El Teatro EDP Gran Vía de Madrid acogió la conferencia mundial We Choose Earth Tour en la que se dieron cita algunas de las voces más críticas contra el cambio climático. Por allí, desfilaron figuras de la talla de Amal Clooney, Peter Frankopan, Sophia Kianni, Adam Grant o Céline Cousteau para compartir reflexiones estratégicas sobre el futuro del planeta.
En medio de los preparativos, en los momentos previos a la apertura del congreso, entre cables, vasos y cámaras, ENCLAVE ODS pudo charlar un rato con Céline Cousteau, una de las figuras internacionales más esperadas y aclamadas.
Cousteau llega relajada y sonriente, tras un buen almuerzo en el restaurante Casa Lucio donde ha podido degustar sus populares ‘huevos estrellados’. Nos adelanta los temas sobre los que versaría después su ponencia Abrazar un planeta, un océano.
“Esta tarde voy a hablar sobre los océanos, sobre los que se puede debatir largo y tendido, pero el tema central de hoy es la trazabilidad, entender de dónde vienen nuestros productos y cómo es toda la cadena. Sobre todo, lo que está pasando con los seres humanos: el transporte, cómo fue pescado y cómo llegó a nuestros platos”, afirma la documentalista y activista social y medioambiental.
Y continúa: “Dentro de toda esa cadena hay muchas informaciones que se pierden, así que hablaremos de la importancia de poner atención en toda la cadena de trazabilidad, no solamente para saber lo que comemos, sino también por el bienestar del ser humano, para garantizar lo que está comiendo".
Acto seguido añade: "Además, nos encontramos con que hay leyes que necesitan estar en plazo y topamos con problemas entre gobiernos en esos barcos pesqueros. También hablo esta noche sobre la confianza en el ser humano, y sobre la importancia de conectar el bienestar de uno mismo con el bienestar del planeta".
Pregunta: Ha compartido cartel en este gran evento con grandes figuras, ¿ha podido hablar o intercambiar reflexiones con ellos?
Respuesta: Con Adam Grant coincidí hace algunos años en un evento en Bogotá y a Amal ojalá pueda saludarla luego. Creo que en este evento todos vamos a estar muy bien integrados y enlazados. Generalmente, en los actos de este formato, los ponentes han sido muy bien seleccionados y los temas que vamos a tocar unos y otros se pueden tejer como en una red.
P.: ¿Cómo valora los eventos de este tipo para seguir poniendo el foco en la necesidad de pasar a la acción contra el cambio climático?
R.: Creo que es bueno hablar y es vital seguir con acciones. Lo que espero es que los que vienen y los que escuchan desde lejos, ya sean empresas o individuos, que se den cuenta de que ellos tienen el poder y el potencial de hacer algo, aunque sea a su escala, en su casa, en su trabajo, en su vida y en su corazón.
P.: Lleva muchos años siendo una de las voces más críticas contra el cambio climático, ¿aún tiene esperanza de que el ser humano tome las riendas del problema y pase a la acción?
R.: Yo tengo esperanza porque he elegido ser optimista. No es una cuestión de decir je vois la vie en rose, no es así. Pero la realidad, es que creo que si no tenemos esperanza no vamos a ir hacia adelante. Si actuamos con temor, con miedo, con rabia… cuando uno se siente culpable, esa energía no sirve de mucho. De modo, que creo que hay que inspirar a la gente, y con esa inspiración seguir hacia adelante.
Cousteau ha realizado más de 18 documentales como directora, productora y presentadora. Películas y cortometrajes que produce bajo su empresa CauseCentric Productions para extender el alcance de las historias humanitarias y ambientales por todo el mundo.
P.: ¿En qué proyectos está inmersa en estos momentos?
R.: Sigo trabajando mucho en el Amazonas brasileño donde hice un documental que se llama Tribes on the Edge que me pidieron los indígenas del Valle del Javari para contar al mundo su historia. Pasé como tres años allí. Después, ya no he podido regresar por la Covid, y por seguridad. Esperamos que este año o el que viene podamos retomar nuestros trabajos allí, con el proyecto Javari.
En nuestro país, el apellido Cousteau es bien conocido: es hija del cineasta Jean-Michel Cousteau y nieta de Jacques Yves Cousteau, pionero en la conservación marina. Las películas y series documentales rodadas durante sus exploraciones a bordo de su buque Calypso llegaron a la pequeña pantalla española, a través de su programa documental, El mundo submarino de Jacques Cousteau.
Le contamos cómo su abuelo nos enseñó por primera vez el mundo oculto de las profundidades marinas. A lo que ella replica: "Pero ustedes también tienen un español muy querido, ¿cómo se llamaba?". Habla del naturalista Félix Rodríguez de la Fuente.
P.: ¿Qué recuerda de su abuelo?
R.: Viajé al Amazonas a los nueve años con él. Estuve navegando a bordo del barco durante unas semanas. Era mi abuelo, así que no tengo la misma visión que el público general. Para mí, era un hombre apasionado de su trabajo, que pensaba mucho y que soñaba mucho. Tenía un gran sentido del humor, siempre estaba contando chistes y además, contaba historias muy entretenidas. Pero si me preguntas quién me influyó, te diré que la influencia la he recibido de toda mi familia, no solamente de él, aunque siempre me preguntáis acerca de él, es normal.
P.: Claro, sobre todo, su padre fue una gran influencia para ti.
Eso es. Tanto mi padre, como mi abuela y mi mamá. Las mujeres de mi familia siempre han estado ahí en el terreno, aunque no hablamos mucho de ellas porque no las vemos en las imágenes de los documentales, pero ahí estaban. Y para mí, desde pequeña, era algo muy fuerte saber que una mujer podía hacer todo esto.
P.: ¿Cómo estaban de implicadas en ese mundo?
R.: Mi abuela estaba más en el barco que cualquier otro miembro del equipo. Se iba con el barco y regresaba con el barco. Lo llevaba ella todo el tiempo. Para ella eso era su vida, pero no por las mismas razones que para mi abuelo o los demás. Para ella creo que navegar venía de su yo más profundo, era una auténtica marinera. Se llamaba Simon, que es mi segundo nombre. A bordo del Calypso la llamaban la berger de moutons, la pastora de ovejas en castellano.
P.: ¿Le dieron algún consejo para la vida?
R.: Creo que los mejores consejos me los han dado los indígenas del Amazonas de Brasil. Las lecciones que he recibido allí de adulta fueron muy fuertes.
El primer consejo que recibí vino del jefe de la tribu, que yo como buena extranjera, quería llegar y solucionar todo de inmediato, y me dijo: "Calma, calma. El problema no se produjo en una noche, tú sola no lo vas a solucionar en una noche, así que cálmate porque esto es un maratón. Tómate tu tiempo porque te necesitamos hasta el final".
Y eso viniendo de una persona con su vida amenazada por que defiende sus pueblos, una persona que está arriesgando su vida a cada momento, me dice a mí que me calme, que me lo tome despacio. Ahí si me di cuenta de que es muy importante para nosotros ser sostenibles de forma individual, como personas.
P.: Con la pandemia, regresasó a sus raíces, al terreno psicológico (es psicóloga de formación), ¿qué le ha aportado ese trabajo, una nueva perspectiva quizás?
R.: Ese momento de pausa que causó la pandemia, para mí fue un momento de tomar perspectiva. Si no lo hubiera hecho, creo que iba hacia el precipicio, porque como activista y viajando todo el tiempo, siempre se necesita y me pido a mí misma más, más y más. ¿Y hasta cuándo podemos seguir a ese ritmo?
Me tomé un tiempo de descanso para alcanzar una nueva perspectiva, para profundizar en mi conocimiento de mí misma, conocer mis limitaciones, mis retos, mis fuerzas y cómo tener un mejor equilibrio para seguir de manera más sostenible.
En ese momento, me dediqué a sanar algunas cosas de mí que no estaba cuidando, ya que me dediqué a cuidar a los demás. Y ahora, siento que he emergido más fuerte, más segura, con más determinación y con más calma.
P.: Defiende que no hace falta viajar para ser activista, no hace falta ir al Amazonas…
R.: El activismo es una manera de ser, una manera de pensar. Uno puede ser activista desde su casa. Por ejemplo, una niña de diez años que dice: '¡Mamá ya no compres cosas con aceite de palma porque destruye el Amazonas!', eso ya es activismo. Una persona que dice: ¡Por favor, habla con respeto, no tenemos que hablarnos mal!, ese respeto hacia el otro es una forma de activismo.
Tenemos que mirar más a nuestro alrededor, para ver si las personas que tenemos cerca están viviendo bien. Poner un poco más atención con el corazón para saber cómo está tu vecino, si está comiendo bien tu abuela... Todo eso cuenta. El activismo no tiene que ser algo lejano, ni algo exótico. Puedes serlo en tu casa, en tu entorno o apoyar a las organizaciones o a las personas que ya lo están haciendo. No se tiene que viajar lejos para ser activista.
Las emociones tienen que cuidarse, al final es lo más importante y sin amor, no hay futuro para nosotros, ni para el planeta.
P.: Su gran esperanza está depositada en los que hoy son niños, en los jóvenes, en las futuras generaciones de hombres y mujeres.
R.: Nacemos enteros y con la vida, vamos dejando pedacitos de nosotros que se quedan por el camino. Esto se debe a los traumas, a la falta de los básicos como la comida o el amor... porque la vida es así, y porque hay inseguridad.
Creo que, si cuidamos a los niños desde que lo son, y les damos la posibilidad de ser quienes son, y los acompañamos a lo largo de la vida, ellos ya están conectados con la naturaleza, no tenemos que enseñarles de nuevo, porque esta conexión ya está dentro de cada uno de nosotros cuando nacemos.
Lo que sí creo que tenemos que hacer es trabajar con los papás que quizás tienen dificultad o están sobrepasados, para que realicen un momento de meditación con su hijo. Puede ser un momento muy bonito. Tengo un niño de 11 años y lo sé.
P.: Si no hubiera sido cineasta, ¿qué le hubiera gustado hacer?
R.: Cuando tenía nueve años quería ser veterinaria, porque quería cuidar a los animales. Creo que ahora, ya lo estoy haciendo, me estoy convirtiendo en medio ambientalista y también en una especie de coach que acompaña a la gente para buscarse a sí misma.
P.: En un momento como el que atravesamos ahora en Europa, con la guerra de Ucrania, ¿la crisis del cambio climático ha desaparecido del foco de prioridades?
R.: Cuando hablamos de crisis, el público se pone nervioso y ansioso. No podemos estar siempre alimentando el tema con crisis. La crisis del cambio climático es la crisis del ser humano, que no está tomando las riendas y actuando poco a poco, con calma. No podremos solucionarlo en una noche, es lo que te comentaba que aprendí en el Amazonas. Este problema no se generó en una noche y no vamos a poder solucionarlo en una noche, sino que tiene que ser actuando todos y cada uno de los días.