Una semana después del inicio de la contienda, Rusia y Ucrania han conseguido llegar por fin a un primer acuerdo en la segunda ronda de negociaciones para la paz, celebrada en la localidad bielorrusa de Belovezhsskaya Puscha.
Ambos países pactaron la necesidad de establecer un alto al fuego en determinadas zonas y de abrir corredores humanitarios. Con ello, se busca la evacuación de civiles y la llegada de medicinas y alimentos a las zonas más necesitadas.
¿Qué es un corredor humanitario?
Un corredor humanitario es una ruta segura a través de la cual los civiles en peligro reciben ayuda y/o son evacuados. Son espacios seguros para facilitar la circulación de las víctimas, los convoyes y el personal humanitario.
La necesidad de estos corredores surge principalmente cuando un conflicto armado hace que los civiles no sean capaces de acceder a las necesidades básicas, como alimento, agua o medicinas.
Además, se define y se caracteriza por tener un espacio restringido, es decir, está delimitado a una zona concreta y estrecha. Esto lo distingue de los proyectos humanitarios, que se llevan a cabo dentro de un espacio mucho mayor y sin restricciones.
La primera vez que se planteó la posibilidad de poner en marcha corredores humanitarios fue a través de la Resolución 40/100 de la Asamblea General de Naciones Unidas en 1990.
Dos años después, en 1992, el Instituto Internacional de Derecho Humanitario de San Remo adoptó el documento Principios por los que se rige el derecho a la asistencia humanitaria.
En su principio 10 se recogió que “la asistencia humanitaria puede transitar, llegado el caso, por los llamados ‘corredores humanitarios’, que han de ser respetados y protegidos por las autoridades competentes de las partes concernidas y, si es necesario, bajo la autoridad de las Naciones Unidas”.
Uno de los corredores humanitarios más famosos de la historia fue el Kindertransport entre 1938 y 1940. Organizado por el Gobierno británico, permitió salvar a unos 10.000 niños –la mayoría judíos– de la Alemania nazi, Austria, Checoslovaquia, Polonia y la ciudad libre de Danzig.
¿Cómo se organiza?
Desde los años 90, los corredores humanitarios han sido generalmente negociados bajo los auspicios de la ONU. No obstante, también pueden darse a través de las negociaciones entre las partes en conflicto, como es el caso de Ucrania y Rusia.
Asimismo, puede establecerse un corredor propulsado por los propios civiles o por la imposición por parte de un actor concreto como pasó, por ejemplo, en el famoso puente aéreo establecido por las fuerzas occidentales tras el bloqueo soviético de Berlín entre 1948 y 1949.
Según el Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al Desarrollo, se han reconocido cinco límites diferentes a este derecho de paso:
En el tiempo, es decir, debe ser en un periodo de urgencia, en el que se goza del derecho a transitar durante un tiempo necesario para suministrar la ayuda necesaria para el socorro.
En el espacio, es decir, en la medida de lo posible se ha de establecer la ruta por la que se acceda más directamente al lugar del destino
Respecto al objeto, es decir, se ha de limitar a la aportación de cuidados, medicamentos, materiales de urgencia médico-quirúrgicos y alimentos.
En el ejercicio, la utilización de los corredores humanitarios no debe atentar contra la paz, el orden o la seguridad del Estado en el que se establecen.
El límite deontológico, lo que implica el respeto de la imparcialidad y la obligación de evitar los desvíos de la ayuda.
Un desastre humanitario
La invasión rusa está generando un impacto tremendo en la vida de las personas en Ucrania. Según la ONU, las bajas de civiles alcanzan las 802, con un balance de 229 muertos, 17 de ellos niños.
En solamente una semana, un millón de personas han huido de Ucrania, según datos recogidos por ACNUR.
En plena pandemia de la covid-19, los suministros sanitarios son fundamentales y ahora mismo escasean. Además, “los servicios hospitalarios básicos se ven comprometidos por los cortes de electricidad y energía, y las ambulancias que transportan a pacientes se arriesgan a quedar atrapadas en el fuego cruzado, lo que aumenta aún más los riesgos para los pacientes”, señaló la semana pasada Tedros Adhanom, director general de la Organización Mundial de Salud (OMS).