Atrás quedaron los días en los que la inteligencia artificial parecía un campo que pertenecía a la ciencia ficción. Hoy en día no solo es un tema que está en pleno debate, sino que forma parte de la vida de las personas. Aún existen muchas dudas y prejuicios alrededor de esta nueva tecnología que, parece, ha llegado para cambiar nuestras vidas.
Mónica Villas, ingeniera industrial, cuenta con más de 25 años de experiencia en el sector de TI, y es especialista en inteligencia artificial, así como en Cloud y Analytics. Actualmente, es consultora, docente y directora en programas de IA y tecnologías exponenciales en distintas instituciones y empresas, entre otras Deusto, UNIR, ESIC, Immune Technology y Analyticae. Además, es la autora del libro Manual de ética aplicada para Inteligencia Artificial (Anaya).
“El año pasado la inteligencia artificial fue la palabra más usada según la RAE, no la palabra más buscada en internet”, comienza explicando Villas a ENCLAVE ODS. “En el momento en el que hemos empezado a tener una IA que nos ha ido permitiendo trabajar con el lenguaje, ha ido interesando más a la gente”.
En un momento en que la IA es capaz de hacer muchas más cosas por la cantidad de datos y los procesadores que tenemos, se está generando un debate muy interesante en la sociedad. Como todo lo desconocido, provoca dos sentimientos en la gente: miedo y curiosidad. “En Europa hemos aprendido de inteligencia artificial con películas como Terminator, por lo que al final acabamos asociando la IA a algo malo”.
Esto, sumado a que el progreso en este tipo de tecnología en estos últimos dos años ha crecido de manera exponencial, provoca que seamos más reacios a los cambios. “De todas formas estamos en un camino en el que tenemos que ver hasta donde nos lleva esta tecnología”, explica la experta.
Cuando hablamos sobre la prohibición de herramientas de inteligencia artificial como el ChatGPT, en ciertos ámbitos como el escolar, Villas se posiciona en contra. “Sirven para completar, para conseguir un ser humano aumentado. Además, al prohibir las cosas, las haces más atractivas y generas el efecto contrario”, zanja.
¿Puede la IA convivir de manera ética y responsable con el ciudadano?
Siempre como ayuda y teniendo clara su función. Las herramientas están ahí, pero tenemos que ser responsables del uso de esas herramientas y conservar ese pensamiento crítico de que puede ser que lo que me está diciendo la herramienta no tenga sentido.
Nos puede ayudar en ciertas tareas, pero no utilizarlo para todo, por qué al final, ¿cuáles son las capacidades con las que nos quedamos? Si dejamos de practicar una capacidad, probablemente la perderemos.
¿Llegará algún día en el que herramientas como ChatGPT sean una fuente de información válida?
Antes de internet, acudíamos a las bibliotecas, buscábamos las fuentes. Además, teníamos dificultades en acceder a la información. Ahora tenemos demasiada información, y hay que saber distinguir cuál sirve y cuál no. Las herramientas de IA tipo ChatGPT irán evolucionando y cada vez ayudarán mejor a realizar ciertos trabajos.
Últimamente, ha habido varias polémicas relacionadas con la IA, ya que ha sido usada par manipular fotos de personajes famosos, como en el caso de Rosalía, o incluso para clonar voces de personas fallecidas. ¿Qué límites debemos poner?
La sociedad debe estar preparada para ese tipo de cosas y para saber que tengo que mirar con un poco más de detalle lo que estoy viendo. Ahora mismo tenemos que evitar, precisamente eso, utilizar la IA para lo que no se debe.
A estas alturas se pueden hacer muchas cosas con la inteligencia artificial, de hecho se pueden generar incluso ataques cibernéticos… y este tipo de cosas hacen mucho ruido, más que lo positivo.
Al final, la inteligencia artificial es una tecnología, y aunque es una tecnología neutra, hay que tener cuidado con cómo se emplea. Lo único que podemos controlar es el uso que vamos a hacer de ella.
Un informe desarrollado por la universidad de Stanford establece que el porcentaje de mujeres que está trabajando en inteligencia artificial es mucho menor que el de los hombres. ¿Por qué?
Llevo muchísimos años en tecnología y es verdad que no solamente la inteligencia artificial, en la tecnología en general se ha incrementado el número de mujeres, pero sigue habiendo pocas. Los expertos dicen que alrededor de los 11 o 12 años es cuando se pierde la vocación de las mujeres por la tecnología.
En mi opinión, creo que aún falta hacer que la tecnología sea atractiva para las mujeres, enseñar a las niñas que este también es su campo. He participado en multitud de eventos para intentar atraer a más niñas, la mayoría cuentan que, a pesar de que les gustaba, lo dejaban porque se quedaban sin amigas o porque no se veían representadas en ese mundo.
Como mujer tecnóloga yo siento una cierta obligación de ser un referente para las niñas, todavía nos queda mucho por hacer.
¿Qué cree que debería mejorar en la inteligencia artificial?
En primer lugar, la información. En diez años va a ser imprescindible, y se tendría que empezar a hablar de ello desde el colegio, que lo vayamos integrando en toda nuestra etapa tanto educativa como profesional. ¿Por qué? Para conocer como la inteligencia artificial me va a poder ayudar a hacer mi trabajo en el día a día.
Por otro lado, es fundamental ese pensamiento crítico sobre esa herramienta que es diferente a otras herramientas que usamos, no es una calculadora, no es un teléfono, sino que es una herramienta que puede tomar decisiones por nosotros, y hay que saber un poco lo que hay por detrás. Es fundamental que seamos conscientes de cómo utilizamos esa herramienta y que seamos responsables.