A medida que el siglo XXI avanza, aparecen nuevos perfiles que definen la evolución social, además de los 'poderes' por definición (ejecutivo, legislativo y judicial) y los grandes lobbies profesionales y empresariales, cada vez se reconoce más la importancia esos grupos hasta ahora poco visibles.
La sociedad civil está formada por la diversidad de personas que, con categoría de ciudadanos y generalmente de manera colectiva, actúan para orientar y tomar decisiones en el ámbito público fuera de las estructuras gubernamentales. Distintas organizaciones nacionales e internacionales constituyen el foco de intervención de la sociedad civil y se ocupan de establecer objetivos y acciones encaminadas a que el conjunto de las personas disfrute de las mejores condiciones educativas, políticas, culturales y económicas.
En el tejido vibrante de la sociedad civil, las mujeres han emergido desde siempre como agentes de cambio, líderes visionarias y catalizadoras de progreso. Su presencia dinámica y su compromiso con la justicia social ha transformado comunidades enteras y redefinido los límites de lo posible. Sin embargo, este reconocimiento ha avanzado lentamente, y no podemos dejar de mencionar que no hace tantos años se cuestionaba la capacidad femenina, para tareas intelectuales y de responsabilidad.
Un ejemplo histórico fue sin duda la larga disputa entre dos disputadas del parlamento español Clara Campoamor, Victoria Kent donde se debatió la necesidad de retrasar el voto femenino entre otras razones por su falta de capacidad intelectual, aunque como es sabido el 1 de octubre de 1931, triunfaron, por fortuna, las tesis de Clara Campoamor.
Estos temores 'sociales' no han estado exentos de fundamentos científicos, en algunos casos con importantes sesgos muestrales en los estudios experimentales sobre la inteligencia humana. Ese es el caso del conocido estudio de Lewis Terman, profesor de la universidad de Stanford (1897-1956), reconocido como uno de los grandes expertos en psicología educativa. A él se le conoce por sus polémicos trabajos sobre la medida de la inteligencia a través de test que él mismo creó y que pretendía establecer un 'orden social' en función de la medida de la inteligencia.
Lo relevante del caso para la condición femenina es que, detectando los niveles de inteligencia superior, vio que era muy inferior el número de niñas y mujeres que aparecían con una alta inteligencia frente a los varones, lo que atribuyó a la fisiología femenina. Esta misma línea han seguido otros autores basándose en diferencias cerebrales, rendimiento en matemáticas, elección de profesiones, etc. y recreando el famoso tópico de “las mujeres son de venus y los hombres son de marte”.
Todos estos perjuicios sociales 'refrendados por la ciencia' tienen una gran trayectoria histórica, ya que en siglos pasados era un axioma considerar que los hombres eran más inteligentes que las mujeres; era algo determinado por el nacimiento. A las niñas no se les enviaba a la escuela, o no se les daba instrucción porque se les suponía incapaces de aprender conceptos. Tampoco podemos olvidar que, en algunas etapas de la Edad Media, a las niñas y mujeres que demostraban capacidades inusuales eran consideradas como brujas y, en algunos casos, ejecutadas.
Otro tópico difícil de desmontar en las teorías implícitas sociales (teorías no demostradas, pero aceptadas por la sociedad) es la del aurea mediocritas. Cuando otros estudiosos siguieron analizando y comparando las capacidades femeninas y masculinas, una de las conclusiones a la que llegaron es que no había “grandes genios científicos o sociales, pero tampoco grandes criminales o dementes femeninos”, con lo cual la ciencia parece demostrar que la aurea mediocritas de la que ya hablaba Horacio corresponde a la figura femenina.
Para que la mujer disfrute de una participación plena y equitativa en la sociedad, derecho humano fundamental y algo esencial para el progreso de los países y de las personas, es necesario conocer los antecedentes y contextos científicos que permiten hoy demostrar la capacidad femenina y la igualdad intelectual.
Son muy numerosos los trabajos que demuestran que no son tales las diferencias cerebrales ni intelectuales entre hombres y mujeres y que la variabilidad intelectual es incluso mayor inter-sexos que entre sexos, o que no se dan diferencias apreciables en los cerebros de los neonatos femeninos y masculinos.
Por otro lado, reconocer y valorar las múltiples contribuciones que las mujeres realizaron y están realizando en las distintas esferas de la sociedad civil, es esencial para comprender plenamente la historia y el progreso de la humanidad, e inspirar a las nuevas generaciones.
En todos los rincones del mundo y épocas de la historia, las mujeres han liderado iniciativas abordando una amplia gama de desafíos sociales: símbolos de la compasión y el altruismo, como la madre Teresa de Calcuta, que ha inspirado a millones de personas a hacer una diferencia en la vida de los demás y a construir un mundo más solidario.
O grandes activistas merecedoras de Premios Nobeles de la Paz, como Malala Yousafzai, la joven paquistaní que luchó valientemente por el derecho de las niñas a la educación, a pesar de enfrentar la violencia y la persecución. O Wangari Maathai, fundadora del Movimiento del Cinturón Verde para promover la plantación de árboles, la conservación del medio ambiente y el empoderamiento de las mujeres rurales.
O líderes destacadas en la lucha contra la discriminación racial, como Rosa Parks, conocida como la madre del movimiento de los derechos civiles, desafió la segregación racial al negarse a ceder su asiento en un autobús en Montgomery, Alabama, desencadenando todo un movimiento por la justicia racial.
A pesar de enfrentar obstáculos y discriminación, las mujeres han liderado movimientos, inspirado cambios y trabajado incansablemente para construir un mundo más justo e igualitario para todos. Es necesario generar espacios para seguir despertando conciencia sobre su importancia y para crear sinergias que refuercen sus actuaciones.
El seminario internacional Mujer, inteligencia y talento, en su XVI edición, pretende ser uno de estos espacios. En él se profundizará sobre la contribución de la mujer de hoy en día a la sociedad civil, se planteará cuáles son los retos a los que se enfrenta, y se abordará cómo desde los ámbitos educativo y familiar se puede orientar y formar a las niñas y a las jóvenes para superar las dificultades existentes y que su contribución sea más eficaz.
*** Luz Pérez es catedrática de Psicología de la UCJC y Carlota Tovar, directora de Fundación UCJC.