No importan los nombres, lo que cuentan son los acuerdos por España. Este es el mensaje que ha querido trasladar este lunes Felipe VI a la clase política, a la que ha emplazado a seguir trabajando sine die hasta conseguir lo que para muchos es ya poco menos que un milagro: un acuerdo para formar un Gobierno que cuente con la confianza de la Cámara.
Hasta entonces, el monarca prefiere no perder el tiempo de la Jefatura del Estado convocando una tercera ronda de consultas: el panorama está bastante claro tras la investidura fallida del pasado viernes. A falta de manual -el artículo 99 de la Constitución contiene lagunas- y de precedentes históricos -nunca antes había estado España en una situación igual-, Felipe VI ha aplicado “el sentido común” para ejercer su función constitucional sin extralimitarse, según fuentes de Zarzuela.
La secuencia de lo ocurrido este lunes es indicativa de la escrupuloso que es Felipe VI con el procedimiento. Por la mañana ha recibido al presidente del Congreso, Patxi López, para comunicarle que “éste es el tiempo de los partidos políticos”. Después, Zarzuela ha emitido un comunicado oficial en el que conmina a los partidos a que lleven a cabo “las actuaciones que consideren conveniente a los efectos previstos en el artículo 99 de la Constitución”.
El espíritu de Rivera
A continuación, Zarzuela ha solicitado el refrendo del Gobierno en funciones para realizar “un desplazamiento puntual” (no viaje de trabajo, oficial o Estado) a Lisboa para asistir a la toma de posesión del presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sosa. Va y viene en el mismo día, pero hacía cinco meses que el Rey no salía de una España que entró en campaña electoral prácticamente el septiembre de 2015.
Este monarca medita todos sus pasos y da mucha importancia al lenguaje. En el comunicado de este lunes Felipe VI ha diluido la identidad de los cuatro líderes políticos de manera que lo importante son “los partidos”. Ha rehuido de unas consultas automáticas que podrían haberlo llevado a la tesitura de nominar de nuevo a Pedro Sánchez, que ya ha fracasado, o a Mariano Rajoy, que ya ha desistido. Con el reloj constitucional en marcha- el plazo expira el 2 de mayo- Felipe VI se ha mantenido por encima de los nombres políticos para concentrarse en lo esencial, según Zarzuela.
¿A quién beneficia de los cuatro contrincantes? A ninguno, si la intención es usar el título de ungido real para mayor gloria política. No a Rajoy si éste pensaba utilizarlo para demostrar que él puede aún tomar la iniciativa a pesar de que el 80% de los españoles cree que su tiempo ha pasado, según la última encuesta de Metroscopia. No a Sánchez, el líder socialistas que acaba de fracasar en el intento ¡hace apenas tres días! Si es por concordancia de espíritu, quizá a Albert Rivera.
El líder de Ciudadanos ha hecho suyo el mantra de que lo importante son los acuerdos y no las personas que los lleven a cabo. Tantas veces ha repetido la frase que volvió a sacar a relucir en el Congreso de los Diputados la semana pasada: “No importa quién sea el ministro de Educación, lo que España necesita es un gran Pacto Nacional por la Educación”. Felipe VI- aunque reservado- ha dado claras muestras de sintonía con Rivera.
Minuto a minuto, semana a semana
¿Cuánto tiempo ha dado el Rey a los partidos para conseguir esa pócima mágica? “No se predetermina nada”, explican fuentes de Zarzuela, que desde el 20D trabaja “según lo que vaya pasando” en la arena política. Minuto a minuto, semana a semana. Si los partidos se aproximan y hay algo con que comunicar al Rey, el presidente del Congreso pondrá en marcha el mecanismo constitucional y el monarca convocará consultas. Si eso no ocurre, Felipe VI intentará cumplir con sus compromisos internacionales (como el de Portugal) para mitigar la impresión de que España está cerrada al exterior por sus cábalas políticas internas.
Una semana, un mes, o más. Quizá Puerto Rico la semana próxima, quizá Japón el mes que viene. Desde Zarzuela quitan hierro a este situación inédita: “Los mecanismos del Estado funcionan”.