Una “cacicada”, una “decisión vergonzante” y una falta de respeto “a más de cinco millones” de españoles. Justo cuando acababa de dar una larga rueda de prensa, Íñigo Errejón bajó muy enfadado al patio de la Cámara baja. Probablemente por las prisas se olvidó hasta el abrigo, por lo que lucía una camisa pese a la temperatura invernal de Madrid.
Se acababa de enterar del acuerdo de la Mesa del Congreso, donde PP y Ciudadanos suman cinco de los nueve puestos, que este martes ha decidido que Podemos se siente a partir de la cuarta fila en el hemiciclo.
Según la distribución, el PP seguirá ocupando la derecha del hemiciclo (vista desde la tribuna de oradores) y el PSOE la izquierda. En el centro se abre el grupo de Ciudadanos, el cuarto en escaños, y en primera fila figura también el PNV, con tan solo seis. Incluso los puestos de Democràcia i Lliberta, la antigua Convergència, comienzan antes.
Este esquema “manda a los diputados de cinco millones de personas que votaron por el cambio político” al “gallinero” y lo que busca es “dividir la imagen de la fuerza que tiene el cambio político”, según Errejón.
Pablo Iglesias también lamentó en las redes sociales el reparto, criticando el dibujo en los mismos términos que Errejón.
Gloria Elizo, miembro de Podemos en la mesa, explicó que la propuesta llegó cerrada a la Mesa, que toma las decisiones organizativas. La llevaba bajo el brazo Celia Villalobos, primera vicepresidenta, y contó con seis votos a favor: los tres del PP, dos de Ciudadanos y el de Micaela Navarro, del PSOE. El presidente, Patxi López, se mostró en contra de la decisión, pero se abstuvo. Sólo Elizo y el representante de En comú Podem, Xavier Domènech, votaron en contra.
Según el número dos de Podemos, su grupo pedirá reconsiderar la decisión.