Transformar el mundo y hacer de él un lugar mejor en el que vivir se ha convertido en el objetivo común de instituciones, empresas y ciudadanos que buscan lograr un impacto social positivo, en un contexto en el que, de no caminar hacia una misma dirección, nadie, sin distinción, podrá hablar de un futuro digno para las actuales y próximas generaciones.
El sector de la construcción lo sabe, ya que es responsable del 37% de las emisiones de CO₂, del 40% de los residuos producidos y del 50% de los recursos naturales utilizados en todo el mundo. Es evidente que, con estas cifras, ningún sector es sostenible y que no podría hacer frente a los grandes retos contemporáneos del clima, la energía y la protección de los recursos si no se moviliza y lleva a cabo un cambio fundamental a lo largo de toda la cadena de valor.
La construcción industrializada se presenta como una alternativa prometedora e interesante para afrontar los desafíos actuales y futuros del sector de la edificación. Este camino requiere, como no podía ser de otra manera, de un ADN innovador y tecnológico, soluciones energéticamente eficientes y acordes con las necesidades y con los ODS de la Agenda 2030 presentes en todo momento.
La construcción industrializada cuenta con importantes ventajas. Entre ellas destaca la reducción del tiempo de ejecución, en torno a un 30%, lo cual permite un considerable ahorro de costes. Una mayor calidad gracias a la gestión por procesos en el entorno industrial, la especialización de la mano de obra y formación continuamente monitorizada. Mayor trazabilidad del proyecto, cumplimiento de plazos y presupuesto, ya que emplea metodologías BIM, software de control y gestión como herramientas de planificación.
Asimismo, trabajar bajo los parámetros de la construcción industrializada debe permitir reducir notablemente la huella de carbono de la construcción. Planificando y actuando podremos contrastar cifras iniciales y evolución a objetivos marcados al menos en los alcances 1 y 2. Además, gracias a la reducción en el consumo de recursos y la generación de residuos lograremos también impactos positivos. A nivel de seguridad, minimiza los riesgos laborales y el efecto de las incidencias meteorológicas, además de crear un ambiente más amable e inclusivo.
Como actor clave en la cadena, Saint-Gobain ya está desempeñando un papel importante para impulsar este cambio de paradigma. Su posición de líder en construcción ligera y sostenible le consolida como ejemplo a través de su capacidad innovadora.
En 2019, la compañía estableció su Hoja de Ruta hacia la Neutralidad de Carbono para el año 2050. Así, Saint-Gobain se ha marcado reducir las emisiones de CO₂ un 33% en 2030 en los alcances 1 y 2, y también lograr reducir el uso de agua en sus industrias en un 50%. Además, está comprando energía proveniente de fuentes renovables, así como implementando programas para que sus packaging empleen materiales 100% reciclables.
También, Saint-Gobain desarrolla y comercializa soluciones para mejorar la eficiencia energética en los edificios, siendo el fabricante español con mayor número de DAP (Declaraciones Ambientales de Producto).
Se espera que para el 2030, el sector de la construcción haya crecido un 85% con respecto a 2020, pero es tarea de todos que este crecimiento sea sostenible, circular y respetuoso con el entorno. Por esa razón, Saint-Gobain trabaja en todo el mundo para reducir su consumo de energía en el diseño, producción y la distribución de sus soluciones de alto rendimiento. Los resultados de este trabajo pueden observarse en información pública como las memorias anuales.
Las compañías del sector de la construcción deben sumarse a construir entre todos un mundo en el que la descarbonización, transición energética, la economía circular, así como la salud y el confort, sean las principales áreas en las que se trabaje arduamente para que la edificación sostenible sea, finalmente, una realidad.
***José Manuel Garcilópez Mora, director de Construcción Industrializada de Saint-Gobain España.