En un mundo interconectado donde los desafíos globales requieren soluciones innovadoras, surge una pregunta fundamental: ¿Puede la inclusión laboral de personas con discapacidad ser el motor de una eficiencia logística y empresarial sin precedentes? Esta interrogante cobra especial relevancia en el contexto actual, donde el desempleo afecta de manera desproporcionada a las personas con discapacidad intelectual. De acuerdo con la ONU, este colectivo enfrenta una tasa de desempleo que supera el 80% en numerosos países, un reflejo de las barreras aún presentes en el mercado laboral global.
En España, la situación no es ajena a esta realidad. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) revelan que solo el 24% de las personas con discapacidad reconocida estaban activas en el mercado laboral en 2021, una cifra significativamente menor en comparación con la población sin discapacidad. Estos números no solo ponen de manifiesto un desafío social y económico, sino también la necesidad de repensar las estrategias de inclusión laboral y su impacto en la productividad empresarial.
Ante este escenario, surgen iniciativas que marcan la diferencia, como el Centro Especial de Empleo Aprocor-Prosegur. Este proyecto se ha convertido en un modelo a seguir, que demuestra que la inclusión de personas con discapacidad intelectual en la fuerza laboral puede ir más allá de un acto de responsabilidad social corporativa. El centro se ha transformado en un motor de innovación y eficiencia dentro de la empresa, mostrando que la integración de este colectivo puede tener como resultado una significativa mejora operativa y la apertura de nuevas oportunidades de mercado.
Los Centros Especiales de Empleo son un ejemplo claro de cómo la inclusión laboral puede convertirse en una estrategia empresarial inteligente y efectiva. Estas iniciativas no solo promueven la inclusión social y laboral de personas con discapacidad, sino que también redefinen los indicadores de éxito dentro de las organizaciones. Son una prueba tangible de que la inclusión y la diversidad pueden ser fuerzas motrices para la innovación y el éxito.
El centro Aprocor-Prosegur, por ejemplo, desempeña un papel esencial en la gestión de la uniformidad y distribución de productos tecnológicos de Prosegur en Europa, y ha optimizado no solo el control de pedidos y del stock, sino que también ha incorporado prácticas sostenibles. En definitiva, se ha convertido en un elemento integral de la red logística de la compañía, que le ha permitido manejar eficientemente 15.000 envíos al año, con un total de 40.000 unidades y la gestión de 1.500 referencias, destacando la eficacia de la integración y la planificación estratégica.
El centro, que actualmente opera en tres países, ha alcanzado una cifra de negocio de tres millones de euros y gestiona compras por 2.6 millones de euros, reflejando su papel significativo en el éxito económico y la expansión de las operaciones de la compañía. Más allá de las cifras, esta asociación ha resultado beneficiosa para ambas partes. Por un lado, las personas con discapacidad han accedido a empleos estables, potenciando su formación en distintas áreas, especialmente en el ámbito tecnológico. Por su parte, Prosegur ha mejorado la eficiencia de procesos logísticos, evidenciando cómo las asociaciones estratégicas pueden potenciar operaciones mientras mantienen el compromiso de la compañía con la inclusión.
Este enfoque incorpora buenas prácticas que podrían considerarse de cara a la gestión de las empresas en el futuro. La realidad es que la inclusión laboral de personas con discapacidad representa una oportunidad para que las organizaciones fomenten la innovación y se abran a nuevos mercados. Las empresas que adoptan este enfoque están invirtiendo en su capital humano y abrazando un modelo de negocio más inclusivo y sostenible. En conclusión, la inclusión emerge como un pilar esencial para un modelo de negocio más eficiente, innovador y adaptativo, ofreciendo una visión prometedora para un futuro empresarial de éxito.