Utilizar una u otra palabra puede cambiar por completo nuestra concepción, la visión que tenemos del mundo. Es un vehículo conductor para cambiar la realidad. Ya lo decía el filósofo Raimundo Lulio, “la palabra es el arma más poderosa”. Eso es precisamente lo que ha utilizado el Ayuntamiento de Barcelona para poner patas arriba los argumentos del racismo.
“Dejar entrar a los racistas provoca un efecto llamada”. “¿Cómo voy a ser negro si tengo amigos racistas?”. “La culpa es de los racistas, que no quieren integrarse”. Mediante estos llamativos mensajes, la nueva campaña del consistorio de la Ciudad Condal busca concienciar sobre el racismo y la xenofobia.
La creación de la campaña ha corrido a cargo de Putos Modernos, una agencia creativa, una marca comercial propia, una forma de "postpostureo", como ellos mismos dicen, una parodia de la modernidad desde la modernidad.
En realidad, ni siquiera los propios fundadores, Joan Alvares y Jorge Sandúa, tienen muy claro lo que son, pero en lo que sí destacan es por su incorrección política. “Lo que hacemos es reírnos un poco de la modernidad”, indica Alvares.
“Es más efectivo responder con humor y sátira que utilizar el odio contra el odio”, apunta Alvares
El Ayuntamiento de Barcelona llevaba tiempo queriendo trabajar con ellos, pero “tienen un estilo que no encaja con todas las campañas”, apunta Nacho Padilla, director creativo del consistorio. Sin embargo, para su campaña contra el racismo querían, afirma, trasladar un “mensaje rotundo y claro”.
El racismo es una de las principales fuentes de discriminación. En Barcelona es la principal causa de discriminación junto con la LGTBIfobia, constituyendo dos tercios de los casos anuales registrados, según señala la Oficina por la No Discriminación (OND), un proyecto pionero en España.
Y qué mejor forma de desmontar los argumentos del racismo a través de sus propias armas. Utilizando la técnica del jiu-jitsu, la campaña “coge su mensaje y le da la vuelta”, indica Padilla.
Además, si es con un toque de sátira y humor, mejor aún. Porque "es la mejor vacuna contra el odio, desarma al racismo con su propia munición”, señala Alvares.
Una campaña exitosa
Tras pocos días desde su lanzamiento, la campaña ha tenido un gran impacto y ha sido todo un éxito en las redes sociales. En Instagram, por ejemplo, ya han obtenido –en el momento en que se escriben estas líneas– más de 35.000 likes.
El secreto detrás de este éxito podría estar en el uso de mensajes cortos y directos, donde el mensaje no se ajusta a la lógica. En definitiva, descuadrar por completo al lector y que frases habituales se conviertan en algo totalmente absurdo. “La gente reconoce el mensaje porque ya ha oído eso en algún momento”, observa Padilla.
Es usar la ironía para desmantelar la idea de base, cambiando la palabra inmigrante por racista. “De repente parece bastante absurdo, aunque el argumento de base ya lo es”, señala el cofundador de Putos Modernos.
Informalidad como efectividad
No es la primera campaña institucional para concienciar sobre el racismo y la xenofobia, pero en reiteradas ocasiones el impacto de estas se ha diluido por la excesiva corrección política. "Muchas veces, lo aburrido o poco original no consigue el objetivo inicial, que no es otro que llamar a la atención, a la reflexión o a invitar al debate", apunta Alvares.
Sin duda, esta campaña abre la puerta a la incorrección política, si es que eso significa llegar a más personas. Además, “ir contra el racismo no puede ofender a nadie”, concluye Padilla.