Alrededor de una veintena de personas ha recibido con aplausos y abrazos a Raúl García Pérez y Alfonso Lázaro de la Torre, los dos titiriteros del polémico carnaval de Tetuán (Madrid), a su salida de la cárcel de Soto del Real.
Sin hacer declaraciones a los periodistas, ambos han abandonado el lugar en un coche. La madre de Raúl García Pérez se ha detenido unos instantes para expresar su agradecimiento por el apoyo recibido.
El juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno había acordado este martes su puesta en libertad. El magistrado ha fijado como medidas cautelares la obligación de acudir al juzgado diariamente a firmar, la retirada de pasaporte y la prohibición de salir del país.
De esta manera Moreno atiende a la petición de la Fiscalía que había cambiado de criterio y había pedido que se deje en libertad a los dos titiriteros enviados a prisión por un delito de enaltecimiento del terrorismo el pasado sábado, tras ser detenidos por la Policía Municipal por mostrar una pancarta de “Gora Alka ETA”. El Ministerio Público informa a favor del recurso de los titiriteros y entiende que no existe riesgo de fuga. “Ello, por cuanto el recurso presentado argumenta su petición e libertad, con la aportación de documentación que acredita la existencia de arraigo suficiente”.
La Fiscalía también señala que, “en el momento actual, es difícil que se puedan repetir los hechos objeto de este procedimiento, por la razón que ha sido incautados judicialmente todo el material empleado en la presentación realizada por los investigados, así como la rescisión de sus actuaciones”.
Si el juez atiende a la petición de la Fiscalía, los titiriteros, contratos por la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, que liderada Manuela Carmena, tendrían que acudir al juzgado más próximo de su domicilio diariamente para firmar y así asegurarse que no van a huir de la Justicia. Además, el fiscal pide que se les retire el pasaporte y no puedan salir del país
En su escrito, el fiscal insiste que a pesar de que considera ahora que deben quedar en libertad, pide que se mantenga su imputación por un delito de enaltecimiento del terrorismo, dado que hay sobrada jurisprudencia del Tribunal Supremo que fija este delito.
Los abogados de los titiriteros recurrieron la orden del juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno de enviarles a prisión por un delito de enaltecimiento del terrorismo al considerar que hay obras de ficción más violentas que la que representaron el viernes en los carnavales del distrito de Tetuán, en Madrid, como 'Rambo' o 'Pesadilla en Elm Street'.
El juez le envió a prisión, a petición de la Fiscalía, el pasado día 6 imputados de un delito de enaltecimiento del terrorismo pos mostrar una pancarta durante la obra en la que se podía leer “GORA ALKA ETA”. Según la defensa, uno de los personajes del teatrillo le coloca la pancarta enaltecedora a la bruja para incriminarla, cartel que acompañan de una "albóndiga bomba".
Se comparan con Shakespeare
El juez Moreno envió este sábado a la cárcel a los dos titiriteros. Imputa a los artistas Alfonso Lázaro y Raúl García enaltecimiento del terrorismo, penado con hasta tres años de prisión, y un delito cometido con ocasión del ejercicio de los derechos fundamentales y las libertades públicas garantizados por la Constitución, castigado con penas de entre uno y cuatro años de cárcel.
Según la defensa de Lázaro de la Fuentes y Raul García Pérez, hay multitud de obras clásicas, incluyendo las de Shakespeare o el 'Crimen y Castigo' de Dostoievsky, en las que aparecen escenas sexuales explícitas y el asesinato de personas. Aseguran que múltiples autores españoles han recurrido a la figura del principal personaje de su guiñol, Cristóbal Polichinela.
En su recurso, los abogados explicaron que la obra que interpretaban no estaba dirigida a un público infantil. La función, que se representó ante niños de entre uno y seis años y que incluía la violación de una mujer, apuñalamientos o el ahorcamiento de un juez, es "una sátira humorística representada con motivo de los Carnavales", sostienen.
Así, los abogados precisan que en la web de la compañía, 'Títeres desde abajo', que la obra no se encuentra catalogada como espectáculo infantil, sino que se incluye en las denominadas de 'Teatro Popular'. Insisten, además, en que las escenas violentas son representadas por muñecos de trapo, por lo que el impacto visual de las muerte o la agresión es mucho menor que si son actores los que actúan.