Al mencionar el nombre de Alberto Fabra (Castellón, 1964) muchos piensan en su carrera política como presidente de Les Corts Valencianes o su reciente boda con Silvia Jato. Pero pocos conocen su compromiso para con la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Esos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que, dice, son una hoja de ruta "de todos" y para todos.
El actual senador del Grupo Popular acude a su cita con ENCLAVE ODS / EL ESPAÑOL entre comisión y comisión en las Cortes Generales. Ahora precisamente que se están debatiendo los Presupuestos Generales del Estado (PGE) en el Senado, hace una advertencia: "Estamos en un momento político donde echamos en falta consensos, pero con los ODS todos debemos sumar".
La andadura política de Fabra comenzó en 1991 como concejal en el Ayuntamiento de Castellón. Desde entonces, ha pasado por la presidencia de la Generalitat Valenciana y del PP de esa comunidad autónoma.
Ahora, aterrizado en el Senado desde 2016, es portavoz de la Comisión de Cooperación Internacional para el Desarrollo y viceportavoz de la Comisión Mixta para la Coordinación y Seguimiento de la Estrategia Española para Alcanzar los ODS. Y sabe de lo que habla pues, además de miembro de la Cámara Alta, forma parte del consejo asesor de la Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS), presidida por Leire Pajín.
¿Cómo encajan los ODS en los Presupuestos Generales del Estado que se están debatiendo en el Senado?
No es difícil, porque los ODS no nos han cambiado, sustancialmente, la manera ni de hacer las cosas, ni de pensar. Porque se venía haciendo, es decir, la preocupación sobre lo que contienen los ODS ya existía. Aquí, lo que sirve es para reafirmar ese compromiso. Por eso, hay que hacer una labor de concienciación pedagógica. Insistir a toda la sociedad, también a través de los presupuestos, de que hay que incidir en todo aquello que nos puede hacer mejores, o que puede preparar mejor al planeta para los próximos años.
Esa es una misión del Gobierno, pero lógicamente desde la oposición siempre se busca mejorar las condiciones. Pero en general, es algo que se venía haciendo ya en todas las administraciones, desde los entes locales, las comunidades autónomas, el Gobierno nacional… Afortunadamente, esto lo que nos hace es insistir en la necesidad de cuidar esas 5 P de las que hablan los Objetivos de Desarrollo Sostenible (del inglés: planeta, personas, prosperidad, paz y alianzas) y que son necesaria para poder apostar por nuestra sociedad el día de mañana.
¿Qué punto fuerte –y flaco– encuentra en los presupuestos que están debatiendo ahora mismo?
Yo no voy hacer labor de oposición en los ODS, si que lo haré donde corresponda, pero no aquí. Porque en la labor de difusión y de poner en valor los ODS debemos estar todos. Y entiendo que es complicado y que a todos nos gustaría hacer más cosas, pero lo importante es ir haciendo camino. Ha pasado ya la mitad de tiempo de esta Agenda 2030 y debemos esforzarnos para poder cumplir la mayor parte de compromisos, esas metas, que están establecidas y que todos debemos arrimar el hombro para que así sea.
"Nos tenemos que comprometer todos en hacer el camino juntos, sin que las discrepancias nos hagan ir a cada uno por un lado"
Por eso, creo que tenemos un documento que es esa estrategia, tenemos unos principios, un espíritu, que es lo que tenemos que desempeñar, y en ese sentido, todos los partidos debemos colaborar. Esto hay que transmitirlo a la sociedad y no ha sido fácil durante todo este tiempo, con lo que debemos insistir y, desde luego, no creo que con cuestiones de críticas podamos mejorar.
Esto es una labor de todos: los ciudadanos de España, las empresas, los profesionales, los autónomos, las administraciones, las universidades… Todos debemos contribuir, con lo cual creo que el el mensaje tiene que ser uno de unidad, de ir todos remando en el mismo sentido y, sobre todo, de hacer que vayamos cumpliendo objetivos, tal como lo marcan las 169 metas.
Según el índice europeo sobre desarrollo sostenible, España empeora en el ranking en general y se estanca en la protección de la biodiversidad, a pesar de liderar la Red Natura 2000… ¿Qué se requeriría para reforzar los ODS 15 sobre biodiversidad terrestre?
Estos análisis sirven para reafirmar el trabajo hecho o para recordarnos que tenemos que incidir en cuestiones que pueden mejorar ese resultado. Pero no solo en el ODS 15, sino en todos. Debemos ser críticos, y sobre todo ambiciosos. En todos estos análisis, independientemente de cual sea el objetivo, vemos que podemos mejorar en cualquiera de los 17 objetivos. Y lo que tenemos que hacer es tener ese espíritu de superación, de mejora, ambicioso.
¿Cómo mejorar en todos los ODS, entonces?
Con tranquilidad, con las administraciones, con los actores afectados o involucrados, con las universidades… con todo el mundo que pueda aportar soluciones, deberíamos tener reuniones, encuentros sosegados, tranquilos y comprometidos con resolver estas cuestiones.
Por eso, creo que esos análisis vienen bien para darnos cuenta de dónde estamos, y para no perder ese espíritu ambicioso para alcanzar las metas en el 2030.
Al final todo se basa en la comunicación.
Siempre. Al final, estamos en un momento político donde echamos en falta consensos y acuerdos grandes. Este es uno –o al menos debe ser– y por eso creo que todos debemos sumar. Todos. Desde el Gobierno a la oposición; desde cualquier colectivo, organismo o espacio que se ocupe en la sociedad. Y creo que todos debemos hablar comprometidamente de los ODS.
El habernos estancado en la protección de la biodiversidad en España no es nada, lo llevamos arrastrando décadas. ¿Qué necesita nuestro país para dar el impulso que necesita a nuestra diversidad biológica?
La labor pedagógica es fundamental, especialmente en los colegios o en los centros de formación, en las universidades o institutos. Debemos hacer una labor para concienciar a las nuevas generaciones, a las más jóvenes, pero también al resto de la sociedad. Porque todos debemos contribuir y sumar en lo que es la consecución de la Agenda 2030. No es una labor fácil, a pesar de los esfuerzos de la administración. Han pasado ya varios Gobiernos desde el 2015 y todos intentan hacer una labor pedagógica concentrada en resolver los problemas actuales que todavía quedan pendientes.
"Hay que acelerar el paso, no podemos contentarnos con estar igual que hace 15 años. Necesitamos recuperar posiciones"
Por eso tenemos que centrarnos en la educación y, sobre todo, en la concienciación y publicitación de lo que son los ODS. Cada uno en su ámbito, porque a nivel personal, laboral o profesional, vemos que cada uno puede hacer algo en la mejora de alguno de los objetivos. Para eso, hay que hacer una grandísima labor de concienciación. Pero yaha pasado la mitad del tiempo, y debemos acelerar el ritmo. Por eso el compromiso tiene que ser personal, colectivo, de administración, de sociedad y debe –esa labor de concienciación pedagógica– involucrar a todos para que esto pueda ser una realidad.
Usted que está en el Senado trabajando sobre los ODS, ¿hay compromiso personal en la Cámara?
Sí, pero incluso en el Senado o en el Congreso a veces nos cuesta recordar qué son los ODS. Y estamos hablando de las Cortes Generales, donde se supone que todo el mundo lo debe saber. Pues no, hay gente a la que todavía le cuesta. Y eso es un reflejo de lo que hay en la sociedad, y nos anima, a los que estamos más involucrados, a insistir, a ser más pedagógicos.
Cuando hacemos intervenciones siempre lo vinculamos a un ODS y a lo mejor por insistencia se dan cuenta de que los ODS están ahí, de que queremos un compromiso para el 2030 para poder hacer una sociedad mejor, o que nuestro planeta esté en mejores condiciones. Eso lo tenemos que hacer desde el Senado, el Congreso, los domicilios, las escuelas, las empresas… Todos debemos hablar de los ODS y darnos cuenta de que esto es una labor de todos.
La covid sin duda ha ralentizado el cumplimiento de la Agenda 2030 en todo el mundo. ¿Corremos el riesgo de volver a dejar a los más vulnerables –de aquí, pero también de los países empobrecidos– atrás? ¿Qué propone para evitarlo?
Sí, la pandemia ha sido –y está siendo– muy dura, especialmente para aquellos con menos recursos o más vulnerables. Afortunadamente, tenemos una sociedad muy solidaria, empezando por la Administración pública, pero también en cuanto a estructura social. Siempre hay instrumentos para poder llegar a los que tienen necesidades, y eso es algo que debemos celebrar. Pero, a pesar de ello, lo cierto es que la pandemia nos ha hecho ver que somos vulnerables, todos, toda la sociedad, incluso los que creíamos que éramos intocables.
No atiende a ningún tipo de condición, ni de edad, ni de geográfica, ni laboral, ni física. Somos vulnerables. Y lo mismo hay que entender con los ODS: todos somos vulnerables, y por eso tenemos que comprometernos. Y también acelerar el paso para recuperarnos en todos esos indicadores que nos dicen que hemos retrasado posiciones, como sociedad, en los últimos dos años. A la vez, tenemos que ir consiguiendo que esos índices de pobreza o esos domicilios donde en estos momentos hay más carencias –o más necesidades– a final de mes se vayan reduciendo.
Y esta es una labor de todos, aunque, lógicamente, quien mayor peso tiene para poder corregir esa situación es el que está en el Gobierno. Y los de la oposición tenemos que presentar propuestas que ayuden a que esas diferencias se reduzcan. La Agenda 2030 nos obliga a estar comprometidos e ir trabajando día a día para que esas situaciones más vulnerables dejen de serlo.
Con la experiencia que nos han dado los ODS, tanto a nivel de España como a nivel de cooperación internacional, ¿qué se tendría que haber hecho desde los Gobiernos locales, autonómicos y nacionales para que los más vulnerables no hubiesen llegado a la pandemia con tantas carencias?
En el Senado, precisamente en la comisión de cooperación, estamos estudiando la cooperación descentralizada, es decir, no sólo la que viene del Estado, sino de los entes locales, organismos como comunidades autónomas, universidades, empresas u otras entidades que también están ayudando. Nos damos cuenta, especialmente donde más aportación hace la cooperación internacional española, que el paso de la covid ha hecho que retrocediéramos hasta 15 años en situaciones de pobreza o de hambre. Eso nos obliga a incrementar nuestros recursos para poder atender esas necesidades y a recuperar el camino.
Vuelvo a decir lo mismo: hay que acelerar el paso, porque no podemos contentarnos con estar igual que hace 15 años. Necesitamos recuperar posiciones y para eso, esa labor especialmente de cooperación internacional, tanto de los Gobiernos como otros organismos, es fundamental. Y es un compromiso de todos: aquí los ODS lo que hacen es no solo evaluar nuestro país, que tiene que avanzar en sintonía con el resto de países, sino que además hacen que nos demos cuenta de que formamos parte del mundo, y que nuestra obligación como países más desarrollados es ayudar a los que menos tienen.
En 2019, España invertía menor en cooperación que en 1990, pero la pandemia ha demostrado la importancia de esta partida. ¿Qué le diría a quienes aún hoy piensan que la cooperación no es una prioridad?
Uno de los aspectos que hago resaltar de la sociedad española es su carácter solidario, y lo vemos a todos los niveles. ¿Cuántas personas hay que forman parte del voluntariado en diferentes organismos? Hay estructuras solidarias en cualquier municipio de España, y creo que eso pone de manifiesto ese carácter solidario y preocupado por que los demás puedan superar las situaciones más complicadas.
"A través de los PGE hay que insistir a toda la sociedad en todo aquello que puede preparar mejor al planeta para los próximos años"
Y eso tiene que formar parte, también, de nuestro acervo como país, como el conjunto de la sociedad española, y pensando también en otros países que, desgraciadamente, no tiene la suerte de nacer en España y que han de contar con la solidaridad internacional.
Esto no sólo puede verse desde el punto de vista egoísta, personal; debemos ser generosos y solidarios en función de las posibilidades, lógicamente, que puede haber, pero siempre con un compromiso en el tiempo.
¿Qué le diría a aquellos que siguen empeñados en negar que la Agenda 2030 no tiene colores políticos, que nos afecta a todos y que, ahora mismo, es la hoja de ruta que marca el futuro del ser humano en la Tierra?
El miércoles, precisamente tuvimos una comisión en el Senado y se hablaba de que muchos de los argumentos que decían desde la tribuna, o manteniéndolos como aspectos de partido, posiblemente a nivel personal no los mantuvieran. Y esto, en muchas ocasiones, creo que es más una puesta en escena –equivocada– que tienen algunos partidos de negar aquello que es obvio.
Desde luego, ni se pierde soberanía nacional, ni estamos supeditados a criterios de otros. Es un compromiso personal, de gobiernos y sobre todo mundial. Fueron 193 países los que dieron el sí a la Agenda 2030 y a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y ahí están todas las ideologías, todas las geografías, distintas culturas, razas y maneras de pensar. Y todos coincidieron que debemos comprometernos. Y nadie puede quedar atrás: ni ideológicamente ni en su posición de apostar por los ODS y por la agenda 2030.
En la COP 26 quedó pendiente abordar la adaptación al cambio climático. Dentro de un año la cumbre se celebrará en Egipto, ¿qué espera del próximo encuentro climático?
Es un camino al que no podemos renunciar. Lamentablemente, en la última COP de Glasgow hubieron demasiadas reticencias y compromisos que se han ralentizado. No estamos en disposición de bajar la marcha de nuestro ritmo. En ningún caso. Y es uno de los compromisos que deberíamos mantener todos.
"Todos debemos contribuir y sumar en la consecución de la Agenda 2030"
Cierto es que la pandemia ha dibujado una nueva realidad. Pero ahora, como digo, debemos acelerar ese paso y recuperar posiciones que hemos perdido en estos dos últimos años. Y ese tiene que ser el espíritu de cualquier reunión.
Aspiro a que, una vez ya recuperados los ritmos de crecimiento anteriores, volvamos a esos compromisos anteriores, a marcar esa velocidad de crucero que todos necesitamos. Porque no es una cuestión sólo de una cumbre: lo que mejor nos puede asegurar que llegamos al final es el día a día, y para eso el compromiso de todos es necesario. Ratificándolo en las cumbres, pero desde luego sabiendo que cada vez queda menos tiempo y que no podemos hacer que nadie quede atrás.
¿Es posible, en el clima político actual –tanto nacional como internacional–, construir alianzas climáticas y de desarrollo sostenible que superen los colores, la ideología y las fronteras?
Es absolutamente necesario.El ambiente político no es el mejor para propiciar esos consensos, pero hay ciertas materias que creo que han de estar por encima de las ideologías, y una de ellas son los ODS y la Agenda 2030. Cierto es que luego habrá críticas en cuanto a las partidas presupuestarias o a la manera de gastar el dinero. Pero en lo que sí nos tenemos que comprometer todos es en hacer el camino juntos, y ahí sí que no podemos hacer que las diferencias o las discrepancias nos hagan ir a cada uno por un lado.
Cada vez queda menos tiempo, y ese objetivo 17 de hacer que cada vez sumemos más es una obligación. Tanto las administraciones, los gobiernos, como la sociedad civil han de ir de la mano. Y esa es una labor de los que tenemos más responsabilidades, de los que luego tenemos que hacer cuentas, hacer balance de todo. También somos quienes involucremos al resto de la sociedad para que esto sea una realidad en el 2030.
¿Es optimista para el 2030? ¿Cumpliremos con la Agenda 2030?
Siempre soy optimista. Al final el optimismo se hace con el compromiso diario y ahí tenemos que trabajar todos juntos ¡y claro que iremos mejorando cosas! A pesar de las dificultades, como esta pandemia y otras que vendrán. Lo que no tiene nunca que desfallecer es el ánimo para poder conseguir los mejores resultados en el 2030.