Alejandra Salinas: "En los monasterios rezan mientras amasan el mazapán"
La directora de la Fundación Contemplare cuenta que cada uno tiene sus propios 'best sellers' y cómo los llevan del convento a casa en 48 horas.
2 enero, 2023 13:27La Fundación Contemplare colabora con aproximadamente 120 conventos de clausura y monasterios de España. Nuestro país es líder en vida contemplativa. Un grupo de laicos aporta su conocimiento para difundir esa riqueza que se esconde tras muros de piedra.
Buscan contribuir a su sostenimiento, buscando canales de venta para sus productos y canalizando donaciones. Asesoran a monjas y monjes de todas las comunidades autónomas en distintas materias, desde logística hasta marketing, pasando por gastronomía y empaquetado.
Su catálogo incluye cerca de mil productos: desde dulces y aperitivos a licores y jabones. Todos ellos se elaboran en la paz de monasterios y mientras quienes los hacen, rezan por quienes los van a disfrutar. Sus cestas son el mejor regalo, no solo para estas fiestas navideñas, sino para bodas, bautizos y comuniones, así como para que las empresas feliciten a sus empleados.
La Fundación Contemplare está formada (según dice su web) por "un equipo de laicos profesionales de distintos ámbitos que quiere ponerse al servicio de la Iglesia, dando a conocer la riqueza de la vida contemplativa. Nuestro objetivo es aplicar nuestra experiencia particular y nuestros conocimientos para ser un vínculo de unión con los monasterios".
Nos gusta decir que somos su brazo “al otro lado del muro”. Ellos, los monjes y monjas contemplativos, siguen viviendo exactamente igual que siempre, del fruto de su trabajo, pero sus necesidades han cambiado con los siglos: por ejemplo, ahora tienen que pagar la cuota de la seguridad social como autónomos. Y eso supone un gasto fijo, además de las facturas de luz o de agua.
Así que, cuando hace varios años les preguntamos qué necesitaban, siempre respondían “ayuda para vender nuestros productos”. Y así es cómo empezamos a aplicar nuestros conocimientos en banca, en marketing, en diseño, en packaging, etc. a su mundo. Pero respetando escrupulosamente su forma de vivir.
Colaboran con aproximadamente 120 conventos en toda España... ¿cubren todas las provincias o hay alguna en la que no tengan ninguno? ¿A cuántas órdenes religiosas pertenecen?
A fecha de hoy, tenemos relación con conventos y monasterios en todas las comunidades autónomas, menos en los archipiélagos. Por supuesto que nos gustaría sumar pronto a más comunidades, pero esto también es artesanal, como su trabajo. Primero los conocemos, ellos nos conocen a nosotros, establecemos una relación y una confianza, y poco a poco vamos viendo juntos cómo podemos ayudarles.
A veces necesitan asesoramiento administrativo o incluso jurídico. No siempre son cuestiones puramente logísticas. ¡O cambiar el nombre a un producto que no resulta atractivo! Pero, para contestar a tu pregunta, donde más hay es en Andalucía y en Castilla y León. Las provincias más numerosas son Sevilla y Toledo. Y hay más de una docena de órdenes religiosas con las que trabajamos, tanto en rama femenina como masculina. Pero seguro que aumentarán.
Una de sus misiones es difundir la riqueza de la vida contemplativa. Para aquellos de nuestros lectores que no lo sepan, ¿podría por favor explicar qué es la vida contemplativa?
Benedicto XVI lo definió de una forma muy gráfica: 'La vida contemplativa es el pulmón espiritual de la sociedad'. Para entendernos, son hombres o mujeres que deciden entregar su vida a la oración por la humanidad. Viven según la cadencia del “ora et labora”, y la mayoría se rige por los preceptos de San Benito, que hace ya 1.500 años definió en qué consistía esta regla de vida.
Uno de los puntos en los que más insiste, de hecho, es que “los monjes tienen que vivir del fruto de su trabajo”. Ellos rezan mientras amasan el mazapán o pintan las figuras de artesanía. Y lo hacen por el que va a recibir ese dulce o ese objeto, pero también por todo el que sufre o les pide algo concreto.
¿Es cierto que España es la primera potencia mundial en vida contemplativa y que aquí viven 1/3 de los monjes del mundo en cerca de 800 monasterios?
Sí. Los últimos datos oficiales de la Conferencia Episcopal Española, que son de 2020, contabilizaban 735 conventos o monasterios y 8.436 personas de vida contemplativa en nuestro país. Y en el mundo entero hay unos 2.500 donde hay comunidades vivas y activas. ¡Pero ahora mismo se están construyendo una veintena en distintos países! En España también: hay dos proyectos ya aprobados.
¿Cuántos de los conventos son de monjas y cuántos de monjes?
La proporción es claramente mayoritaria: 96% femeninos y 4% masculinos. Como curiosidad, los monjes, suelen elaborar productos de estas categorías: licores, quesos, chocolate, vino, cerveza...
Ustedes contribuyen al sostenimiento de esos conventos de toda España buscando canales de venta para sus productos, canalizando donaciones y asesorándoles en distintas materias. ¿Podría por favor ponernos algunos ejemplos?
Al ir conociendo los monasterios cada vez mejor, vamos descubriendo también la maquinaria que van necesitando: una templadora de chocolate, unos hornos grandes más industriales, por ejemplo.
Pero también puede ser arreglar las humedades del techo: nos ha pasado este invierno, con un convento que no conseguía que se secara el mazapán por la humedad que tenían. Ellas se aguantaban, las pobres, pero a sus mazapanes les salía moho y los tenían que tirar.
Y luego, contamos con la ayuda de otras fundaciones que completan nuestros proyectos. La Fundación UMAS, en concreto, proporciona la financiación para este tipo de necesidades.
Ustedes escuchan sus necesidades y buscan soluciones creativas, respetando siempre su carisma, sus tiempos… Por favor, ¿podría desarrollar esto algo más?
Pues desde ayudarles a hacer una factura, sin ir más lejos, hasta un asesoramiento legal cuando se encuentran con problemas que les vienen grandes. O soluciones de marketing: este año nos hemos lanzado con los primeros helados gourmet, gracias a una mujer que se ha dedicado a crear sabores de helados en los últimos 30 años y los distribuía en los mejores restaurantes de Madrid.
Cuando oyó por la radio que existía la Fundación Contemplare, nos buscó, y les ha regalado su know-how a las clarisas de Villacastín. Están entusiasmadas todas, y ahora su heladera es su nuevo tesoro. Nosotros estamos muy volcados en la formación, precisamente para diversificar y salir de la estacionalidad, y estamos deseando ser puente con esas personas que quieran ofrecer su ayuda a nivel profesional.
"En nuestras cestas gourmet o canastillas de nacimiento combinamos los productos de muchos monasterios para mostrar la enorme variedad de cosas exquisitas que allí se elaboran"
Los monjes viven del fruto de su trabajo y de donaciones puntuales. En la Fundación Contemplare seleccionan y combinan los mejores productos de cada monasterio. ¿Cómo lo hacen? ¿Qué criterios utilizan?
Nosotros queremos preservar y proteger la vida contemplativa. No se trata de convertirlos en pymes, sino que se trata de ayudar. De ayudarles tal y como son, no de cambiarles. Así que nos intentamos adaptar a lo que necesita cada uno dentro de sus capacidades: primero se trata de entender, de establecer una relación a fuego lento.
Hay monasterios que tienen una capacidad de producción enorme, y entonces buscamos encargos más grandes para ellos. Y monasterios que tienen una mano de obra mínima, o poco espacio, y entonces lo vendemos de otra manera. Hay productos que viajan mejor que otros.
Y luego cada monasterio tiene sus 'productos estrella'. En nuestras cestas gourmet o canastillas de nacimiento combinamos los productos de muchos monasterios para mostrar la enorme variedad de cosas exquisitas que allí se elaboran.
Lo que mucha gente no sabe es que los monjes y monjas cuentan con gastos fijos elevados por el pago de seguridad social como autónomos y los suministros, y con muchos gastos extraordinarios porque custodian edificios muy antiguos. ¿Quién puede resistirse al hecho de que, comprando sus turrones, les ayudamos, por ejemplo, a arreglar las goteras del tejado?
Pues es exactamente así. Cada céntimo va empleado en necesidades básicas. Cada botella de aceite o cada almendra garrapiñada que compramos es una ayuda real. Algunos tienen la pensión de los más mayores, que siempre es una ayuda, pero desde luego no basta para mantener a toda la comunidad.
Y ellos no dejan de trabajar, ya sea en su obrador o en su huerto o en su taller, pero se ven afectados igual que nosotros por la subida de los precios de las materias primas, o por la caída en picado de las ventas durante la pandemia. Eso nos llevó, concretamente, a lanzar el sistema de venta tipo 'Amazon', que está funcionando de maravilla. Del convento a casa en 48 horas.
Ahora, por ejemplo, piden ayuda para la compra de un vehículo o realizar trabajos de pintura en un obrador o comprar una máquina de retractilado para sus quesos... ¿Podría ponernos otros ejemplos ya resueltos o sin resolver?
Un caso resuelto: un monasterio que quería hacer jabones, y necesitaba una inversión inicial importante para empezar con ese nuevo producto: pues a raíz de donaciones muy pequeñas que fuimos acumulando poco a poco, se consiguió comprar todo el material, y hoy ya viven de ello.
"Las pegatinas para envolver nuestros regalos dicen 'Made in prayer'. La oración y el amor que estas manos ponen en todo lo que hacen cambian por completo el resultado"
Los productos que ustedes ayudan a vender son elaborados en silencio y oración, eso es un plus a la hora de escoger un regalo de empresa o para alguien especial...
La oración y el amor que estas manos ponen en todo lo que hacen es, desde luego, un sello único. De hecho, una de nuestras pegatinas para envolver regalos dice Made in prayer (en español, Hecho en oración). Porque su objetivo no es la venta, sino estar en permanente diálogo con Dios. Y eso también cambia por completo el resultado.
Imagínate si es importante para ellos hacerlo bien, que está escrito en sus constituciones: “Brillen por la calidad y la perfección los trabajos de las monjas”. Es una forma de santidad. ¿Quién da más?
Para colaborar, quien quiera hacerlo puede hacerse voluntario, donar a cada proyecto, ser custodio o pedir periódicamente la Caja de San José. Por favor, ¿podría explicarnos estos dos últimos?
El proyecto de los 'custodios' nos encanta, y tenemos mucha ilusión en que crezca, porque lo que nos gustaría es hermanar parroquias, colegios, familias... o grupos de amigos que se unan para cuidar a un monasterio.
Consiste en que se conozcan unos a otros, en que los visiten dos veces al año, y se cree una corriente de oración, pero también que surja la oportunidad de ayudar en cosas pequeñas o grandes.
Cada caso es una relación única, pero lo que buscamos es dar a conocer la vida contemplativa. ¡Hay mucha gente que no se atreve a entrar por el portón, o que lo hace con timidez! Y sería algo muy beneficioso para la sociedad descubrir la riqueza de este mundo de paz y silencio.
La Caja San José es una forma de colaborar estupenda. La persona que se suscribe, o para sí mismo o para otra persona, hace un desembolso mensual de 35 euros y cada mes recibe productos de monasterios diferentes. Eso nos permite hacer pedidos a los monasterios también en épocas de poca venta. Aunque intentamos cambiar esto, una de sus losas es que sus ventas son muy estacionales.
"Son las clarisas de Estepa las que tienen el manuscrito con la receta del primer polvorón que salió de su monasterio. Y la cerveza de La Trapa, de tradición belga, ya ha llegado a España pero primero se transmitió de monje a monje"
Ustedes venden desde productos gourmet hasta figuritas para el belén o nacimientos completos, etc... ¿cuál de los productos tiene una historia más sorprendente?
Todos y cada uno de nuestros productos —y son más de 800— tiene su historia propia. Pero quizá la más espectacular sea la de los polvorones, que tiene su origen en Estepa, y precisamente son las clarisas de Estepa las que tienen el manuscrito con la receta del primer polvorón que salió de su monasterio. Luego se ha repetido ese producto en muchos otros sitios, pero la cuna está ahí.
Turrones, polvorones, mantecados, mazapanes, roscos de anís, almendras garrapiñadas... De las varias almendras garrapiñadas que distribuimos, hay unas que siguen la receta de un señor que se jubilaba y quería preservar su manera de hacerlas, porque era muy antigua y muy exquisita, pero él no quería hacer dinero a posteriori sino dejárselo como legado a las monjas. Y así fue. Y así siguen haciéndolas ellas, con las materias primas totalmente naturales. Son adictivas. Jajaja.
Entre esos 800 productos de su catálogo hay trufas, tejas, galletas, pastas, yemas, tortas, rosquillas, rocas, nevaditos, alfajores, marrón glacé, chocolates, bombones...
Un caso curioso es el del bizcocho marroquí: no es original de las Concepcionistas de Osuna, que son quienes lo hacen hoy, sino que venía de un monasterio de Écija, que lo elaboraba desde el siglo XVIII, pero tuvo que cerrar.
La última monja se trasladó en 2014 al monasterio de Osuna, así que les llevó la receta y los trucos para elaborarlo. Y, por cierto, no tiene nada que ver con Marruecos, sino del apellido de las cuatro hermanas Marroquí que fundaron el convento ecijano.
Y también venden té, miel, membrillo, mermeladas, cervezas, castañas...
En este apartado es obligado mencionar la cerveza de La Trapa, de tradición belga, que ya ha llegado a España pero primero se transmitió de monje a monje. O las mermeladas que elaboran los monjes Cistercienses de Santa María de Huerta, en Soria, gracias a que les enseñaron las Jerónimas de Santa Paula. Ellos estaban tan agradecidos y contentos de compartir sus conocimientos, que se los llevaron a las Carmelitas de Loeches.
En los monasterios hay un aprendizaje continuo. Las Clarisas de Belorado o las Agustinas de San Mateo, sin ir más lejos, se han formado con Paco Torreblanca, que en 2022 ha sido elegido Mejor Maestro Pastelero del mundo. Y les ha dado una nueva dimensión. Eso, unido a la delicadeza con la que las monjas contemplativas lo hacen todo, les ha dado notoriedad incluso internacionalmente.
E incluso tienen productos sin lactosa, ¿también sin gluten, para celíacos o para otras intolerancias o alergias?
Efectivamente, productos sin lactosa, sin gluten, sin azúcar... Esto es algo que queremos promover también porque hay mucho mercado y muchas personas que necesitan tener sus dulces aptos: una de las ideas para el futuro próximo es hacer chocolate o turrones sin trazas de frutos secos.
No es tan fácil encontrarlo en España, y a lo mejor la solución pasa por un monasterio en el que nunca entren frutos secos para garantizar que lo pueden tomar los que tengan esta alergia. Quién sabe.
También hay una gama con recetas saludables, como la famosa receta de Santa Hildegarda de Bingen para las galletas de la alegría. Esta mujer, que hoy es Doctora de la Iglesia, recomendaba en el siglo XII tomar una de estas galletas al día “para levantar el ánimo y controlar los nervios”.
"Las galletas de la alegría son una famosa receta de Santa Hildegarda de Bingen que en el siglo XII recomendaba tomar una al día 'para levantar el ánimo y controlar los nervios'".
También tienen unas cestas con nombres de distintos santos y santas. ¿Podría contarnos algo de ellos, por favor?
Tenemos las Cestas de Navidad, efectivamente: Santa Águeda, Santa Sofía, etc. y luego otras más pequeñas o más sencillas para quien quiere tener un detalle en cualquier momento del año: la cesta de San Juan, por ejemplo, lleva 2 cervezas artesanas, un queso cisterciense y una mermelada de tomate.
Pero también hay canastillas para recién nacidos que se llaman Santa Teresa, Santa Blanca, Santa Inés... Te confieso algo: son homenajes a nuestras hijas o madres, que se llaman así. Y cada una tiene un precio, según la cantidad o el tipo de productos que combinamos.
Por supuesto, para pedidos grandes o encargos de empresas, la hacemos a medida. Y siempre estamos en nuestra tienda de Aravaca (frente al Hospital de la Zarzuela, en Madrid), donde cada uno puede crear la suya.
En el apartado de Cosmética Natural, que entiendo que todo se hace con plantas o extractos de los jardines de los distintos conventos, ¿siguen fórmulas centenarias de elaboración?
No solo centenarias, sino que son completamente biodegradables y además aptos para todo tipo de pieles, porque no llevan productos químicos. Son tan antiguas que parecen ultramodernas. Evitan el plástico todo lo posible, por ejemplo, y están inventadas desde el amor a la naturaleza, así que van por delante de muchas empresas o técnicas industriales.
Ellas no han tenido que “desaprender”. Algunos jabones incluyen en la caja citas de los primeros cristianos que resultan muy inspiradoras. Y hay jabones muy diferentes, de romero para el cuerpo, de rosa para la cara, de lavanda para el pelo; de aceites de algas, de aceites de aloe vera, de aceites de caléndula, de glicerina de lavanda, de glicerina de limón, de glicerina de mandarina, de glicerina de eucaliptus...
Estoy convencida de que, tanto esas cremas y jabones como el que hay quitamanchas para la ropa, tiene que ser 'milagrosos', y se lo digo totalmente en serio.
Desde luego, se venden como rosquillas, y nunca mejor dicho. Hay una crema de propóleos que hacen en Tulebras (Navarra) que es un best-seller para recién nacidos. Cura todas las heridas del pañal y las irritaciones, pero también los chichones cuando los bebés crecen y empiezan a trastear. Y lo dicen las madres y las abuelas. Muchas compran una decena de golpe para repartir entre todos sus nietos o sobrinos.
Los cartujos también elaboran una crema de argán “para la eterna juventud” que gusta muchísimo. O un bálsamo para el dolor que parece caro (23 euros), pero es casi mágico.
Y ofrecen también aceite de rosa mosqueta, de almendras dulces, de camelia... bálsamos labiales o bálsamo para el dolor cartujano, pasando por cremas nutritivas y regenerativas, y hasta un 'secreto de Miraflores'... Por favor, ¿nos devela el secreto?
¡El secreto es que huele genial! Lo hacen los cartujos, con flores y maderas, especialmente madera de cedro. Y es un ambientador natural que gusta muchísimo. También existe la 'esencia de Miraflores', que es algo más fuerte y es el producto más famoso. Lo elaboran también los monjes, claro, y el ingrediente principal es la rosa de la Cartuja que cultivan ellos. De hecho, la vela de olor a rosas que también elaboran artesanalmente es un exquisitez.
"No aspiramos a ser una plataforma de logística, sino a difundir este tesoro. Casi nadie sabe que tenemos tantos monasterios en España, y la vida contemplativa genera mucha perplejidad"
¿Cuál es el feedback que reciben de la gente que ha comprado sus productos? ¿están contentos? ¿hay alguna historia bonita que nos pueda contar?
Sí, muy contentos. Nos lo dicen continuamente. ¡Se trata de un proveedor muy especial! Hay muchas historias bonitas, de gente que compra un producto y acaba yendo al monasterio por curiosidad, y de ahí se establece una relación estrecha con las monjas. Con esto se cumple nuestro propósito.
No aspiramos a ser una plataforma de logística, sino a difundir este tesoro que tenemos. Es que casi nadie sabe que tenemos tantos monasterios en España, y esto genera mucha perplejidad. En realidad, la vida contemplativa genera mucha perplejidad, y a nosotros nos encanta ser portadores de esta noticia. En pocas palabras, que en la Fundación Contemplare somos felices contándolo y contagiándolo. A lo mejor gracias a un vinagre artesanal alguien descubre el Misterio.
Y a través de la página web se les pueden mandar a monjas y monjes peticiones de oración por algún ser querido... ¿reciben muchas? ¿qué es es lo más les piden: por la salud, por los estudios, por encontrar un trabajo?
Hay de todo tipo. Desde luego, la mayoría son por la familia o por la salud. Pero la idea es ir sumando más y más monasterios, a medida que ellos tengan un email, y facilitar este proceso.
¿Hay alguna pregunta que no haya hecho y le gustaría que le hiciera?
Pues creo que no hemos hablado apenas de las empresas que confían en nosotros, y es algo que está creciendo exponencialmente: Inditex, por ejemplo, nos encarga todas las Navidades los mantecados que reparte en sus 50.000 cestas para los empleados.
Pero hay mucho más: Carrefour apuesta en Semana Santa por unos carritos de dulces conventuales en sus grandes superficies que tienen un éxito tremendo. Tenemos bastantes clientes del sector financiero, para los que diseñamos y personalizamos las cestas de Navidad.
Otros encargan a la Fundación Contemplare las canastillas de recién nacido para regalar a sus empleados o clientes. Ahora mismo, colaboramos con más de 50 empresas, algunas muy potentes, que permite realizar pedidos de gran volumen y además mantener la producción a lo largo de todo el año.
Universidades, colegios, despachos de abogados... La prestigiosa escuela de cocina Le Cordon Bleu ha diseñado todo un programa de clases para obradores de monasterios, que ya va por la segunda edición. Nosotros estamos siempre abiertos a nuevas aventuras o peticiones. Los monasterios están ávidos de aprender y de innovar.