Lleva subida a una moto desde los tres años y en 2021, cuando nació ENCLAVE ODS, fue una de las primeras personas en hablar con este vertical. Ahora, en este tercer aniversario, Ana Carrasco (Cehegín, 1997) se quita el casco para reflexionar, una vez más, sobre qué le hace tan grande.
Tal vez sea el haber sido la primera mujer en ganar un Campeonato del Mundo de Motociclismo Supersport 300, donde corren, en el mismo circuito y durante la misma carrera, hombres y mujeres juntos. Eso sucedía allá en 2018, mucho antes de compartir su pasión con esta sección y reconocer que el secreto de su éxito está en haber sabido "encontrar el límite". El haber sabido ir más allá y no rendirse ante las vicisitudes del destino.
Lo suyo siempre ha ido de batir récords y quemar rueda. En 2013 se convirtió en la mujer más joven en competir en el Campeonato del Mundo de Motociclismo en la categoría Moto3. Debutaba, así, con tan solo 16 años y dejaba a compañeros, patrocinadores y público boquiabiertos. En 2017, a los 20, se llevó el título de primera mujer en ganar una prueba mundial de moto. Luego llegó lo de 2018… y después, en 2020, una lesión aparatosa que hizo tambalear los cimientos de su carrera.
"Las lesiones son por desgracia parte de este deporte y a mí me ha tocado convivir con varias a lo largo de mi carrera", reconoce Carrasco en conversaciones con ENCLAVE ODS | EL ESPAÑOL. La de hace cuatro años fue, admite, "la más complicada". Se cayó de la moto en Estoril y, por el camino, se le fracturaron dos vértebras.
Dice, sobre aquellos momentos, que "no fue fácil competir" de nuevo. Aunque, asegura, lo peor fue volver a encontrarse "al 100% físicamente para poder ser competitiva y volver a luchar por ganar".
Y lo dice a pesar de que apenas cinco meses después de la lesión volvió a la pista, aunque empezó con un kart antes de subirse a una moto. Eso sí, confiesa: "Durante mucho tiempo, aunque ya estaba compitiendo, no acababa de sentirme al 100%".
'Ride Like a Girl'
La recuperación de esa lesión hizo que se ganase el sobrenombre de 'guerrera'. Y le dio aún más peso a su lema, Ride Like a Girl (conduce como una chica), que lleva a cuestas desde que celebrara el título mundial en 2018. Cuenta que le pareció una idea estupenda usar esta frase que "históricamente siempre se ha utilizado de forma despectiva hacia la mujer".
Tenía —y tiene— algo de poético hablar de conducir como una chica en un deporte tan masculinizado como lo es el motociclismo. Por eso, dice, creyó que era "una buena oportunidad para darle la vuelta y mostrarle al mundo que conducir bien o mal no depende de tu género". Lo que sí marca la diferencia entre un buen o un mal conductor es "tu capacidad de trabajo y tu talento".
Carrasco se sincera: "Es cierto que en algunos momentos de mi carrera deportiva he tenido falta de oportunidades o de apoyos, pero seguramente esto es algo que todos los pilotos, independientemente de ser mujer u hombre, hemos echado en falta alguna vez". Eso sí, destaca que le resultó "difícil encontrar personas que creyeran que podía ganar". Le costó, por tanto, que le "dieran la oportunidad y los medios para poder hacerlo".
"Fluir con la moto"
Pero eso nunca la ha parado. Porque, como dice, la velocidad lo es todo para ella. Se confiesa una enamorada de su profesión. Ya contaba allá en 2021, durante el nacimiento de este vertical, que la sensación de libertad es lo que hace que ame a lo que se dedica. "Tú sola con tu moto tienes que sacar lo mejor, pero no hay nadie que te esté diciendo qué hacer. Eres tú misma y tienes que tomar las mejores decisiones y sacar lo mejor de ti", decía por aquel entonces.
Ahora, reconoce que lo que más le gusta de lo suyo es ganar y "la sensación que tienes cuando consigues fluir con la moto, ir muy rápido y divertirte pilotando". Porque competir también va de pasárselo bien y, de paso, tener un buen resultado: "Celebrarlo con la gente que está detrás empujándome día a día es increíble".