Con el inicio de un nuevo curso se reaviva la llama del "no a las pantallas" que tanto juego ha dado en lo que va de año. No obstante, bajo este movimiento crítico y desinformado subyace una confusión considerable en la que nos olvidamos diferenciar los conceptos digitalización y movilidad, o mezclamos las herramientas digitales en su uso como facilitadores frente a su vertiente lúdica o social.
Nadie se cuestiona por qué preferimos comprar un billete online, hacer una compra en nuestro comercio electrónico favorito y no bajar al súper o escribir un correo electrónico frente a mecanografiar una carta. Sin embargo, aún seguimos preguntándonos si la educación debe transformarse y abrazar la digitalización para preparar mejor a nuestros estudiantes para un futuro que cada vez se presenta más digital.
Esta adopción de herramientas tecnológicas no solo es una asignatura pendiente en colegios e institutos, también se hace patente en las etapas educativas más cercanas a la incorporación al mercado laboral, como son la formación profesional y universitaria.
No podemos hablar de Educación de calidad (ODS 4) si no asentamos dicha educación en el mundo real y nuestro entorno es digital, nuestros puestos de trabajo lo son y, por supuesto, nuestros estudiantes también. La premisa es obvia, pero ¿dónde está el freno?
Nuestro análisis en Leemons aborda tres puntos clave que hay que repensar para abrazar las ventajas de diseñar un currículum moderno, actualizado y, por supuesto, con un peso relevante en lo digital y la IA.
Por un lado, existe una aproximación a la educación desde el privilegio, la enseñanza es algo que ocurre dentro de las aulas y según una perspectiva de centro educativo, para aquellos estudiantes que no quieren o no pueden acudir a dicha formación, el esfuerzo extra recae en su tejado.
Con ello no solo abrimos cada vez más la brecha entre quienes pueden y quienes no, sino que ponemos dificultades extra en los hombros de esos grupos más desfavorecidos (familias monoparentales, personas mayores de 50 que deben actualizarse, madres que se reincorporan al mercado laboral o estudiantes que combinan el trabajo y el estudio).
Las plataformas LMS (learning management system) y LXP (learning experience planform) y los contenidos digitalizados promueven una "educación inclusiva y equitativa y contribuyen a cerrar la brecha educativa, fomentando el aprendizaje permanente".
Por otro lado, las implementaciones de tecnologías en la educación a menudo vienen impregnadas de la desconfianza sobre la autoría del trabajo del alumnado. El posicionamiento de vigilancia, enraizado en la falta de conocimiento y formación del profesorado, impide que se integren de forma natural herramientas facilitadoras de los procesos de aprendizaje como lo es la inteligencia artificial generativa que fomenta en los y las estudiantes el ejercicio del pensamiento crítico, mejora las habilidades de comunicación y síntesis y puede incluso acompañar en el estudio mediante la colaboración entre estudiante y máquina (tutores virtuales).
Y para finalizar, la digitalización para ser exitosa debe venir acompañada de un trabajo de adaptación curricular del contenido que es caro en tiempo y recursos, aquí es donde las capacidades de la Inteligencia artificial para diseñar itinerarios de aprendizaje a la medida de estudiantes diversos se convierte en una herramienta clave.
Si bien la tecnología para la educación no es el destino favorito del dinero de los fondos, sigue siendo una de las áreas donde los founders destacan por su fuerte compromiso con el impacto de sus proyectos en la sociedad. En España existen algunos proyectos destacables que abordan necesidades específicas en el entorno educativo y que es interesante conocer:
Comunidades de aprendizaje para fomentar la colaboración
Minds Studio es una compañía de Reino Unido dirigida por un español, Álvaro Sanmartín, que se dedica a diseñar comunidades digitales de práctica y aprendizaje para centros de educación superior y que ahora está aterrizando en centros de secundaria y bachillerato.
¿Qué ventajas suponen las comunidades virtuales en el aprendizaje? Según Sanmartín, el impacto de esta herramienta se refleja en un mayor compromiso de los estudiantes, que se vuelcan en compartir su conocimiento sobre contenidos que están dentro de sus ámbitos de interés.
Las comunidades activan la colaboración entre iguales, trabajan las soft skills en la práctica, fomentan la relación entre diferentes cohortes dentro del centro formativo y permiten que los estudiantes con caracteres más introvertidos muestren sus dotes de liderazgo.
Clases virtuales que se convierten en verdaderos eventos
Marcos Eguillor, fundador de Vidiv, es uno de esos emprendedores de largo recorrido que ha venido a revolucionar un sector bastante saturado, el del mundo de las videoconferencias.
Aunque inicialmente, vidid se pensó para el entorno empresarial, el modelo de interacción de la plataforma que conecta de una forma emocional con los usuarios, les permite implicarse en la sesión, añadiendo patrones de interacción provenientes del mundo del videojuego ha conectado fuertemente con el mundo educativo, convirtiendo los webinars y formaciones en puntos de encuentro que proporcionan una valiosa analítica a los ponentes sobre el engagement de los asistentes, los momentos clave de la presentación y la implicación emocional durante el evento.
Análisis de competencias socioemocionales
Una de las ventajas de la digitalización de los procesos de enseñanza es la generación de datos relativos al aprendizaje, reconocimiento de patrones de comportamiento que indican probabilidades de abandono o detección de problemas de salud mental.
Respecto a los modelos tradicionales de evaluación, ya está más que comprobado que fallan estrepitosamente a la hora de valorar las habilidades blandas debido al sesgo de autopercepción (valoración positiva o negativa que tiene una persona sobre sí misma).
En estos casos, la inteligencia artificial se ha validado en el análisis no intrusivo (es decir, sin test) como es el caso de Human AI, una empresa tecnológica de Pamplona que gracias a su asistente, proporciona un informe inmediato de personalidad y competencias socioemocionales a partir de un texto de mil palabras.
María Beunza, CEO de la compañía, destaca la eliminación de la fricción a la hora de realizar las evaluaciones o la reducción del coste de recogida y análisis de los datos, que permiten medir la evolución de los estudiantes de forma regular para conocer su progreso.
En conclusión, como sociedad que aprende, debemos afrontar que el presente es ya digital; la inteligencia artificial generativa y el análisis de datos se vuelven imprescindibles. La capacitación del profesorado para integrar estos avances en las aulas es crucial, pues dota al alumnado de competencias esenciales para su futuro laboral.
Estamos en el momento idóneo para que los sistemas de enseñanza incluyan la oferta digital en sus currículos como una prioridad esencial y la forma de hacerlo es mediante planes a la medida de cada etapa educativa. Oponerse con un "no queremos pantallas en las aulas" nos aleja de los objetivos de horizonte 2030 para alcanzar los mayores estándares de una enseñanza de calidad que promueva oportunidades reales de aprendizaje para todos.
*** Lula de León es CEO & Co-fundadora de Leemons.