Murcia

El inusual episodio de calima que ha dejado estampas propias de Marte en algunas zonas de España, sumado a las lluvias torrenciales de un mes de marzo que ha batido récords de precipitaciones en la Región de Murcia, están empujando al Mar Menor hacia una nueva 'sopa verde' que estallará a medidos de abril, según cálculos del Comité de Seguimiento del Mar Menor.

La albufera es una bomba de relojería: el polvo sahariano le ha inyectado 139 kilos diarios de fósforo -muy fertilizante- y las lluvias han arrastrado a su ecosistema 5.454 kilos de nitratos al día -a través de la Rambla del Albujón-.

La efeméride de calima ha descargado media tonelada de fósforo en el litoral marmenorense, sobre todo, en las playas de Los Nietos y Los Urrutias. "Ahí empiezan todos los procesos eutróficos que luego se extienden a la zona sur", según ha alertado Emilio María Dolores, portavoz del Comité de Seguimiento del Mar Menor.

Otro de los valores que causan preocupación a los técnicos, son los 170 hectómetros cúbicos resultantes de la suma del agua precipitada sobre la zona 1 y la zona 2 de la albufera. "Ese agua ha ido al nivel freático y eso favorecerá los afloramientos [de nutrientes]", advierte el portavoz.

Los puntos de mayor riesgo son la Rambla de Miranda y la temida Rambla del Albujón para la que el Gobierno regional no para de reclamar al Ejecutivo central la puesta en marcha de un colector, con el objetivo de derivar su caudal cargado de nutrientes.

El agua teñida con dos colores, uno por la calima, y otro con los efectos de la eutrofización, en Los Alcázares.

"Es muy importante destacar el aumento de nitratos y de fósforo con los datos de las mediciones de la Rambla del Albujón, donde hemos pasado de tener 2.072 kilos de nitratos al día, a registrar incrementos de 3.000, hablamos de 5.454 kilos de nitrógeno al día", según ha detallado el portavoz del comité. "Y lo que es peor, hemos pasado de tener 2,22 kilos de fósforo, a detectar 139,22 kilos". 

Esos dos elementos son como un cóctel molotov: "La reacción del nitrógeno con el fósforo favorece el incremento del fitoplancton". Tal explosión de algas teñirá de verde el ecosistema "a mediados de abril, cuando superemos los 18 o 20 grados".

Parece inevitable una nueva 'sopa verde' en el Mar Menor, en cuanto la borrasca atlántica deje paso a los valores climatológicos habituales de la primavera, ya que en el ecosistema se ha disparado todo: el amonio, los nitratos, el fósforo, la clorofila está en 0,92 microgramos por litro; la turbidez del agua en 5,96; la salinidad en 40,33 unidades…

"La salinidad está por los suelos: esa bajada hace que al Mar Menor le cueste más remontar. La situación realmente es mala: probablemente estemos en el peor mes de marzo desde el año 2016", tal y como ha resumido, sin paños calientes, el portavoz del comité. 

Uno de los días de lluvias torrenciales registrados en la Región de Murcia que provocó arrastres al Mar Menor.

Fundación Nueva Cultura del Agua

La bióloga y directora de la Fundación Nueva Cultura del Agua, Julia Martínez, pone en cuarentena los datos ofrecidos por el Comité de Seguimiento del Mar Menor porque "no obedecen a una modelización integral" que estudie todas las aportaciones que recibe la cuenca vertiente. Es decir, que no solo se midan las ramblas y los episodios de lluvias, sino que además se incluyan los flujos difusos procedentes de la agricultura intensiva y la actividad ganadera próxima al litoral.

"El dato de la entrada de fósforo por la calima es como ver la paja en el ojo ajeno, ya que también hay fósforo acumulado en el suelo de la cuenca que es arrastrado por la lluvia y que procede de las explotaciones agrícolas y las más de 740.000 cabezas de ganado que hay en el Campo de Cartagena", tal y como recuerda la bióloga.

De hecho, un informe elaborado por diez científicos de seis entidades de investigación distintas, entre ellas la Fundación Nueva Cultura del Agua, estima que la DANA de 2019 provocó una entrada de 100 toneladas de fosfato, un dato que evidencia que la media tonelada apuntada por el Comité de Seguimiento del Mar Menor es muy inferior a lo que realmente habrán arrastrado estas lluvias de marzo.

"Sólo en el episodio de la DANA, hay una estimación de fósforo 200 veces superior a lo estimado por la entrada del polvo del Sáhara este mes", puntualiza Julia Martínez. "El Mar Menor es como un estómago empachado de nitrógeno y fósforo".

La laguna muestra su peor cara desde 2016, justo ahora, cuando el próximo martes 5 de abril, el Pleno del Congreso de los Diputados tomará en consideración la iniciativa legislativa popular para dotar a este espacio de una personalidad jurídica única en la Unión Europea.

El portavoz del Comité de Seguimiento del Mar Menor, Emilio María Dolores, reclama al Gobierno de España que autorice rebajar el nivel del Acuífero Cuaternario, tras haber crecido más de un metro durante los últimos episodios de lluvias: "Todos estamos de acuerdo en la importancia que tiene la aplicación de las medidas del Plan de Vertidos Cero que se corresponden con la extracción de agua del nivel freático [del acuífero]".

Para los técnicos de este órgano es necesario cortar la entrada de agua superficial o subterránea: "Es importante bajar el nivel freático porque todas las ramblas, como la de Miranda, siguen aflorando agua que llega contaminada al Mar Menor".

Una granja de cerdos del Campo de Cartragena.

Poner coto a las granjas de cerdos

La directora de la Fundación Nueva Cultura del Agua, Julia Martínez, considera que la hoja de ruta debe ser otra: "El objetivo es que el agua de lluvia no arrastre el nitrato y el fósforo de la agricultura intensiva y de la ganadería. El fósforo y los nitratos son los dos componentes esenciales para la eutrofización: estamos en una situación de extrema vulnerabilidad".

Por ello, la bióloga apuesta por potenciar la producción ecológica agrícola y poner coto a la ganadería, ya que en el Campo de Cartagena se están tramitando ampliaciones de granjas de cerdos.

También considera que las administraciones tienen que poner en marcha una banda renaturalizada, de 1.500 metros, en la franja del litoral marmenorense, donde no exista agricultura y ganadería.

"No hay ninguna obra civil ni hidráulica capaz de gestionar los nutrientes que arrastran las avenidas de agua, eso solo se combate con la recuperación de los humedales y con la instalación de setos, con una anchura de dos metros, en los lindes de las explotaciones agrícolas, para que generen una malla frente a la entrada de los flujos difusos", según explica de forma didáctica la científica.

La directora de la Fundación Nueva Cultura del Agua sólo coincide en un punto con el último análisis hecho por el Comité de Seguimiento del Mar Menor: habrá una 'sopa verde' esta primavera y eso podría convertirse en la antesala de otro episodio de falta de oxígeno, como el de agosto, cuando murieron 15 toneladas de especies.

Tal escenario es preocupante no solo para el ecosistema, sino para los vecinos de las localidades del litoral marmenorense, que viven de la pesca, la hostelería, el turismo y el ocio que genera este hábitat prioritario. "Este año van adelantados los niveles de clorofila, el invierno ha sido cálido y puede ocurrir antes la 'sopa verde'. A partir de abril podemos tener una explosión masiva de fitoplancton y otra crisis anóxica con mortandad masiva de especies".

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