Las aguas residuales contienen mucha información sobre lo que consumen las ciudades. También de las drogas que consumen sus habitantes. Eso es precisamente lo que muestra el último estudio, presentado esta mañana, de la Agencia de Drogas de la Unión Europea (EMCDDA por sus siglas en inglés), que ha analizado las aguas residuales de 104 ciudades europeas en 21 países (20 de la Unión Europea más Turquía).
“Las muestras de aguas residuales pueden contar historias reveladoras sobre la vida de una comunidad y pueden proporcionar una advertencia temprana de amenazas emergentes para la salud”, señaló en un comunicado Alexis Goosdeel, director del EMCDDA.
Los últimos hallazgos muestran un aumento continuo del consumo de cocaína, una tendencia al alza que se mantiene desde el año 2016. Entre los principales consumidores se encuentran las ciudades de la Europa occidental y meridional, en países como Bélgica, los Países Bajos, España o Portugal.
En cuanto a la metanfetamina, según revela el estudio, el consumo también ha crecido en los últimos años, con más ciudades reportando rastros de esta sustancia en sus aguas residuales. Las tres ciudades con mayores residuos de esta sustancia estaban situadas todas en la República Checa, seguidas de ciudades de Letonia, Alemania, Turquía y Chipre.
Entre las otras sustancias analizadas por la investigación —anfetamina, cannabis y MDMA—, hay un panorama mixto. Esto es, el número de ciudades que han notificado aumentos y los que han reportado disminuciones han sido más o menos iguales. Como novedad de este año, el estudio ha incluido por primera vez el análisis de la ketamina, lo que ha elevado a seis el número de sustancias analizadas por esta organización.
“Los hallazgos de hoy, de un récord de 104 ciudades, pintan una imagen de un problema de drogas que es extenso y complejo, con las seis sustancias detectadas en casi todos los lugares”, indicó Goosdeel.
De Copenhague a Valencia
Durante un periodo de una semana entre marzo y abril de 2022, los investigadores analizaron muestras diarias de plantas de tratamiento de aguas residuales de ciudades europeas en las que habitan un total de 54 millones de personas. Entras las ciudades españolas se encontraban Barcelona, Valencia o Tarragona.
El estudio reveló varios patrones. En primer lugar, indica el estudio, en la mayoría de los países en los que hubo múltiples plantas analizadas, los residuos de tres sustancias (cocaína, metanfetamina y MDMA) fueron mayores en las grandes ciudades que en las urbes más pequeñas. Aunque no se observaron grandes diferencias para la anfetamina y el cannabis.
Por otro lado, los investigadores hallaron un patrón semanal en el consumo de drogas ilícitas. Así, más de tres cuartas partes de las ciudades mostraron mayores residuos de drogas con patrones de uso recreativo (cocaína, ketamina y MDMA) durante los fines de semana, es decir, en el periodo comprendido entre el viernes y el lunes.
Por el contrario, revela el informe, los residuos de las otras tres sustancias (cannabis, anfetamina y metanfetamina) se distribuyeron de una forma más uniforme a lo largo de la semana.
Una ciencia en auge
Hasta hace poco, el análisis de aguas residuales para estimar el consumo de drogas en una comunidad era un campo en desarrollo. Si bien ahora, para el director del EMCDDA, ya “es una ciencia establecida”. El objetivo de esta investigación —que se realiza anualmente desde el año 2011—, explica la agencia europea, es “explorar los hábitos de consumo de drogas” de los habitantes de las ciudades europeas.
Con la vigilancia de las aguas residuales, señala Goosdeel, tenemos una “visión cada vez mayor de la dinámica del uso y suministro de drogas”. Y concluye: “También nos alienta su creciente potencial para identificar y evaluar iniciativas de políticas y respuestas de salud pública localizadas”.