El 85% de la superficie terrestre carece de conexión celular. Esta situación afecta fundamentalmente a grandes extensiones de agua y tierra donde se concentra la mayor parte de la biodiversidad de la Tierra y donde habitan numerosas especies de animales y plantas, algunas de ellas sometidas a mucha presión, una presión que las empuja al borde de la extinción.
Esta realidad pudiera llevar a engaños y parecer en un primer vistazo que beneficia a estas especies y favorece la conservación de unos ecosistemas ubicados en muchas ocasiones en zonas de difícil acceso y remotas. Lo lógico es pensar que su aislamiento actúa como un elemento protector.
Sin embargo, y después de analizar el asunto en profundidad, uno percibe que hay un reverso negativo. Este aislamiento en el que se encuentran estos lugares y la ausencia de conectividad las expone a muchas agresiones y peligros, y les impide defenderse con rigor de estos.
El impacto en estos lugares, entre otras cosas, de los efectos del cambio climático, de actividades ilegales como la caza furtiva o de fenómenos meteorológicos como incendios, inundaciones o huracanes, es mucho más intenso sin la protección que les puede brindar una buena conexión.
Las ONG y grupos conservacionistas que trabajan desde hace décadas preservando y protegiendo estos espacios han arbitrado soluciones con imaginación, mucho esfuerzo y ganas. Sin embargo, se han dado de bruces con una realidad poderosa frente a la que no pueden oponer resistencia: la necesidad ineludible de contar con otras herramientas tecnológicas para lograr mejores resultados.
Y es aquí donde surgen iniciativas desde el ámbito de las empresas que están a la vanguardia de la tecnología, con compañías pioneras en operar una constelación de satélites de órbita terrestre baja (LEO) 5G IoT, y que la ponen al servicio de este tipo de entidades, dando un paso más allá de su propósito y de los beneficios económicos.
Es el caso de Sateliot, que ha abierto una intensa línea de colaboración con algunas organizaciones no gubernamentales que luchan contra los principales retos y riesgos mundiales, como el hambre, la salud, el cambio climático, la protección de la fauna, etc. Este estrecho trabajo con las ONG lo estamos desarrollando en distintas categorías y por toda la geografía.
La forma en la que se está impulsando esta colaboración se basa en aprovechar la tecnología, conocimientos y esfuerzos para ayudar a estas organizaciones a conseguir sus objetivos sociales y medioambientales, ofreciéndoles conexión gratuita.
Gracias a la eficaz planificación de la capacidad de los satélites, se da servicio al Tercer sector utilizando la capacidad libre en cualquier franja horaria y ubicación específicas de estos. Con esta organización, los equipos de usuarios sobre el terreno se benefician de este servicio. Los datos que reciben estas organizaciones ayudan a evaluar el impacto del cambio climático en los hábitats y a tomar decisiones de conservación informadas y completas para conseguir sus objetivos.
Vida salvaje, desastres meteorológicos y un largo etc.
Algunos de los programas que están en marcha y en los que se concreta esta colaboración se dirigen hacia la monitorización remota de la vida salvaje mediante el uso de dispositivos IoT como collares GPS, sensores y cámaras. Estos se colocan en los animales para seguir sus movimientos, comportamiento y salud. Con los datos obtenidos, las ONG obtienen información sobre las poblaciones de los animales, sus patrones de migración e identifican las posibles amenazas.
La vigilancia medioambiental con sensores IoT desplegados en varios ecosistemas se usa asimismo para controlar parámetros medioambientales como la temperatura, la humedad, la calidad del aire, la calidad del agua y las condiciones del suelo.
El capítulo de la lucha contra las actividades ilegales también se implementa con esta tecnología satelital. Así se puede detectar, por ejemplo, la caza furtiva. Estos sistemas ayudan a los guardabosques a responder rápidamente a posibles amenazas y a proteger a las especies en peligro de los cazadores furtivos.
Las ONG utilizan igualmente dispositivos IoT para establecer corredores de vida silvestre y supervisar su eficacia para facilitar el movimiento seguro de los animales entre hábitats fragmentados. Esta información es crucial para diseñar estrategias de conservación eficaces.
Otros ámbitos donde funcionan estos dispositivos están en la conservación marina. Estos se fijan a animales marinos, como ballenas y tiburones, para vigilar sus rutas migratorias y estudiar su comportamiento. Esta información ayuda a identificar hábitats marinos críticos y a comprender el impacto del cambio climático en estas especies.
Finalmente, las redes IoT se emplean para establecer sistemas de alerta temprana de desastres naturales como incendios forestales, inundaciones y huracanes y en la agricultura, aquí para optimizar el uso de la tierra, reducir la destrucción del hábitat y minimizar el uso de productos químicos nocivos. Este enfoque promueve prácticas agrícolas sostenibles que benefician tanto a la vida silvestre como al medio ambiente.
Toda esta labor llevada a la práctica tiene nombres y apellidos, las ONG con las que colaboramos y los animales y espacios que protegemos y conservamos conjuntamente.
En Brasil, el Instituto del Guacamayo Azul, el Instituto Espacial de Fauna Salvaje y SOS Amazonia. Con el primero, se mantienen vivas las poblaciones viables de esta especie en peligro de extinción, asegurándose de que estén bien introducidas en sus hábitats naturales. Con la segunda, se promueve el bienestar animal y la conservación del medio ambiente a través de la ciencia, la educación y el desarrollo socioeconómico. Y con SOS Amazonia, se lucha por la conservación de la selva amazónica.
Y en África con otras dos organizaciones. Con Fynboss Fish Trust, se protege la biodiversidad de la ecorregión sudafricana de Cape Fold, y más en concreto se ayuda a conservar los peces de agua dulce, rastreando, controlando y evaluando especies ancestrales que nadan al borde de la extinción. Y, finalmente, con Endangered Wildlife Trust se contribuye a preservar las especies y ecosistemas amenazados en África meridional y oriental.
Ellos son los verdaderos protagonistas de una gran labor que esperamos mejorar y reforzar a lo largo de los próximos años, según vayamos desplegando nuestra constelación de 250 satélites. Nuestro compromiso es con ellos. Juntos, queremos y podemos crear un mundo más sostenible.
***Jaume Sanpera es fundador y consejero delegado de Sateliot.