Apenas un 12% (unos 2.500 millones de euros) de los fondos Next Generation irán destinados a estudiar y actuar sobre la sostenibilidad del ciclo del agua, una cifra “insuficiente” para lograr una gestión sostenible de este bien natural, según el Grupo de Opinión y Reflexión en Economía Política europeG.
La estimación era muy superior, unos 20.000 millones que servirían para actualizar la gestión del agua de acuerdo con los nuevos Planes de cuenca en España que el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico pretende aprobar en los próximos meses.
Además, europeG critica que el dinero no tenga una asignación clara y, “en los casos que se concreta, se destinan sobre todo a actuaciones de mejora hidromorfológica y a la restauración fluvial, que son del todo necesarias, pero insuficientes si no se acompañan de una gestión integral en la cuenca”.
Tal y como han expuesto en un informe, que ha salido a la luz este miércoles en la sede del Consejo de Economistas de España, “es necesaria una gestión del agua respetuosa con el entorno, que aporte garantía de recurso y de los servicios ecosistémicos que proporciona”.
Los expertos aluden a la Directiva Marco del Agua (DMA) y alegan que, “si se cumpliera, en 2027 todas las masas de agua de la UE deberían haber logrado un buen estado para las masas de agua naturales, o un buen potencial para las masas de agua fuertemente modificadas, salvo que se hayan asumido objetivos menos rigurosos”.
Pocas perspectivas de cumplimiento
El grupo lamenta que, a pesar de los esfuerzos realizados hasta el momento, “las perspectivas de que se llegue a este objetivo en 2027 son escasas, no solo en España, sino también en la gran mayoría de cuencas europeas”. Consideran que hacen falta medidas adicionales, ya que el dinero destinado “no supondrá un cambio cualitativo en cómo se gestionan los recursos hídricos en España”.
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Los científicos implicados en la elaboración del documento aseguran que, aunque parece que poco a poco ha aumentado la percepción de la necesidad de mejorar y conservar el estado de las aguas, “todavía no se ha logrado una gestión plenamente sostenible y compatible con el buen estado de las masas de agua, tal y como requiere la DMA”.
Añaden que, si no se realiza este cambio, no será posible implantar una buena gestión integrada del agua: “No hemos cambiado suficientemente nuestra forma de gestionar el agua para conseguir una gestión sostenible, eficiente y duradera”.
También han detectado una tendencia hacia un cambio de paradigma en muchos aspectos de los planes de gestión del agua de tercer ciclo, especialmente en el uso urbano e industrial del agua, pero aseguran que quedan dudas en el sector agrícola.
Especialmente en el caso de la agricultura existe un riesgo evidente de quedarse sin recurso en calidad y cantidad si el agua no se gestiona teniendo en cuenta la Gestión Integral del Agua (GIA), el cumplimiento de los requerimientos de la UE y las amenazas ya constatadas del cambio climático.
En determinados ámbitos agrícolas, se confía en poder usar los fondos para acelerar la construcción de infraestructuras que permitan captar más agua o ser más eficientes en su uso, sin analizar adecuadamente sus costes ambientales.
Sin embargo, europeG señala que estos fondos no tienen suficientemente en cuenta cambios críticos que se pueden producir en el futuro, como la disminución rápida de recursos por culpa del cambio climático, los problemas de inundaciones por el aumento de la intensidad de las lluvias y los problemas debidos a las sequías recurrentes.
España se queda atrás
EuropeG vaticina que España pierda margen de respuesta frente a los retos de futuro en clave de sostenibilidad. A su parecer, son necesarias acciones adicionales y un cambio profundo en la gestión y gobernanza del agua para hacerlo posible.
En cuanto a si los fondos son o no suficientes para lograr los objetivos medioambientales en materia de agua, el Grupo de Reflexión asegura que los 2.500 millones globales no suponen un gasto considerable, aunque pueden ayudar a acelerar algunos proyectos.