Del mismo modo que en nuestro calendario señalamos los días de celebración, también es importante que destaquemos aquellas fechas que nos recuerdan la necesidad de reflexionar sobre ciertas cuestiones. Problemas que nos afectan a todos y que impactan de manera directa en nuestra forma de vida, pero, sobre todo, en el bienestar de nuestro planeta.
Precisamente, con ese ánimo de concienciación, reflexión y llamada a la acción, surge el Día Internacional de la Madre Tierra. Una fecha que se celebra cada año el 22 de abril y que nace con el propósito de poner el foco en el uso indebido que estamos haciendo de los recursos naturales que nos ofrece, así como tomar conciencia de la gran amenaza que supone el cambio climático para ella. Y es que adoptar hoy una postura de reflexión activa en torno a esta cuestión es dar el primer paso para cambiar el rumbo de las cosas. Un cambio y una transformación que hoy se han convertido en algo urgente y prioritario.
Lo cierto es que desde hace ya tiempo la Tierra no hace más que lanzarnos señales. De pedirnos que actuemos. En definitiva: de reclamarnos ayuda para que pongamos fin a algunas de las grandes amenazas a las que se enfrenta cada día, como la contaminación, el calor extremo o las inundaciones, entre otros muchos efectos climáticos. Fenómenos, todos ellos, consecuencia de la actividad humana.
Es duro reconocerlo, sí, pero es una realidad. Nosotros somos los únicos responsables de que la Tierra se encuentre hoy en una situación tan extrema. De hecho, el grupo intergubernamental de expertos en cambio climático vinculados a la ONU expresaba hace tan solo unos días que "es ahora o nunca" el momento de adoptar medidas de manera "inmediata" y "significativa” para poner freno a esta situación.
Por tanto, es hora de dejar de mirar hacia otro lado. Tenemos por delante un trabajo más que complicado. El reto es mayúsculo, pero la buena noticia es que, afortunadamente, la sociedad en general está cada vez más sensibilizada y, aunque es necesario ir un paso más allá, ya somos muchos los que llevamos años trabajamos de manera consciente para contribuir al bienestar del planeta.
En este sentido, el compromiso de la DOCa Rioja con la protección de la Tierra es real, firme y sincero. No podía ser de otra manera. El planeta es nuestro origen. Nuestra principal fuente de recursos. Respetarlo y cuidarlo es algo intrínseco a nuestra actividad y a la de las bodegas que conforman la denominación. Precisamente el recordar constantemente el auténtico valor de la Tierra, es lo que ha hecho posible que hoy Rioja se posicione como una región vitivinícola de referencia a nivel mundial.
"Hemos definido la sostenibilidad como uno de los ejes prioritarios de nuestra estrategia"
Sin ir más lejos, una prueba evidente de ese respeto y admiración de Rioja por la tierra es que la región cuenta con la mayor superficie de viñedo antiguo de España, y posiblemente del mundo. En concreto, más de 15.000 hectáreas de plantaciones de la DOCa Rioja tiene más de 35 años; 5.000 hectáreas más de 50 y cerca de 2.000 hectáreas superan los 75 años. Una particularidad que, además de poner en valor el carácter diferenciador y distintivo de la DO, visibiliza como su compromiso con la protección de los ecosistemas es histórico y, asimismo, no deja de aumentar. Así, el Plan Estratégico 2021 – 2025 de la DO marca como uno de sus ejes de trabajo continuar conservando el viñedo viejo y el objetivo es conseguir que el 20% del total de las hectáreas productivas de la región sean de viñedo de más de 40 años.
Este pleno convencimiento de que ser respetuosos con la Tierra es el único camino para garantizar el futuro sostenible, a nivel global, y del sector vitivinícola en particular, ha motivado que desde la DOCa Rioja hayamos tomado la decisión de pisar el acelerador e ir un paso más allá. Por ello, hemos definido la sostenibilidad como uno de los ejes prioritarios de nuestra estrategia. El propósito es desarrollar una posición de liderazgo en este sentido, impactando de forma positiva en el territorio y contribuyendo a garantizar su futuro.
Para alcanzar esa posición, en Rioja hemos tomado como hoja de ruta los Objetivos de Desarrollo Sostenible impulsados por Naciones Unidas y, en base a estos, hemos fijado una serie de metas de cara a 2025. Destacan, entre otros, objetivos cuantificables como disminuir un 50% el uso de fitosanitarios, reducir un 10% la huella de carbono y alcanzar un volumen del 5% de vinos orgánicos.
"Sólo cuidando el origen seremos capaces de construir un futuro sostenible"
Igualmente, para consolidar nuestra apuesta por la sostenibilidad, hemos creado un Comité de Expertos en Sostenibilidad que tras el análisis y la cuantificación de la contribución actual DO a la sostenibilidad, definirá unos nuevos objetivos destinados aumentar el impacto positivo de la región en las diferentes áreas de este ámbito. Además, el trabajo de este Comité se complementa con la labor que realiza el Grupo Operativo para la protección del Paisaje y Viñedo, liderado por el bodeguero Álvaro Palacios, que trabaja proactivamente en la protección del paisaje y el patrimonio natural de la Denominación.
En definitiva: con todo ello, desde Rioja pretendemos dar una respuesta efectiva a la demanda que nos está haciendo la Tierra. Es nuestra responsabilidad y nuestra obligación. Una obligación que no cae como una losa, sino que abanderamos con amor y con respeto al planeta. Se trata de una labor que llevamos haciendo desde nuestros orígenes y que en función de las necesidades vamos modulando. Es por ese motivo por el que consideremos que ahora nuestro principal reto es capitanear el cambio. Históricamente hemos liderado en muchos ámbitos y, en este contexto actual, nos toca coger las riendas y ser refrentes en sostenibilidad y en la protección del planeta, no solo para nuestro sector, sino para la sociedad en general. Y es que, sólo cuidando el origen seremos capaces de construir un futuro sostenible.
*** Pablo Franco es director técnico y de control de la DOCa Rioja