Este pasado fin de semana, los bañistas, visitantes y vecinos que pasaban una tarde de playa en La Manga, se vieron sorprendidos por uno de los ejemplares más impresionantes del planeta, la ballena rorcual, el segundo animal más grande del mundo, nadando tranquilamente por la costa.
Fue avistado frente a las costas de La Manga del Mar Menor y Cabo de Palos, a poca distancia del litoral. La distancia de la playa era a tan solo unos metros de distancia, por lo que quienes pasaban por la zona pudieron ver cómo el animal hacía su ruta migratoria y salía a la superficie para respirar.
Con el fin de ver mejor al animal, lanchas, embarcaciones y algunos buceadores siguieron al ejemplar, un suceso que ha enfadado a algunos usuarios en redes como X (antes Twitter). Seguir a un cetáceo como la ballena rorcual es peligroso tanto para los animales como para las embarcaciones. El seguimiento constante a esta especie puede causar estrés y alterar sus comportamientos naturales.
Las ballenas rorcuales animales de hábitos migratorios, que se desplazan a lo largo de vastas distancias entre sus áreas de alimentación y reproducción. Un comportamiento que puede explicar el avistamiento del animal tan cerca de la costa, ya que puede estar relacionada con una ruta migratoria.
Este tipo de ejemplares pueden desviarse o acercarse a la costa durante sus desplazamientos en busca de alimento o al seguir corrientes específicas. La presencia de una alta concentración de alimento, como kril y pequeños peces, podría haber atraído al rorcual a estas aguas. Además, las condiciones oceanográficas de la zona, como corrientes marinas y temperaturas del agua, también pueden influir en su presencia, creando un ambiente favorable para sus presas.
El segundo animal más grande del mundo
La ballena rorcual, conocida científicamente como Balaenoptera physalus, es el segundo animal más grande del planeta, superada solo por la ballena azul. Estos majestuosos cetáceos pueden alcanzar longitudes de hasta 27 metros y pesar alrededor de 70 toneladas.
Se caracterizan por su cuerpo alargado y esbelto, con una coloración que combina tonos de gris oscuro en la parte superior y blanco en la parte inferior, lo que les proporciona un camuflaje efectivo en el agua. Una de las características más distintivas es la presencia de una serie de surcos longitudinales o pliegues en su garganta y vientre, que les permiten expandir su boca al alimentarse.
A pesar de su gran tamaño, las ballenas rorcuales son ágiles y rápidas, capaces de alcanzar velocidades de hasta 40 kilómetros por hora. Son animales sociales que a menudo se encuentran en pequeños grupos; sin embargo, se pueden ver en solitario o en asociaciones más grandes, dependiendo de la disponibilidad de alimento y las condiciones del entorno. Tienen una esperanza de vida de aproximadamente 80 a 90 años, aunque algunos individuos pueden vivir más tiempo.
A lo largo de la historia, las ballenas rorcuales han sido cazadas intensivamente por sus aceites, carne y barbas, lo que ha llevado a una disminución significativa de su población en el pasado. Afortunadamente, gracias a las moratorias sobre la caza comercial de ballenas y los esfuerzos de conservación, sus números han mostrado cierta recuperación. Sin embargo, siguen enfrentando amenazas como la contaminación marina, la colisión con barcos y los efectos del cambio climático.
Durante el verano, se congregan en aguas ricas en nutrientes, como las del Atlántico Norte, el Pacífico norte, y alrededor de la Antártida, donde se alimentan de kril, plancton y pequeños peces mediante un método de filtrado conocido como alimentación por embestida. Con la llegada del invierno, migran hacia aguas más cálidas para reproducirse y dar a luz.
Las rutas migratorias varían según la población específica de rorcuales. En el Atlántico Norte, por ejemplo, las ballenas pueden desplazarse desde áreas como Islandia y Noruega hasta las aguas más cálidas del Mediterráneo o el golfo de México.
Estos movimientos están influenciados por factores como la disponibilidad de alimento, las corrientes oceánicas y las condiciones climáticas. Las ballenas rorcuales son expertas navegantes y utilizan una combinación de señales ambientales y posiblemente magnéticas para orientarse a través de sus vastas travesías oceánicas.