La gran cita anual para frenar el cambio climático se celebra este año en Egipto entre 6 y el 18 de noviembre. Quienes acuden a la COP27 tienen por delante la tarea de aterrizar en objetivos y acciones concretas la reducción de emisiones y abordar la financiación de los daños causados por el cambio climático, especialmente a los países en desarrollo.
Se estima que unos 3.300 millones de personas viven en entornos “altamente vulnerables” al calentamiento, ya sea por su ubicación geográfica o por su mala situación socioeconómica.
La tarea pendiente de movilizar 100.000 millones de dólares para que los países desarrollados puedan financiar la crisis climática no se ha completado y Naciones Unidas está reclamando una hoja de ruta clara con plazos precisos para cerrar la brecha financiera para abordar las pérdidas y los daños.
También desde Naciones Unidas se está avisando que las emisiones en 2030 serán mayores que en 2010, lo que descarta el escenario de llegar a limitar el calentamiento global por debajo de los dos grados. Por eso se espera que la COP27 sirva para implementar políticas efectivas de reducción de emisiones.
Por último, el planteamiento de avances en la lucha contra la deforestación tropical forma parte de los objetivos de esta reunión de líderes mundiales. La protección de estos ecosistemas constituye una barrera contra el deterioro medioambiental, ya que son capaces de absorber el 25% de las emisiones de gases invernadero.
El reto es inminente y de enormes proporciones. Y sea cual sea el resultado final, la comunidad científica debe desempeñar un papel clave, documentando con rigor los impactos del cambio climático, los riesgos futuros para diferentes regiones e integrando la perspectiva social con la medioambiental.
Las empresas no son ajenas a este reto. La reducción de un 45% de las emisiones de gases de efecto invernadero y el objetivo de emisiones neutras (NET ZERO) para el año 2050 que se ha marcado la Unión Europea es ambicioso.
Según el informe “La evolución de los objetivos medioambientales y sociales de las empresas cotizadas” que Transcendent acaba de publicar, el 72% de las empresas que cotizan en Bolsa se han marcado objetivos medioambientales en 2021. Un dato que asciende al 91% en las empresas del IBEX 35, un 52% más que en 2020.
El foco climático es abrumador, pero hace falta mucho rigor y medición, y fijarse compromisos concretos y cuantificables para poder cumplir con los objetivos marcados.
Existen varias iniciativas de acción climática internacionales que están contribuyendo a mejorar la gestión de los avances en esta materia. Entre ellas destaca la iniciativa Science Based Targets que permite determinar cuánto y con qué rapidez necesitan reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero para prevenir los peores efectos del cambio climático fijando objetivos a corto y medio plazo hasta conseguir ser netos en emisiones de gases contaminantes.
Los países del G20 representan casi el 80% de las emisiones mundiales, pero muchos de ellos aún no han mejorado sus planes climáticos de cara a la COP27, entre ellos Estados Unidos, India, China, Australia, Arabia Saudí, Rusia y Brasil.
Las empresas tienen por delante la oportunidad de transformarse e integrar los aspectos medioambientales en sus negocios, generando una ventaja competitiva respecto al resto. El riesgo de no hacerlo puede tener un impacto incluso en su supervivencia.
*** Angel Pérez Agenjo es socio director de Transcendent.