Si algo nos ha demostrado el coronavirus es que la digitalización ya no es algo del futuro. La tecnología está aquí para quedarse, y hacernos las vidas más sencillas en muchos aspectos. Por eso, Esther Checa, directora de Innovación en la Agencia de Medios Digital t2ó, habla de cómo cualquier carrera profesional, hoy día –y sobre todo en el futuro cercano–, requiere de "conocimientos tecnológicos para su desempeño".
Porque "la tecnología es un habilitador que da respuesta a necesidades e hipótesis que se plantean para resolver problemas", dice esta también docente desde 2008 en las áreas de Búsqueda por Voz, Estrategia de Marketing Digital, Transformación Digital y Marketing de Contenidos en diferentes escuelas de negocio. Y es que, al final, "el componente humano, más filosófico y humanista, es el que detecta la necesidad, identifica el problema y busca la solución, y la tecnología ofrece una respuesta de forma automatizada".
Por eso, recuerda, haber estudiado una carrera STEM –ese acrónimo inglés que hace referiencia a la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas– no es la única manera de entrar en la esfera tecnológica, aunque lo facilite. "Yo empecé a trabajar en empresas de consultoría, en departamentos de comunicación y de gestión del conocimiento, pero mi relación con el contenido que se manejaba en esas áreas siempre tenía una capa tecnológica: el acceso a internet, un trabajo constante a nivel de red, de conocimiento de motores de búsqueda…", cuenta Checa al otro lado del teléfono.
A todos los jóvenes –y sobre todo a las mujeres– que están emprendiendo su camino en el mundo laboral les recuerda: "Tú puedes tener una capa más humanística, más social, pero le necesitas meter otra más digital y tecnológica para que dote a todo lo que haces de una mayor visibilidad". Y reconoce que, si te interesa la tecnlogía, es algo que "ocurre de manera orgánica".
Propósito para las STEM
Y sobre todo, así les ocurre a muchas mujeres que se aventuran en el mundo de la tecnología sin haber pasado primero por una facultad científicotécnica. Porque, "todavía una gran parte del campo tecnológico sigue estando muy capitalizado por hombres. De hecho, los datos en términos de formación de carreras STEM nos dicen que en vez de incrementarse con los años debido al empuje que está teniendo la tecnología en nuestras vidas", ocurre lo contrario.
"Hay que redefinir la forma en que interactuamos con los asistentes virtuales para que no sea machista"
La experta resalta la paradoja que supone que sólo el 13% de los estudiantes de este tipo de carreras en España sean mujeres. "Deberían ser una opción clara a la hora de elegir qué estudiar, sobre todo entre las mujeres, pero tampoco son la primera opción entre los hombres", asegura. Y eso que, resalta, vivimos en un mundo tecnológico.
El motivo, explica, se debe, en parte, a la manera en que se habla a los jóvenes sobre la elección de un futuro profesional. "La elección de determinadas carreras debería de ser tratada no tanto desde un punto de vista instrumentalista, sino desde el propósito". Es decir, la labor de los adultos radicaría en "mostrar a a gente más joven el propósito de cada carrera más allá de otros factores". Pero, además, "deberíamos quitar esa nube de complejidad que tienen asociadas las STEM para que dejen de verlas como esa bestia negra que va a ser complicada de abordar", añade.
Con todo esto, asegura, se convertirían en "carreras de fácil elección, porque como casi todo va a ser tecnológico o va a tener un componente muy importante de la tecnología…". Sólo así, atrayendo a nuevo talento, con diferentes puntos de vista y, sobre todo, más representativo de la sociedad –donde más de la mitad son mujeres–, la tecnología servirá para su verdadero propósito: "Ayudar a buscar un mayor equilibrio en una sociedad cada vez más complicada", indica Checa.
Alexa, ¿por qué no Álex?
"El claro ejemplo de por qué las mujeres tienen que estar en contextos tecnológicos lo vemos cuando hablamos de desarrollo de algoritmos, que son los que van a tomar decisiones", cuenta esta experta que también es embajadora de Women in Voice Spain, Open Voice Network, Women in Tech Spain y Fundación ISDI.
Checa, cuyo trabajo actualmente está muy relacionado con los asistentes virtuales, explica la relación entre algoritmos y género: "En los últimos 20 años, desde que la web explota y forma parte de nuestras vidas, los buscadores se convierten en un elemento clave que nos ayuda a interrogar y encontrar información que necesitamos.
¿Qué es lo que ocurre? Que hace unos años surge una nueva plataforma, esta vez de voz; una nueva tecnología que tiene detrás a la inteligencia artificial (IA)". Nuestra forma de actuar con ella es a través los cada vez más populares asistentes virtuales.
"Los usuarios tenemos que aprender a interactuar con estos asistentes virtuales", continúa. Y reconoce que, de pronto, nos encontramos con algo que "no es tan evidente", pero que dice mucho de cómo se crearon los algoritmos y la IA –y quiénes lo hicieron– que hay detrás. "La forma en que esta tecnología se desarrolla para interactuar con las personas es en femenino", recuerda. Su voz en pocos casos no es de mujer por defecto. Su nombre, Siri, Alexa, Cortana…, los primeros y más famosos, también de mujer.
"Como ciudadanos, necesitamos más conciencia sobre las decisiones que tomamos al navegar por internet"
"Pero la relación que tenemos con los asistentes virtuales, que son femeninos, siempre es la misma: pedir, ordenar o demandar. Las propias tecnológicas que están trabajando por debajo para dar respuesta a ese nuevo componente de interacción para acceder a la información se están dando cuenta de que hay un sesgo", indica.
Porque, ¿qué implica, a nivel inconsciente, que los asistentes virtuales tengan nombre y voz de mujer? "Realmente, puede buscarse una opción no binaria; algo que ya se está haciendo", asegura. Y añade: "En los nuevosentornos tecnológicos que se desarrollan, como es toda la parte de los canales de voz y las interacciones con asistentes virtuales, tenemos que volver a redefinir la relación y la forma en la que interactuamos para que no sea machista".
La solución, Checa ya nos la sugería al princpio de la entrevista: "Hasta ahora no se le había aplicado a la tecnología esa parte más humanística y de género tan necesaria para que los sesgos no se den", remata. Porque, en nuestra relación con la tecnología, "va a tener cada vez más importancia la voz, y no es baladí el hecho de que las órdenes se las estemos dando a voces de mujeres".
Difícil decirle adiós al sesgo
Aunque recuerda: "Sí que hay empresas que están buscando eliminar ese sesgo de género y están intentando que esa inteligencia artificial que hay debajo busque esa parte más relacionada con la ética". Pero el problema está en que "la velocidad a la que va la necesidad de desarrollo tecnológico y la parte de recursos humanos que pueden dar respuesta a esa necesidad tecnológica no coinciden". La digitalización ya ha despegado, pero no hay suficiente diversidad entre los profesionales para dar portazo a los sesgos, especialmente a los de género, aunque no son los únicos.
"Se van a terminar desarrollando soluciones tecnológicas que tienen una capa de inteligencia artificial muy importante que inevitablemente van a tener muchos sesgos", advierte Checa. Esto significa, explica, que "estamos en un momento en que se normaliza mucho producto con IA en el que no va a haber esa parte de desarrollo sin segos porque no hay recursos que tengan capacidad para desarrollarlo".
Y es que, como recuerda, "hay que tener en cuenta que los parámetros de desarrollo de un algoritmo están marcados por personas; que en el desarrollo del algoritmo se termine plasmando un sesgo cultural, social o político es prácticamente inevitable". Por eso, reclama Checa, como ciudadanos debemos ser conscientes y demandar que esto no ocurra. Pero, además de "elevar la voz ante este tipo de cosas, también debemos pedir que haya organismos que regulen, que sean independientes y que busquen el equilibrio de las grandes tecnológicas".
Del sesgo al 'mercado de datos'
La tecnología más puntera en estos momentos está completamente integrada en nuestras vidas, pero a la vez es una gran desconocida. La biometría ya lleva tiempo entre nosotros: reconocimiento facial para desbloquear el smartphone, utilizar la huella para el mismo propósito o encender una luz con nuestra voz. Pero, por cómoda que pareza, también tiene su peligro, del que como usuarios, alerta la experta, necesitamos ser conscientes.
"En todo el proceso de la biometría de voz las grandes tecnológicas están recogiendo una cantidad de datos abrumadora que actualmente no está controlada ni gestionada", avisa Checa. ¿Cuál es el mensaje que se le va a dar al ciudadano para saber si quiere ceder o no su voz, su huella táctil o su iris? A pesar de los tímidos intentos que se están haciendo en Europa y Estados Unidos para regularlo, la Administración va más lenta que la tecnología.
"Los usuarios tenemos que aprender a interactuar con los asistentes virtuales"
"En un contexto cada vez más complejo en el que todo se está digitalizando, la recogida de datos, su uso y su sesgo se hace abrumador. Por eso, parte de lo que tenemos que hacer como ciudadanos es hacer cierta militancia y ser mucho más responsables y generar mucha más conciencia sobre las decisiones que tomamos cuando navegamos por internet", concluye.
Y pone un ejemplo del problema que conlleva que nuestros datos dancen por internet sin control: "Amazon tiene más de 16 millones de usuarios activos mensualmente. Las compras que haces generan un comportamiento, y esa información para la empresa es importantísima porque no sólo tiene un cliente, sino que tiene sus datos. Con ellos, Amazon desarrolla una plataforma publicitaria, de tal forma que los usuarios que estén comprando en su catálogo son impactados con un anuncio específico".
Esto, que Google ha hecho durante más de 16 años en su buscador, ocurre ahora con todas las grandes tecnológicas. Y la complicación llega, explica Checa, cuando Amazon, empieza a recoger datos nuevos de otro tipo de interacciones que tienen los usuarios, por ejemplo, recopila también las búsquedas que se puedan hacer por voz con Alexa. Porque, dice, "la voz, además, transmite sentimientos, emoción, es otra forma de interactuar que transmite mucho más que la forma escrita, que es taxativa, no apela ni tiene capa emocional".
Las grandes tecnológicas, cada vez más, van consiguiendo más datos, también biométricos, algo que, de primeras, "no tendría por qué ser negativo", explica Checa. Pero, "estamos hablando de conglomerados privados" que gestionan los datos con fines publicitarios muy agresivos. Pero no sólo:"Les permite entender tendencias de comportamiento que les ayudan a vender productos, y ese tipo de información acaba vendida a terceros".
Como ciudadanos, explica la experta, debemos ser conscidentes de este contexto. Porque "al descargarte una aplicación, al entrar en una web, al llevar tus datos móviles abiertos, te conviertes en un generador de información para empresas privadas". Y, advierte, de que todos formamos parte de un conjunto de comportamientos ciudadanos "que en su conjunto es una información valiosísima".
La falta de alfabetización digital provoca que "los usuarios en los procesos de relación con la tecnología cada vez estemos más ciego; nos limitamos a ejecutar e interactuar, pero no entramos en qué supone ese clic, o las navegaciones en incógnito o haber cedido nuestros datos". Por eso, zanja: "Nos tienen que educar para saber cómo estar en contacto con el uso de la parte tecnológica de nuestras vidas".