David Hernández y Marta Miguel llevaban diez días desaparecidos en alta mar sin rumbo. Diez madrugadas en una lancha sin motor de unos 12 metros de eslora sin GPS ni radio antes de que unos pescadores vietnamitas pusiesen fin a su pesadilla.
“Papá, mamá, estamos bien, ya vamos para allá”. Este es el mensaje que enviaron los jóvenes madrileños que llevaban desaparecidos en Malasia desde el pasado 2 de mayo tras quedarse a la deriva mientras cubrían una travesía entre la isla de Balambangan y el distrito de Kudat.
Aquel mensaje lo mandaron desde el buque al que fueron trasladados gracias a los pescadores vietnamitas, que les llevarían a tierra firme para encontrarse con sus familiares. Allí se encuentran la madre y el hermano de Hernández, y la hermana y el tío de Miguel.
Fueron los primeros en recibir la buena noticia. Luego llegó el aluvión de titulares que hicieron que muchos familiares de los ya localizados se enterasen a través de la prensa. “No sé nada, no tenemos ninguna novedad”, explicaba la hermana de Hernández a EL ESPAÑOL minutos antes de que el Ministerio de Exteriores confirmase el hallazgo.
"Nunca perdimos la esperanza"
“La cónsul española en Malasia ha hablado ya con los dos españoles. Han sido localizados y se encuentran bien”, explicaba el ministerio de José Manuel García-Margallo. Los habían encontrado junto con sus dos compañeros de viaje, el empresario Tommy Lam, y otra ciudadana malasia con los que habían emprendido diez días antes la expedición.
“Nunca perdimos la esperanza, teníamos claro que los íbamos a encontrar”, cuenta la hermana de Hernández, quien se concentró junto a familiares y amigos en la puerta de Exteriores durante la tarde de este jueves “para celebrar que vuelven a estar con nosotros”.
Marta Miguel y David Hernández ya han llegado a Kota Kinabalu. Ambos han viajado por vía aérea desde una base naval malasia, donde pasaron un reconocimiento médico, y a su llegada a la ciudad se les hizo un nuevo chequeo en un hospital, dijeron a Efe fuentes diplomáticas españolas, que indicaron que los dos se encuentran en buen estado de salud.
Cómo se sobrevive 10 días en alta mar
“Son fuertes e inteligentes, ambos hacen submarinismo y se manejan bien en el mar, solo esperamos y deseamos que no arriesguen demasiado”. Laura Miguel, hermana de Marta, planteaba en la mañana de este jueves la hipótesis de que ambos se encontrasen bien. “Nos han dicho que ahora está lloviendo, por lo que tienen agua dulce para beber”, explicaba, en una información recogida por el diario El País. Las explicaciones de Laura Miguel dejaban entrever la lucha por la supervivencia que la pareja debía estar afrontando en esos momentos a 200 millas de distancia de la costa.
“Lo físico se puede superar, pero con lo que no hay nada que hacer es con lo psíquico”. José Miguel Ogalla dirige la escuela de supervivencia Anaconda I. Antes de dar una serie de consejos sobre cómo sobrevivir en un escenario como el que han tenido que afrontar Marta Miguel y David Hernández, explica que la prioridad pasa por la moral: “Estar mal de mente es lo que nos puede llevar al abismo”. Y, para evitar caer en ello, nada como “respirar, pensar y luego actuar”: “Pensar que lo más importante ya está, que es estar a flote -señala Ogalla-. Y que hay que salir de ahí”.
Lo siguiente, advierte el experto en supervivencia, es pensar en el agua. “Vamos a reservar agua, a potabilizar, a poner cubos para recoger la lluvia”, apunta Ogalla, poniéndose en la piel de los dos españoles rescatados. “El agua de mar también se puede beber en cierta medida, hasta 250 centilitros al día, que es lo mismo que un vaso”, asegura. Si se opta por esta opción, además, se toma el plancton que contiene, “un alimento en sí mismo”.
"La comida es relativamente fácil de gestionar”
Acto seguido, se debe estudiar el material que hay a bordo de la embarcación. En la lancha en la que viajaban los dos españoles es más que probable que hubiese un bote salvavidas. “Ese bote tiene agua potable, aparejos de pesca, bengalas... lleva muchísima información dentro”, explica Ogalla.
Material, como los aparejos de pesca, con los que se puede gestionar la alimentación en alta mar. Para el experto en supervivencia, en estos escenarios “se pesca muy bien”. Además, con una camiseta se puede crear una red con la que coger el plancton marino. “Teniendo el bote a flote, la comida es relativamente fácil de gestionar”, apunta el experto. “En esas condiciones, aunque estemos a la deriva, podemos aguantar hasta dos meses”, añade, siempre hablando en primera persona, imaginándose a sí mismo en aquel lugar.
Sin GPS y sin radio a bordo, como se encontraba la pareja que viajaba a la deriva, hay que establecer algún plan para ubicar la posición. “Una vez que hayan cogido las cartas de navegación, con un cabestrante sabríamos la latitud y la cuadrícula del mapa en el que nos encontramos”, relata Ogalla.
Se trata de unos hábitos que, en juicio del experto, servirán para “mantener la cabeza ocupada, con unos objetivos claros”. Porque, insiste, lo más importante es “estar siempre positivo, pararse y pensar”.