“Las actividades humanas insostenibles ponen en jaque el futuro de las especies migratorias”. Así de tajante se muestra la directora del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen.
Los datos revelados hoy, 12 de febrero, por la Convención sobre la conservación de las especies migratorias de animales silvestres (CMS, por sus siglas en inglés) de la ONU son, dice la experta, preocupantes. “Estas criaturas no solo sirven de indicadores de los cambios medioambientales”, explica.
Y añade: “Juegan un papel integral tanto en mantener la función de los ecosistemas más complejos como en hacerlos resilientes”. De ahí la preocupación que le provoca el primer informe de la historia de la ONU sobre El Estado mundial de las especies migratorias de animales silvestres.
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El texto hace un análisis pormenorizado de las 1.189 especies que la CMS reconoce como “necesitadas de protección internacional”. Pero no solo eso, también estudia a otras más de 3.000 especies migratorias adicionales.
¿Qué dice el informe?
En este estudio —el primero de su clase—, la CMS, también conocido como Convenio de Bonn, alerta de que el 44% de las especies migratorias del planeta está en declive.
Es más, en las últimas tres décadas, 70 especies incluidas en las listas de la CMS están en mayor peligro que antes, como es el caso del águila esteparia, al buitre egipcio y al camello salvaje.
Por el contrario, solo 14 especies han mejorado su estatus de conservación, como la ballena azul o la jorobada, el águila marina de cola blanca y el espátula cara negra.
Además, el 22% de las especies que conforman los registros de la entidad están en peligro de extinción.
El 97% de los peces migratorios silvestres se encuentran en peligro de extinción. El informe alerta del “preocupante” descenso de población de tiburones, rayas y esturiones desde la década de los 70 del siglo pasado, con una caída del 90%.
Los riesgos de extinción son cada vez mayores para todas las especies migratorias del planeta. Incluso, matizan en el informe, “aquellas no catalogadas por la CMS”.
El 51% de Áreas Clave para la Biodiversidad (KBA, por sus siglas en inglés) identificadas como importantes para los animales migratorios no están protegidas.
Además, el 58% de los enclaves monitoreados más relevantes para las especies incluidas en la CMS están experimentando niveles insostenibles de presión causada por el ser humano.
En todo el planeta, existen 399 especies migratorias en peligro que aún no están incluidas en los listados de la CMS.
Las principales amenazas
Según la entidad de Naciones Unidas, las mayores amenazas para las especies migratorias son la sobreexplotación y la pérdida de hábitat debido a la actividad humana. Esta última, junto a la degradación y fragmentación de los ecosistemas, afecta a 3 de 4 familias de animales. Por su parte, 7 de cada 10 especies se ven afectadas por la sobreexplotación, entendida esta como la captura intencional y accidental de animales.
Además, el cambio climático, la contaminación y la introducción de especies invasoras tienen, según el informe, un “profundo impacto” en las especies migratorias.
Las especies migratorias, esenciales
Para Andersen, el informe de la ONU supone “una oportunidad para la comunidad global”, pues es la ocasión perfecta para "traducir los datos científicos en acciones de conservación específicas”. Y es que, zanja la directora de PNUMA, “dada la situación precaria de tantos animales, no podemos permitirnos retrasar las soluciones y debemos trabajar juntos para protegerlos”.
Porque miles de millones de animales recorren el globo terráqueo cada año por tierra, mar y aire. Cruzan fronteras y continentes, todo para alimentarse y reproducirse. Y por ello, precisamente, las especies migratorias son esenciales, pues protegen los ecosistemas, polinizan las plantas, transportan nutrientes esenciales, son depredadoras naturales de las plagas y ayudan a almacenar carbono.
Según Amy Fraenkel, secretaria ejecutiva de la CMS, “las especies migratorias dependen de hábitats específicos que varían según el momento del año y el ciclo vital en el que se encuentre el animal”. Por eso, “viajan de forma regular y recorren miles de kilómetros para ir al lugar propicio en ese momento”, explica.
Sin embargo, continúa Fraenkel, en su camino se enfrentan a “enormes retos y amenazas”, como también lo hacen al llegar a su destino. “La capacidad de supervivencia de una especie, una vez ha cruzado la frontera de su territorio, depende del grado de conservación de los hábitats que haya llevado a cabo el país en concreto”, insiste.
De ahí que la CMS haya llevado a cabo un análisis holístico de la situación global. Este informe, como explica Fraenkel, “señala el sendero que deberán recorrer las acciones políticas para garantizar que las especies sigan migrando”.
Cómo salvar a las especies
El informe destaca la necesidad de una “mayor cooperación internacional” para conservar las especies migratorias.
Es clave, indica el texto, la acción conjunta de gobiernos, sector privado y el tercer sector.
La prioridad “básica” para la CMS es “mapear” y “dar los pasos adecuados” para “proteger ubicaciones vitales para la cría, la alimentación y las escalas de las especies migratorias”.
La CMS alerta de que se han de “ampliar los esfuerzos” para atajar la caza ilegal e insostenible de especies migratorias.
También se han de tomar acciones para “identificar, proteger, conectar y gestionar correctamente los enclaves” imprescindibles para las especies migratorias. Al igual que aumentar los esfuerzos para luchar contra el cambio climático, la contaminación acústica y aquella derivada del uso de químicos y plásticos.