Las empresas de combustibles fósiles están llevando a cabo "una masiva campaña de desinformación y confusión" para que los países ralenticen la adopción de energía renovable y la velocidad con la que "se alejan" de una economía intensiva en carbono, según ha advertido la ONU.
Selwin Hart, secretario general adjunto de Naciones Unidas, ha dicho que la industria de los combustibles fósiles estaba fomentando la idea de una "reacción" mundial contra las medidas climáticas, en un esfuerzo por persuadir a los líderes mundiales de que retrasaran las políticas de reducción de emisiones.
La percepción entre muchos observadores políticos de un rechazo a las políticas climáticas era resultado de esta campaña, en lugar de reflejar la realidad de lo que piensa la gente, ha añadido.
"Existe una narrativa predominante –y gran parte de ella está impulsada por la industria de los combustibles fósiles y sus facilitadores– de que la acción climática es demasiado difícil y demasiado cara", ha afirmado, según adelanta The Guardian.
"Es absolutamente fundamental que los líderes, y todos nosotros, contraataquemos y expliquemos a la gente el valor de la acción climática, pero también las consecuencias de la inacción climática".
Encuesta mundial
Contrastó la percepción de una reacción negativa con los resultados de la mayor encuesta jamás realizada sobre el clima, 'El Voto Climático de la Gente 2024', que descubrió que el 72% de las personas en todo el mundo apoyan medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Esa gran mayoría apoya una "transición rápida" para alejarse de los combustibles fósiles, incluidas las mayorías en los países que producen más carbón, petróleo y gas. Los partidos y planes verdes pueden haber sufrido reveses en algunas partes del mundo, dijo, pero en otras han ganado escaños y han visto políticas que alguna vez se habrían considerado radicales ingresar a la corriente principal.
"A pesar de todo lo que vemos [en forma de fenómenos meteorológicos extremos], todavía no vemos el nivel de ambición o acción que el mundo necesita desesperadamente".
Los gobiernos deben tomar nota, dijo Hart, quien actúa como asesor especial sobre clima del secretario general de la ONU, António Guterres. "Esto debería alertar a los líderes políticos: aquellos que son ambiciosos no solo están del lado correcto de la historia, también están del lado de su gente".
"El clima parece estar bajando en la lista de prioridades de los líderes, pero realmente necesitamos que los líderes ahora demuestren la máxima ambición", ha recordado. "Y necesitamos la máxima cooperación. Lamentablemente, no estamos viendo eso en este momento".
Advirtió que las consecuencias de la inacción se están sintiendo tanto en los países ricos como en los pobres. En Estados Unidos, a miles de personas les resulta cada vez más imposible asegurar sus viviendas, a medida que empeoran los fenómenos meteorológicos extremos.
"Esto se debe directamente a la crisis climática y al uso de combustibles fósiles, la gente común está teniendo que pagar el precio de una crisis climática mientras que la industria de los combustibles fósiles sigue cosechando beneficios excesivos y sigue recibiendo enormes ayudas públicas".
Renovables y justicia social
El responsable de Naciones Unidas ha querido contraponer esta situación con la de las energías renovables. "Estas tecnologías están más baratas que nunca y el ritmo de la transición energética se está acelerando".
Según Hart, los gobiernos también deberían asegurarse de que sus políticas climáticas no impongan cargas injustas a quienes tienen bajos ingresos, ya que unas medidas mal diseñadas podrían perjudicar a los pobres.
"Cada país tendrá que asegurarse de que su transición esté bien planificada para minimizar el impacto en las personas y las poblaciones vulnerables, porque gran parte de la llamada resistencia surge cuando existe la percepción de que los costos que recaen sobre las personas pobres y vulnerables se están sintiendo de manera desproporcionada”, afirmó.
Por ese motivo, la ONU está pidiendo nuevos planes nacionales sobre las reducciones de emisiones requeridas en virtud del Acuerdo de París de 2015, en los que los gobiernos deben establecer claramente no sólo sus objetivos sino también cómo se alcanzarán a través de políticas y cuáles son los impactos probables.
Los nuevos planes nacionales, llamados contribuciones determinadas a nivel nacional (CDN), deberían ser "lo más consultivos posible para que segmentos enteros de la sociedad –jóvenes, mujeres, niños, trabajadores– puedan aportar su perspectiva sobre cómo debe planificarse y gestionarse bien la transición, y cómo se financiará", ha puntualizado.
"A pesar de todo lo que vemos [en forma de fenómenos meteorológicos extremos], todavía no vemos el nivel de ambición o acción que el mundo necesita desesperadamente".