La crisis medioambiental generada por la industria de la moda es innegable. Con la producción anual de 92 millones de toneladas de textiles y el 73% de la ropa global terminando en vertederos, es evidente que se requieren acciones contundentes para revertir esta tendencia insostenible. En este sentido, la Comisión Europea ha introducido medidas como la Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP) y el Digital Product Passport (DPP), pero surge un desafío crucial: la falta de educación empresarial.
La RAP y el DPP son avances significativos hacia la sostenibilidad en la moda. Sin embargo, muchas empresas carecen de la formación necesaria para adaptarse a estas nuevas normativas. La RAP, que impone una tarifa proporcional al producto introducido en el mercado para financiar la gestión del textil al final de su vida útil, es un ejemplo claro. Aunque la intención está presente, la falta de comprensión y aplicación práctica por parte de las empresas crea obstáculos para su implementación.
Lo mismo ocurre con el DPP, una herramienta que promueve la transparencia y trazabilidad en la cadena de suministro. Aunque su potencial es evidente, su aplicación plena requiere una educación empresarial más profunda. Las compañías deben entender cómo implementar acciones concretas que impacten directamente en el ciclo de vida de sus productos. La información es clave, y las empresas necesitan recursos y orientación para abrazar estos cambios.
A pesar de estos avances legislativos, las proyecciones para 2030 indican un aumento en el consumo de materiales a 150 millones de toneladas. Esta cifra subraya la urgencia de un cambio significativo en el enfoque actual de la industria de la moda: La moda sostenible y circular no es solo necesaria, sino también rentable. Por lo que, es hora de preguntarnos, ¿por qué no apostar por ella si nos beneficia a todos?
La transición hacia un modelo circular en la industria textil no es solo una tendencia, es una necesidad. La compra consciente y la elección de prendas con menor impacto son cruciales. En este sentido, España tiene la oportunidad de destacar como un referente en circularidad y sostenibilidad. Ya hemos visto avances significativos tanto en marcas establecidas como en startups. Sin embargo, es esencial apoyar a las empresas en la implementación efectiva de las normativas europeas.
La educación empresarial es una de las claves para el éxito en este cambio de paradigma. Las empresas deben comprender no sólo las regulaciones, sino también cómo incorporar prácticas sostenibles de manera efectiva en sus operaciones diarias. Esto implica invertir en tecnologías y procesos que fomenten la circularidad y la reutilización de materiales.
Es necesario contar con proyectos que contrarresten el impacto negativo de la industria de la moda en el planeta. La limpieza de vertederos y océanos, así como la plantación de árboles para compensar las emisiones de CO₂, son pasos en la dirección correcta. Sin embargo, la visión a largo plazo implica, la segunda de las claves para lograr esta transición: la colaboración entre empresas, startups y corporativos a nivel nacional e internacional.
En la actualidad, marcada por la creciente conciencia ambiental y la necesidad de abordar los desafíos del cambio climático, la colaboración entre empresas, startups y corporativos es evidente que emerge como un pilar fundamental para impulsar la transición hacia un modelo circular en la industria de la moda.
La convergencia de la innovación y la sostenibilidad requiere la unión de esfuerzos a nivel nacional e internacional, trascendiendo las barreras tradicionales de la competencia para permitir compartir conocimientos, recursos y mejores prácticas, catalizando así la adopción de tecnologías más limpias y procesos más sostenibles.
Desde el diseño hasta la producción y el consumo, la sinergia entre diferentes actores del sector es y será esencial para fomentar la economía circular, reducir residuos y repensar el ciclo de vida de las prendas. Solo a través de alianzas estratégicas y una mentalidad colaborativa, la industria de la moda podrá alcanzar una transformación significativa hacia prácticas más éticas y responsables con el medio ambiente.
En conclusión, la transición hacia un modelo circular en la industria de la moda no solo es una responsabilidad moral, sino también una oportunidad para el crecimiento e innovación. La educación empresarial y la colaboración entre entidades son las herramientas que permitirán a las empresas y a la sociedad comprender y abrazar plenamente las medidas necesarias para lograr una transformación real hacia un modelo circular y sostenible.
El tiempo para actuar es ahora, y la educación es la llave que abrirá la puerta hacia un futuro más sostenible para la moda y para nuestro planeta.
***Mónica Rodríguez es CEO y cofundadora de Recovo.