Susana Rodríguez, CEO de Cantabria Labs, y Elena Mantilla asesora de desarrollo de negocio.

Susana Rodríguez, CEO de Cantabria Labs, y Elena Mantilla asesora de desarrollo de negocio. Cedida

Historias

El bello caos del arte entra en las empresas: ¿por qué una compañía necesita un pintor además de un economista?

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El arte normalmente ha sido relegado a segunda categoría, si no llevaba añadido un valor crematístico inmediato. De hecho, pocas empresas ajenas a su circuito se han interesado por entrar en él. Con algunas excepciones, pocas compañías privadas se han centrado en ese sector como patrocinadoras, concentrándose mucho más en deportes o eventos masivos.

Merche Zubiaga, fundadora y directora del movimiento Tiempo de Arte, demostró la importancia que tiene una mente creativa en las estrategias empresariales y cómo llegan a ser agentes de cambio. Recuerda que muchos ejecutivos le dedican parte de su tiempo personal a las humanidades. Prueba de ello es que asistieron muchos empresarios a la III Jornada Internacional Tiempo de Arte.

Lo que el mundo anglosajón llama think out of the box (pensar fuera de la caja), y tan valorado en algunas empresas, es tener la capacidad de ver los problemas desde otro ángulo, desde donde nadie más lo ve. Encontrar soluciones creativas a problemas complejos. Esto, como Zubiaga dice, tiene un impacto positivo en los resultados económicos. 

Una de las particularidades del arte es que consigue la atención plena. Zubiaga explica que también "fomenta el optimismo, dignifica la tristeza y genera empatía". Y eso es algo que ella aplica como un atributo positivo también en cualquier ámbito como la política y diplomacia, relaciones personales o laborales. 

Pero la creatividad no se monetiza fácilmente, o es difícil medirlo. También por eso, desde Tiempo de Arte llaman a la colaboración público-privada como un modelo necesario. Evelio Acevedo, director del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, destacó en su discurso de inauguración de la Jornada el papel de los museos como centros de debate y transformación social, y habló del "poder transformador del arte cuando se le otorga protagonismo".  

Abadía Retuerta

Un ejemplo práctico de cómo el arte provoca un impacto positivo en el ecosistema empresarial es un pequeño monasterio a orillas del Duero. El monasterio forma parte de la empresa Abadía Retuerta, un destino que auna hotel y bodega, cuyo director, Enrique Valero, contó a ENCLAVE ODS | El Español cómo ellos han querido incluir el arte, la sostenibilidad y el bien estar en la gestión convencional

Abadía Retuerta guarda un patrimonio histórico que ha visto el cambio de los últimos nueve siglos. Su plan se concreta en cuatro pilares: la conservación de un patrimonio de artistas con reconocimiento como Miró o Wardi, la organización de residencias de artistas, la colaboración en eventos artísticos y algunas pequeñas compras. 

En total, recuenta Valero, tienen 40 iniciativas y organizan 6 talleres entre 2024 y 2025. "Somos más conscientes que nunca de los beneficios que tiene impulsar nuestras estrategias de negocio a través de acciones artísticas y culturales, consolidando el destino internacionalmente en torno al arte, la cultura, el patrimonio y la sostenibilidad", comentó.

Rumor de límites V de Chillida está expuesto en Abadía Retuerta

Rumor de límites V de Chillida está expuesto en Abadía Retuerta Cedida

Eso se refleja también en la tasa de rotación del personal y el problema del absentismo laboral, que también resaltaba Zubiaga como uno de los desafíos de las empresas. Abadía Retuerta tiene un índice de rotación de personal de 14 puntos porcentuales por debajo de la media, en un sector como la hostelería que se caracteriza por su temporalidad. 

Dormir con Chillida o Miró

Esta es la prueba de que el arte se puede introducir en los ecosistemas empresariales y tener buenos resultados, no solo de forma intangible sino con números muy sólidos. El éxito de Abadía Retuerta no radica solo en que los en los huéspedes puedan dormir con Chllida o Miró, o con siglos de historia entre sus paredes, es que la empresa sigue una política humanista.

Esto también se percibe en el entorno, en las hectáreas de alrededor naturalizadas, y en las comunidades cercanas que se benefician de la atracción de este negocio en la comarca. Demuestra que el arte y la cultura no son un lujo para las empresas, sino una necesidad estratégica. Integrar estas disciplinas en los procesos empresariales no solo enriquece a las organizaciones, sino que también transforma sociedades.