de la montaña gibraltareña.
¿Por qué a nado y no en coche o andando? "Soy el secretario general y no quería que otros miembros de VOX corrieran el riesgo y yo no. En 2013, retiré uno de los bloques de hormigón que Gibraltar colocó en aguas españolas para evitar que faenaran nuestros pescadores. El primer ministro, Fabián Picardo, solicitó mi arresto a la Interpol y mantienen contra mí una orden de busca y captura", explica desde Málaga, adonde ha llegado hace apenas un par de horas. En una mañana, casi seis kilómetros a nado.
Esta "acción de campaña" fue concebida hace un mes y, a partir de ahí, los militantes escogidos viajaron a Gibraltar para testar el terreno y elegir el camino. Ortega "no podía tocar tierra" durante su travesía por miedo a ser visto. Nadó en paralelo al aeropuerto y le sobrevolaron "dos o tres aviones". "La natación fue disimulada para no ser visto. Lo mismo ocurre con el equipo, por eso decidimos no usarlo. Salí de La Línea, empecé a virar hacia África y, cuando ya no podían verme, apunté en línea paralela", comenta.
¿Pasó miedo? "No. Sabía que las condiciones del mar eran fabulosas. Fui a un ritmo suave para evitar calambres. Imagínate un tirón en el mar y no poder tocar tierra". ¿La mayor dificultad? "En el estrecho suele haber corriente. Esto hace que el agua esté caliente en un sitio y, de repente, pasé a estar muy fría. Eso favorece los calambres. Tardé alrededor de una hora y media".
Rumbo a la montaña
Cuando Ortega pisó arena británica, ya le esperaban sus compañeros, que habían logrado colar un vehículo en la colonia. Se cambió y puso rumbo a la zona elegida de la montaña. Los militantes de VOX que han 'conquistado' Gibraltar han formado parte de operativos especiales del Ejército. "Que quede claro que ha sido una acción política, y no militar. Pero está claro que los que hemos llevado a cabo la operación podíamos hacerla porque teníamos cierta experiencia", detalla.
Cuenta la aventura con tono de escaramuza, con la tensión de quien ha estado a punto de ser detenido, pero el discurso político aflora con frecuencia. Ortega no sólo reconoce que se trata de "una acción de campaña", sino que insiste: "Gibraltar es la última colonia de Europa. Ninguna nación tiene que tolerar que otra invada su territorio, y menos para utilizarlo como zona de blanqueo de capitales y tráfico de estupefacientes". ¡Gibraltar español!, escribió el secretario general de VOX a los afiliados antes de lanzarse al mar.
Un accidente en el acantilado
Tenía esa sensación de deportista olímpico, de futbolista que juega por la Selección y no sólo por un club: "Iba nadando y pensaba en todos aquellos que se iban a sentir identificados. Hemos hecho algo que le hubiera gustado poder hacer a mucha gente".
Ortega y los suyos apuntaron a la montaña. "Íbamos cumpliendo etapas y veíamos que los objetivos se cumplían". La zona marcada en rojo es de difícil acceso. El grupo la alcanzó en torno a las 14:30h. "No sin dificultad. El terreno es muy complicado. La pendiente roza el 50% y los acantilados son muy peligrosos. Un compañero rodó montaña abajo, pero gracias a Dios no le ocurrió nada", añade.
Y así fue. 168 metros de rojo y gualda en Gibraltar, en una reconquista tramada a modo de operación militar, pero con significado político y de campaña. ¿Se celebró de algún modo ahí arriba? "¡No! -contesta-. "Había que proceder a la exfiltración", menciona en tono castrense. "Cuando desplegamos la bandera, las expresiones eran de tensión, habíamos cumplido otra etapa, pero quedaba lo más difícil, salir sin ser vistos".
Una detención en la frontera
En cuanto la enseña fue desplegada, los miembros de VOX corrieron montaña abajo. Quince minutos después llegó la Policía, que avistó por las cámaras el 'logro' de los de Abascal. "Sabíamos que nunca íbamos a poder recuperar esa bandera. No había posibilidad. Llegaron en cuanto nos fuimos", lamenta Ortega.
Eran las cuatro de la tarde y cada uno emprendió su salida. Otra vez, unos andando, otros en coche y Ortega, de nuevo a nado. Parecía que la misión iba a ser perfecta, tal y como había sido planeada, pero el control de frontera desbarató los planes. Nacho Mínguez, presidente de la organización en Madrid, fue parado por los agentes de Seguridad. Las cámaras habían identificado la matrícula del vehículo que portó la bandera de España. Mínguez fue detenido y todavía no ha sido puesto en libertad.
"No podemos olvidarnos de Gibraltar"
"No hemos conseguido contactar con él. Nos hemos puesto en contacto con Exteriores, pero temo que no harán nada. Para ellos somos una molestia. El Gobierno no suele mojarse en cosas como ésta. Es muy triste", dice Ortega.
"No podemos olvidarnos de Gibraltar", termina nostálgico. Y no lo han hecho. A su manera.